Capítulo 19: "El Juego de la Confianza"

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—No te puede tocar Yazlyn. No tiene permitido ese placer —su voz sonó imperturbable, me sostuvo el rostro mientras me miraba seriamente, esperando una respuesta. Asiento, lo creo muy capaz de buscar excusas para hacerlo —. Prometo no acabar con su vida, mientras la idea de acercarse a ti no exista en sus pensamientos.

Ahí están, esas palabras no me sirven.

—¿Cómo vas a saber eso? No puedes leer mentes, puedes simplemente creerlo y lastimarlo si te da la gana —confronto.

—Créeme pequeño, lo sabré. Lo puedo oler fácilmente —cada día me convenzo más que es una especie de perro ¿Qué otro animal puede percibir los olores de esa forma?

—Te juro con mi vida que ya no me interesa de esa forma. Pero no te basta con tener mi palabra ¿Cierto?

Ni siquiera respondió. Me soltó la cara y me sostuvo por la cintura sacandome un suspiro de placer.

—Tu padre viene —el idiota susurro y señaló la puerta trasera de la casa, que está bajo mi ventana.

—¿Qué hacen tan temprano fuera? —el sol apenas asoma, supongo que deben ser como las seis de la mañana, hora de levantarse habitual para Yuri. Parece muy sorprendido de vernos afuera.

—Buen día. Le pedí a su hija que me mostrara el jardín al amanecer. Es para mi, habitual despertar con el sol —ahora que lo pienso, lo he visto dormir muy pocas veces.

—Buen día Yuri —saludo y le doy un abrazo —. Al idiota le gusta madrugar —sigo su mentira. La cara de Yuri parece confundida.

Mierda.

Le dije idiota.

Busco ayuda del idiota con la mirada. Él es bueno mintiendo e inventando. Está sonriendo divertido.

—Debo decir que la forma cariñosa de su hija de llamarme es por decirlo menos, curiosa —su sonrisa cínica me molesta, enmarco claramente su sarcasmo en la palabra cariñosa.

—Me alegra ver que existe alguien capaz de sacar de la cama temprano a esta niña. No creí tener vida suficiente para ver eso —mi padre decide ignorar mi error y nos guía dentro de la cocina.

Tengo que hacer el desayuno para Andrei, se lo prometí. Solo debo mantenerme serena y evitar su toque habitual, no debería eso sorprender a nadie, si veo a mi novio actuando muy cómodo con su ex frente a mí sería raro. Ellos entenderán eso al tener aquí a mi prometido.

Alekséi

La luz del sol se filtraba a través de las cortinas, proyectando patrones dorados en la habitación donde Yazlyn estaba sentada con su familia. Observaba cada movimiento de ella, desde la forma en que reía al escuchar una broma de su hermana, hasta la dulzura de su voz mientras discutía sobre cualquier cosa trivial. Mi pecho se retorcía con una mezcla de emoción e incertidumbre. Ella no había hecho nada para ganarme de mi este sentimiento tan profundo, tan visceral, que ahora es mi único propósito.

En un rincón profundo de mi mente, una voz oscura y posesiva susurraba que debía protegerla de cualquier cosa que pudiera amenazar su felicidad y alejarla de mi lado. La idea de Andrei, con su mirada suave y su trato amistoso, provocaba un fuego oscuro en mi pecho. No podía evitar pensar en cómo sus ojos la miraban, cómo sus manos la tocaron ayer y como hoy intenta tocarla con una familiaridad que sólo debería ser mía.

Ella trata de que no se note, pero resulta evidente que evita su toque tratando de ser amable, sin desear herirlo. Lo que me resulta aún más molesto. Peor aún cuando le hizo el desayuno olvidando mi existencia y, aunque nos sirvió lo que preparo a todos, saltó a la vista que lo hizo para él.

El Dulce Sabor de la Perversión (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora