Por alguna razón, cuando me recorrió con la mirada, desde la cabeza a los pies, tardando, especialmente en mi cabello, mi instinto me hizo retroceder. Casi salí de la habitación.
Estudia mi reacción, sus ojos se tornan más oscuros y profundos mientras se pasa la lengua por los labios muy sutilmente, tanto, que en otra ocasión ni lo hubiese notado, pero la tensión que se había levantado entre nosotros por un simple cambio en su mirada, me hicieron super conciente de sus acciones. O simplemente, la suma de todas las veces que lo había dejado meterse dentro de mi, me hicieron conocer cuándo quería hacerlo; y yo esperaba idiota y pacientemente a sus acciones para entregarme en bandeja de plata y por eso no salí de la habitación a pesar de que mi cabeza me gritara que lo hiciera.
—Aquí —con su voz, más ronca de lo usual, señaló con la mirada y la mano ligeramente alzada el piso frente a él. No me moví. En cambio, trague saliva suavemente ¿Por qué de pronto parece salvaje? —. Pequeño infierno —suspire pesadamente, es habitual que me llame así, pero en estos contextos me resulta demasiado… satisfactorio. Suena como una orden, una que no quiere repetir —. Ven aquí y cierra la puerta si no deseas que tu familia nos vea. No tengo reproches si es lo que deseas —estoy segura de que mi corazón está apunto de salir de mi pecho.
Su mirada, pronto empezó a colorearse de carmesí. Mi cuerpo simplemente empezó a caminar, muy despacio hacia el lugar que había señalado, sin cerrar la puerta. Mierda, no quiero que me vean, pero mi cuerpo no hace otra cosa que no sea acercarse a él.
—Estás actuando como una presa pequeño —susurra, cuando estoy lo suficientemente cerca, que fue pronto porque mi habitación es relativamente pequeña —. Mi presa —su mano recorrió suavemente un mechón de mi cabello húmedo, y lo hizo a un lado para dejar mi cuello expuesto — Este olor me arruina tu aroma en este momento.
Mi cuerpo se estremeció cuando sentí sus labios rozar con la piel encima de mi clavícula. Su lengua húmeda se deslizó sobre la piel hasta llegar a la parte bajo mi oreja. Estoy húmeda.
Lo escuche inhalar por su nariz y pegar más su labios a mi piel con la intención de abrir la boca.
—La puerta —logré articular casi en un susurro; con lo último de razón que me quedaba, cuando sentí sus dientes filosos empezar a clavarse en mi. Ni siquiera note cuando había cerrado los ojos.ni siquiera note cuando había cerrado los ojos. No paro su acción, pero oí la puerta cerrarse. Ladee la cabeza, dándole más acceso, sin siquiera preguntarme como lo hizo.
Gemí apretando mis muslos cuando lo sentí succionar. Gracias a Dios me sostuvo antes de caer al piso. Sus fuertes manos me levantaron dejándome a su altura, pero lejos del piso. Con una mano sobre la parte baja de mi nuca y la otra pegando mi cadera a su pelvis, parecía querer fundir nuestros cuerpos.
Después de lo que me pareció, demasiado poco tiempo de placer absoluto, me dejó el cuello libre. Pero enseguida, me acomodo sobre su cuello, dándome todo el acceso posible. Sin abrir los ojos, me dejé llevar por lo que mi cuerpo quería.
Abrí mi boca y pase la lengua por la curva de su cuello. Clave mis dientes lentamente, ni siquiera me importaba demasiado que mis dientes parecieran ser los de un animal cuando lo mordía. Jadee cuando sentí la sangre en mis labios, lengua y garganta; recorriendo mi cuerpo, sintiendo el estímulo a miles de años luz de la reacción de un cuerpo a la heroína. Él gruñó vibrando desde su garganta, y este sonido magistral parece recorrernos el cuerpo haciéndome hipersensible al vínculo que tienen nuestros cuerpos.
Con fuerza que no sé de dónde, lo empujo y terminamos en la cama. Se recostó sobre su espalda dejándome sobre él, con ambas piernas a sus costados. Mi cuerpo me pedía mucho más que su sangre. Su sangre, carne y toque parecían ser lo único que motivaba mi cuerpo en ese momento. Sentí su miembro duro bajo mis caderas y las movi, restregandome sobre el.
ESTÁS LEYENDO
El Dulce Sabor de la Perversión (En edición)
FantasyYazlyn ha sobrevivido a las sombras de su pasado, sin saber que el mayor peligro está en los brazos de quien dice amarla; de la oscuridad que lleva dentro y que arde por ella. "Un deseo ardiente se apoderó de mí, inundando cada fibra de mi ser con...