El humo del cigarro se alzaba en densas espirales blancas que luego eran arrastradas por la brisa.
Tenía los brazos cruzados tras de su nuca y la mirada fija en las esponjosas nubes de formas irregulares que, perezosas, avanzaban por la inmensidad del firmamento.
El cielo estaba completamente despejado, profundamente azul y gratamente calmo, como su estado de ánimo actual. Que bien se estaba en el prado, lejos del bullicio de la aldea, de los gritos de los niños, de las voces de los civiles y de todo el ajetreo matutino. De serle posible, se quedaría allí, tumbado indefinidamente, viendo avanzar las nubes sobre él, difuminarse los colores del horizonte y presenciar hasta el mínimo cambio solar y astral. Sin embargo tenía cosas pendientes por hacer y no debía demorarse.
Se había incorporado a medias cuando divisó la difusa silueta naranja abrirse paso por la hierba alta, su indumentaria a juego con los girasoles erguidos en derredor.
Una pizca de ceniza le cayó en el brazo a causa de su repentino atolondramiento al observarle. El dolor fue efímero, tan fugaz que Shikamaru apenas si tuvo tiempo de sentirlo. Una quemadura leve, insignificante. Arrugó el ceño y se sacudió el residuo polvoriento antes de apagar el cigarro contra el mechero de plata.
Un radiante Naruto se había puesto de cuclillas frente a él para verlo con aquella mirada, azul como el hielo, pero cálida como el fuego. La sonrisa fue subiendo a sus labios, natural y expresiva, llena de un jubilo arrollador que casi le hace caer de espaldas. No entendía la razón de semejante escrutinio, en apariencia angelical, que le robaba el aliento.
Sin pretenderlo, su mente empezó a calibrar posibilidades a gran velocidad. Que Naruto se encontrara precisamente en el prado solo podía significar una cosa.
Que le estaba buscando.
A él.
Exclusivamente a él.
Se rascó la mejilla y miró hacia un lado.
—¿No deberías estar entrenando?— quiso desviar su excitación, encauzarla hacia un supuesto para no quedar en evidencia.
Una risa alegre y jocosa reverberó en el prado segundos antes de que Naruto se tumbara a su lado.
—El día que llegué cenabas con Ino— Shikamaru le vio esbozar nuevamente una sonrisa felina que amenazaba con desarmar su relajada fachada. Asintió a lo dicho, sin meditarlo en realidad—. El otro día te vi salir de la casa de Kurenai sensei y esta mañana estabas hablando con Temari en la torre Hokage.
—¿Ah?— parpadeó desconcertado por sus palabras. No veía el hilo conductor tras ello, estaba demasiado embelesado al descubrirse observado por Naruto.
¿Acaso lo había estado siguiendo esos días?
Shikamaru no recordaba haberle visto en ninguno de los sitios anteriormente citados. Lo que era más, Naruto sabía donde encontrarle fácilmente pues no llevaba más de veinte minutos tendido sobre el césped.
El asunto lo desconcertaba al grado de acelerar sus latidos.
—Quiero decir, que eres muy popular con las chicas— Naruto lo miraba atento desde abajo. Sus pestañas proyectando una fina sombra bajo sus ojos. Shikamaru se sentía tentado a tocar su rostro, pero su dominio salió a relucir a tiempo y sacudió la cabeza en una firme negativa.
—No es lo que imaginas— Intentó aclarar—. Voy a casa de Kurenai casi a diario desde la muerte de Asuma. Ino solo es mi amiga y Temari es nuestra aliada. La quinta piensa que hacemos buen equipo y pretende que evaluemos en conjunto a los shinobis que se inscriban en los exámenes Chunnin.
Había hablado de carrerilla para explicarse. Una completa idiotez. Naruto había reído de nuevo, seguramente a causa de las explicaciones no solicitadas.
Sin saber la razón, Shikamaru se descubrió ruborizandose.
—Ino y Temari no parecen verte de ese modo, de veras.
Shikamaru exhaló, sin comprender aquella indirecta.
—Quería pedirte un favor.
Esta vez las palabras de Naruto consiguieron despertar por completo su dispersa atención. Shikamaru lo vio a los ojos.
—Ayúdame a conseguir una cita con Sakura chan.
Fue como recibir un puñetazo en pleno rostro. Una sensación similar se expandió por su estómago.
Debió anticiparlo.
Tenues líneas se dibujaron en su entrecejo. Ahora que Sasuke no estaba, había supuesto que Naruto no estaría interesado en nadie más, pero de pronto se encontraba con esto.
—¿Cómo pretendes exactamente que te ayude, Naruto?— Estúpido. Era un tonto incoherente por siquiera preguntárselo.
Rapidamente Naruto cambió de postura, quedando hincado frente a él y con las manos unidas en son de súplica.
—Enséñame a seducirla. Quiero que ella me vea como Ino y Temari te ven a ti.
Problemática, eso era la situación. Y no obstante, ante aquella sonrisa cándida, Shikamaru no pudo negarse.
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Intenciones ocultas.
FanfictionNaruto quiere saber cómo Shikamaru tiene tanta atención femenina. [ShikaNaru]