|Capítulo 4|

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Enzo Vitale

1 mes y medio después

Despierto un poco temprano, y lo mejor que se me ocurre para empezar la jornada es lamentarme recordando a Cristal... excelente empezar, cavilo con ironía. Observo fijamente unas series de postales, las cuales ella me enviaba, redactadas con su magistral caligrafía.

Disfrutando del pintoresco pueblo Vernazza.

Enamórate nuevamente y revive recuerdos apacibles.

Con amor, para mi italiano meloso.

La fotografía es del puerto costero de Vernazza, uno de mis lugares favoritos de mi país de origen por múltiples razones, sin embargo, los motivos predilectos tienen que ver con relación a mi familia y Cristal. Con mis padres e hermanos pasábamos el fin de semana de visita en los pueblos, los que regocijábamos más en eran Portofino, Positano, Corricella, Varenna, Orvieto y Vernazza, por sus pasajes, costas, calles coloridas entre demás motivos, pero solo Vernazza era la especial para mí, allí conocí a quien me aferre compartiría mis emociones, mis dolores, sueños, vivencias.

Recuerdo como sucedió.

Por mi cuenta decidí separarme de mi familia a explorar, portaba la cámara que me regalo mi tío en mi cumpleaños número 14. Caminaba por la vegetación del lugar, era un escenario esplendido, la naturaleza del sitio era algo que maravillaba la vista. No lo pensé 2 veces para empezar a fotografiar mi alrededor, posteriormente las imprimiría para colgar en el álbum familiar los viajes efectuados.

Además de seguro le ganaré a Cara y Donato con las mejores fotos del paisaje, es una competencia fraternal inculcada por nuestros padre con fines de incentivarnos el amor por la naturaleza y el arte de capturar como pasatiempo, de ese modo no nos enfrascamos tanto en los celulares.

Un pájaro en particular llamó mi atención, contenía matices azules con amarillo distribuidos en diferentes zonas de su pelaje, sin desaprovechar tiempo comencé a grabarlo en mi lente, refunfuñé cuando se alejó, decidí seguirlo quería más fotos del exótico pájaro. Camine unos centímetros, medio me sorprendí al ver un jardín trasero lleno de orquídeas bien cuidadas. No obstante, no fue aquel hecho de ver el jardín, de ver al ave junto... a una preciosa chica.

Dulce, frágil, delicada, hermosa y encantadora, era como la describía en ese instante.

Jugaba entretenida con una manguera y el pájaro, llevaba un vestido de estampado floreado largo... mire mi cámara luego a ella, de acuerdo esto será muy acosador de mi parte. Le tome unas cuantas fotos mientras permanecía oculto debido a unos árboles frondosos, por un hueco me permitía verla con claridad y obtener una captura de la bella chica.

—¡Oye! ¿Quién eres y porque me tomas fotos sin permiso? —su voz es fresca, pero no es momento de detenerme a procesar su tono, doy vida a mis pies.

¡Dio! Aquello me paso por idiota, se me ocurrió la novedosa idea de tomarle fotos, cuán acosador en serie.

—¡Detente! ¡Espera! —corro sin importar nada. Casi llegando a la ruta por donde deje a mi familia, tropiezo, mi cámara sale volando de mis manos, complementando mi desliz me ensucio de lodo mi camiseta blanca.

Definitivamente mi madre me asesinara.

—Dios, Corres demasiado rápido, fisgón... —consigo levantarme sin resbalar por el fango.

Enzo Vitale |Vitale 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora