|Capítulo 6|

569 52 5
                                    

Marie Harrison

Mi respiración se acelera, un sabor amargo recorre mi paladar. Señal de la sensación del sentimiento de aprensión adhiriéndose a mí. Siento como mi pecho sube y baja, ver a esa descarada mujer con mi hijo, presumirlo al frente mío como si fuera suyo, oprime mi corazón induciendo un estridente dolor. Ella me observa con aires de grandeza. Sosteniendo a mi hijo como si de un premio se trata. Es lógico no buscan a mi hijo por cariño, más bien por un beneficio, probablemente esa mujer será lucrada si aparenta ser algo, lo cual no se le ve en su naturaleza: ser madre. Dereck se dejó en evidencia sobre sus intereses de poderío al decir, que lo nombrará presidente de la empresa de su familia si tiene un hijo, por ello no les importar a quien lastimen con sus acciones egoísta.

—Dereck, cariño, ¿Qué te sucedió en el rostro? —pregunta la mujer esa, mientras se acerca al infeliz de su esposo.

—Nada importante, tropecé. ¿Por qué saliste con nuestro hijo? No se supone, que él estaría en su cuarto descansando —interrumpo su conversación, en la cual Dereck denomina a mi cielo como hijo de esa estúpida mujer, con el fin de hacerme sentir mal o peor.

—¡¿Por qué demonios esa mujer carga a mi hijo?! —reclamo mirando con rabia a Dereck. Él se encamina a las rejas de donde estoy parada a una distancia prudente, por seguridad.

—Porque es su madre —expresa como si nada al llegar. Cierro los ojos por breves segundos, me afectan en mal manera aquellas palabras, no obstante, debo controlar mis emociones de dolencia.

Respiro hondo.

—Ábreme, voy a llevarme a mi hijo... —su ridícula esposa se sitúa a su lado. Contengo mis ganas de vociferar miles de maldiciones en su contra. Me contengo por Matteo. Jamás he dicho una grosería en su presencia —. Por favor solo dame a mi hijo y me iré sin problemas —odio rogarle al miserable de Dereck, pero no proveo de muchas opciones en este instante. Por el momento él tiene poder sobre mí, solo por mi cielo empleo la suplica, por mi pequeño tesoro me humillo ante su "padre", por mi Matt obviare la bofetada de Dereck Clark. Estoy vulnerable sin Matteo, por ello cualquier fragmento de fortaleza que demostraba frente a Dereck se extinguió.

—¡Marie acaba de lárgate! —Dice iracundo—. No entiende no lo daré y, es mi última palabra, ahora fuera de mi mansión, tu presencia estorba... —con cierta dificultad para caminar por el golpe de mi rodilla acerco un poco mi cuerpo a las rejas, también temerosa de que a Dereck le dé por activar el mecanismo de seguridad.

—Te lo suplico devuelve a mi hijo, no tienes por qué hacer esto —sollozo, rompiéndose un poco mi voz dolida —. Arrebataste lo poco que poseía cuando me diste la espalda, Matteo fue lo único positivo en todo el desastre que causaste en mi vida por tus juegos. Por favor dame a mi cielo, no ganas nada produciendo más daño en mi... por favor ábreme, déjame llevarme a Matt —Dereck blanquea los ojos, con mi discurso no intento conmoverlo, antes de responder por cuenta de él, su estúpida esposa contesta.

—Comprende este niño ya no es tuyo, ahora su mamá soy yo. Tú fuiste la gestante, una intermediaria, y nada más... me ahórrate la intervención de dar a luz.

—¡Cállate! No hablo contigo, el problema es de Dereck y mío, ¡no es de tu incumbencia! —Mi vista se enfoca en mi cielo. Se comienza a remover emitiendo sonidos, conozco ese sonido es de incomodidad, quiere salir los brazos de esa mujer —. Suelta a mi hijo, no se siente cómodo contigo ¡suéltalo!

Matteo rompe en llanto descontrolado, y la mujer esa no hace la intención ni siquiera de calmarlo. Impotencia me envuelve, junto con el sufrimiento de no poder calmar a mi cielo, esta sensación es opresiva detesto sentirla, y estar a unos pasos sin poder sosegar nada por una barrera.

Enzo Vitale |Vitale 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora