|Capítulo 17|

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Marie Harrison

Aspiro el aroma de mi cielo, dejo un sonoro beso en su cabeza. Sus ojos reflejos de los míos me divisan con contentura, no lo expresa con palabras, sus caricias tiernas de sus delicadas manitos, sus besos en mi mejilla, conjunto con sus saltitos eufóricos, bastan para saber que me necesitaba de vuelta. Su ternura es mi refugio, sus gestos revelan un amor puro y sin palabras.

—Mi pequeña felicidad, te amo tanto —esas palabras son un matraz, no paro, tampoco quiero detenerme de decirlas, a cada tanto me urge exteriorizar mi amor por Matt. Los días de su ausencia forzada fueron martirizante, todo trascurrió con lentitud agonizante, pareció un siglo.

Gracias, Enzo, mil veces gracias.

Él no tenía ninguna obligación para hacer todo esto, todavía yo soy una desconocida en su vida, igual invirtió su tiempo en devolverme a mi cielo desinteresadamente, se casó conmigo para ayudarme a pelear a Matt. Qué forma tan perfecta de hacerme sentir especial, aunque una parte de mí no lo quiera creer. ¿Enzo Vitale es real? Pues sí, gracias a su acción, mi fe por las personas de su estatus no se marcha. Qué forma tan perfecta de hacerme sentir especial, aunque una parte de mí no lo quiera creer.

Alicia toca la puerta, entra con una sonrisa triste.

—¿Enserio se van? ¿Me dejarán solita? —palmeo el lado opuesto de mi cama, ella me entiende, se recuesta dándome el frente.

—Toca irme, es por el bien de Matt —digo con pesar, mis planes eran distante, de todo el desorden que Dereck ha causado, en poco tiempo ha pasado demasiado. Estoy casada con mi jefe, estoy a punto de enfrentar un juicio, ni hablar de lo descontrolada que está mi estabilidad —. Los servicios sociales van a rondar, el papel de casada debe dar marcha.

—Odio esté episodio revuelto de estrés, ese hombre jodio tu tranquila, otra vez...

—No quiero pensar en Dereck, bueno si para su dislocación de hombro, bien merecida, sí —Alicia ríe de forma malvada. Lo último que debería es una punzada de satisfacción antes su dolor, aunque luego me vienen el eco de sus burlas, insultos y agresiones, todo el remordimiento se escabulle.

—Ojalá hubiera sido doble lesión, tu esposo es mi héroe, donde lo vea lo beso —yo misma si fuera un tanto más valiente.

Dios,¿qué clases de pensamientos son esos Marie?

Ali suspira viendo a mi cielo, el señorito está entretenido con el cabello de su tía —. Tienes la obligación de tráeme a mi príncipe. —Asiento.

—No estés triste, Ali, vendremos a visitarte, supongo, Enzo no tendrá algún problema en que vayas al Penthouse.

—Avisa en un horario en el cual no me toparé con su hermana —suelta con disgusto en su voz. Mis labios se curvan con ligereza hacia abajo, no comprendía el motivo de la adversión de Alicia a mi cuñada. Hale su brazo con delicadeza para incorporarnos a ambas en la cama. Matteo protestó por retirarle su distracción, lo tomé y empecé arrullarlo.

—¿Cuál es el problema con ella? —Alicia, agachada la cabeza, muerde su labio con nerviosismo —. Amiga, levanta la cabeza, y dime, para intentar comprenderte.

—Esa mujer es la que Christian se muere de amor. Como no, si esa señorita de alta sociedad, tiene todo para parecer una deidad delante de sus ojos, millonaria, hermosa, exitosa, tienes que verlo, cuando se habla de ella, o la ve llegar, todo su rostro se ilumina. Y sí, soy una ridícula de las grandes, más cuando Christian no es nada mío, aparte de mi jefe...

Con cuidado él evito que mi cara no sea muy expresiva con mis gestos, mostrar pena solo hará sentir mal a Ali.

—Yo... a ver, Alicia. No entiendo el porqué te enamoraste de ese hombre, en especial si tomamos en consideración su trato conmigo —bufo.

Enzo Vitale |Vitale 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora