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«¡No, no otra vez!».

Nos tuvimos que separar de ese beso porque escuchamos muchos gritos y está vez venían de la cafetería. Nos miramos a los ojos muy nerviosos, sonrientes. Ella seguía confundida como si no esperará esa acción y es que ni siquiera yo lo era consciente pero jamás me podría arrepentir. No quería separarme de sus labios pero desafortunadamente los gritos no cesaron por lo que apresurados salimos de los lockers.

Al llegar a la cafetería ya sabíamos que Simón seguía intentando sacarle información a Luna. Ella seguía reacia a darle alguna. Nos fuimos acercando cuando la tomó por lo brazos y con los ojos llenos de furia insistió una vez más. Pero ni eso hizo cambiar de opción a Luna que persistía en su mentira hasta que él uso la única carta que tenía a su favor: Ethan.

—No, por favor —rogó con nerviosismo y lágrimas en los ojos al verse en evidencia—. Simon, te dire la verdad.

—Bien, te escucho —cedió el guitarrista un poco más calmado pero la mujer mexicana volvió a llamarse a silencio—. ¡Habla!

—Pará, Simón —exclamó Ámbar poniéndose al lado de su prima para abrazarla por los hombros—. Lunita, tienes que decirnos donde...

Sus ojos se dilataron por las ganas de llorar.

—¿Dónde está Nina, Luna? —completé, no lo hice ni con amabilidad ni con interés.

—Él se la llevó, tenía un arma Simón y me asuste mucho —suplicó mirando los ojos furiosos del guitarrista que ya tenía apretando los puños—. Estábamos en el parque discutiendo sobre Ethan cuando nos tomó desprevenidas.

—¿Dónde se la llevó? —respiró profundo.

—La subió a un auto y a mi me amenazó con que si le decía a alguien me mataría —sus lágrimas cayeron por ambas mejillas por lo que se abrazó fuerte con su prima—. Después que se fueron yo me vine desesperada al Roller y eso es todo lo que sé, lo juro.

—Volviste a dejarla sola, ¿qué este también es un plan tuyo? —inquirió seguro el guitarrista.

—¿Qué? —exclamamos Ámbar y yo. Ella se separó de golpe de Luna.

—Que tú querida prima le pagó a ese imbécil para que le haga una broma que la terminará asustando a Nina pero esa broma no fue la que ella creyó que haría —explicó el guitarrista con mucha bronca.

—¡Me amenazó con un arma! —gritó desesperada porque su «gran amigo» no creía nada de sus palabras.

—Le pagaste para que abusara de ella, eso no se le hace ni a su peor enemigo —continuó el guitarrista con mucha pena mientras que nosotros no salíamos del asombro—. Matteo, llama a la policía.

—¿Y tú qué harás? —salí de mi asombro.

—Creo saber donde se la llevo, yo te paso la ubicación cuando esté ahí.

Saqué mi celular del bolsillo y anoté con nerviosismo el número de la policía local a lo que ellos atendieron al instante.

Policía Federal de la ciudad de Buenos Aires, ¿en qué podemos ayudarle?

—Quiero reportar un secuestro.

***

Mis manos tiemblan, mi cuerpo entero tiembla de nervios. Estoy junto a Ámbar y la policía dando nuestra declaración. Luna fue llevada detenida hace unos momentos mientras los gritos de desesperación de Ethan a lo que le abrace con toda mi fuerza para explicarle lo poco que sabía. Su mirada perdida se llevó una gran sorpresa. No podía creerlo y la verdad es que yo tampoco. Me senté a su lado intentando respirar con tranquilidad.

My First Real LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora