My First Real Love

10

Ámbar Smith

Me levanté de la cama con una sonrisa recordando el mejor día de mi vida, el día que uní mi vida a él. El día que le dije que estaría para siempre y hasta que la muerte nos separará. Lo que esperó que eso no suceda jamás.

Me senté en la cama a esperar mi desayuno favorito preparado por él pero a medida que pasaba los segundos supe que no vendría así que volví a levantarme para ir al baño de la habitación.

Empecé a canturrear una melodía mientras me ponía un poco de rubor en las mejillas y luego agarré mi pintura marrón para los labios cuando escuché que la puerta se abrió muy sigilosamente como si no quisiera que lo escuchará. Salí rápido del cuarto de baño con la intención de sorprenderlo. Sin embargo, me lleve la sorpresa yo al no encontrar a nadie.

Un viento fuerte entrando por la ventana me sobresaltó. Giré mis pies para cerrar la ventana cerca de la cama cuando vi un sobre en el borde de mi almohada, una carta. Sonreí agarrando la carta sin cerrar la ventana, no me parecía tan importante ahora, sólo quería leer lo que él escribió para mí. Podría ser una mujer adulta pero estos detalles de su parte me hacían muy bien y me sentía querida.

Abrí el sobre y sonreí.

Empezar a escribir no es mi fuerte y lo sabes, pero de todas maneras quise escribirte estas palabras. Al principio, quiero decirte que no es mi intención generar ninguna confusión con el guitarrista. Es extraño seguir llamándolo así después de tantos años.

¿Qué es esto?

No entendía nada por lo que confundida me fijé si la carta tenía una firma.

—Matteo Balsano. El chico egocéntrico —leí en voz alta aquella firma del italiano y bufé con fastidio.

Salí de la habitación tan rápido. Encontré a mi prima en el living de la sala sentada muy cómoda y cuando sintió mi presencia me miró. No podía saber su estado de ánimo, desde hace bastante tiempo que lo que tenía que ver con ella todo era muy confuso.

—¿Y Matteo? —pregunté sin entender muy bien porque no le dije nada de la carta.

—Dijo que iría al Roller para ayudar a Simón en algo —respondió y pude notar un claro enojo en sus palabras.

—¿En qué? —me interese.

—No lo sé... Quizá tú lo sabes —murmuro más molesta—. No creas todo lo que dicen porque puede ser que te esté mintiendo en tu propia cara.

—Podes decirme lo que tenés sin andar dando tantas vueltas —dije impaciente por su silencio. Venía de años haciendo esos mismos comentarios—. ¿Qué sabes?

—Nada, pero te yo te digo que tengas cuidado porque en este momento puede decirte que esta en un lugar y puede que no lo esté realmente —volvió a hablar en código como si no me diera cuenta que el chico que tanto amo me esta engañando con otra persona.

—¿Qué pasa Lunita? —sonreí casi sarcástica—. Estás molesta de que si me está engañando con otra mujer no sea contigo —eso pareció molestarla más—. O es que de verdad te empiezas a preocupar por mí relación perfecta con Simón.

Se veía muy molesta por mis palabras pero no me importó. Ya estoy cansada de esos comentarios despectivos que siempre dice. Me miró una vez más con la misma bronca que nunca entendí el por qué y luego se marchó.

La puerta principal se abrió dejando ver al mexicano más apuesto. Podía ver una expresión de asombro al verme pero intento disimular. Me sonrió y se acercó.