Capítulo 25

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Aquél rayo de esperanza de ser encontrado aún vibraba fuertemente dentro del cuerpo apagado de Jisung, dos semanas habían pasado. Dos semanas encerrado en aquel oscuro sótano mohoso que desprendía un olor fétido, el cual cada vez acentuaba más aquél dolor de cabeza punzante que había sentido desde el primer segundo que llegó a ese horrible lugar. Y la última vez que había probado bocado fue días atrás, su cuerpo agonizaba a falta de agua y comida.

Un estruendoso sonido proveniente de arriba lo volvió a alertar, ilusionado con las pocas fuerzas que aún tenía, se sentó en el suelo mirando esperanzado las viejas escaleras.

—Niño bonito, llegó otro cliente –Habló con voz asquerosamente alegre el mayor — Come esto, vendré por tí en 15 minutos para que te arregles –Comentó mientras arrojaba una lata de atún junto a una botella de agua.

Y lo único que pudo hacer Jisung fue obedecer, abrió la lata y la observó atentamente, las lágrimas comenzaron a caer de nuevo <<Patético>> pensó.
Había llegado a pensar incluso que ya no tenía lágrimas que derramar, cada segundo que pasaba encerrado en ese lugar, más lo hacía odiarse y sentir repulsión por sí mismo, lo único que hacía era pensar en cómo fue tan tonto, pensó que lo buscarían, pensó que lo querían y sobre él.... Pensó que lo amaba.

Las lágrimas ya no eran solo por su situación, estas caían por él, sin importar cuanto intentara, al final todo de su ser solo podía pertenecerle a él. Odiaba lo débil que estaba siendo, ni siquiera tenía energía para lidiar con sus ataques de pánico por lo que solo se quedaba horas llorando hasta quedarse dormido, o al menos intentarlo.

Observó la lata y probó el filo de este contra un dedo, este le hizo una pequeña cortadura y sonrió, le quitó la tapa para después guardarlo lo más imperceptible posible.

—Ey ¿Ya acabaste? –Se acercó de nuevo a él el señor Han, obligandolo a ponerse de pie. —Vamos, hay alguien esperando por tí. –Lo agarró con fuerza arrastrándolo por las escaleras.

Miró detenidamente cada rincón del lugar para ver si reconocía el lugar, y por más que tratara no podía llegar a recordar nada, hasta que observó aquél armario, ese que había sido su escondite, ese que siempre aparecía en sus pesadillas. Había vuelto al inicio de todo, su cabeza empezó a dolerle más y los recuerdos volvieron a su mente.

“—Jisung-ah, no estás tan mal.” “—Tienes una piel muy bonita Jisung-ah, es suave, hueles bien” “—NO POR FAVOR, PARA NO QUIERO, NO QUIERO, DÉJEME”

Y de pronto volvió aquel día.....

“—Minho, mi papá volvió y se enteró que...–Tartamudeó luego de escuchar los gritos en el pasillo. —Maldita abominación, me das vergüenza. ¿En verdad te gustan los hombres? Bueno te daré razones para que no te gusten. –El mayor se acercó rápidamente a arrebatarle el teléfono de la mano y colgar la llamada.

—¿Porqué me tienes que hacer siempre quedar como el malo Jisunggie? –Suspiró mientras se quitaba el cinturón, el menor lo observaba aterrado había quedado congelado del miedo.
—¿Tantas veces no te sirvieron para encaminarte? –Volvió a decir para acto seguido dar el primer golpe a la piel expuesta del menor. —Yo traté Jisung, traté duro para que tuvieras una linda novia, una buena carrera y bien pagada. –Segundo golpe. —¿Y que haces tú? Sigues con tus estupideces, bien, si quieres dar el culo, al único hombre al que se lo darás será –otro golpe– a mí –Otro golpe.

—Por favor –Sollozó. —Dejame en paz –Dijo entre lágrimas.

—Pediras por favor –Sonrió ladinamente para después morderse el labio inferior al ver la figura del menor. —Pero para que te de más duro. –Concluyó para despues tomar el cuerpo del menor agresivamente y empotrarlo hasta quitarle los pantalones que tenia puesto.

𝕷𝖔𝖛𝖊 𝖒𝖊 {𝕸𝖎𝖓𝖘𝖚𝖓𝖌}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora