Capítulo 01

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Está era la historia de mi vida, tanto como lo era la del propio taeyong. Su relación intermitente con yuta me estaba volviendo loco. Me destrozaba a pedazos cada vez que terminaban y veía a mi "amigo" llorar desconsoladamente entre mis brazos, preguntándome por que las cosas tenian que ser así ¿por que ese tipo no podía ser igual de cariñoso que yo? Facil; por que el no amaba a taeyong como yo lo hacia. El no amaba su sonrisa, su altivez, su aire de inocencia, sus ojos felinos. El nunca podría amar a ese chico de cabello rosado como yo lo hacia.

Y ¿el podría amarme a mi? Esa era la pregunta que doyoung me había hecho. Este último era mi amigo de la infancia, me conocía de prácticamente toda la vida; así como taeyong se consolaba conmigo cuando el y yuta terminaban yo me consolaba con doyoung cada vez que ellos volvían. Y eso era lo peor, que sus rupturas no duraban demasiado.

Que no tardaban nada en buscarse el uno al otro. Que pese a mi propio amor no correspondido y a mi mezquina alegría cada vez que rompían y el peli rosa acudía a mi no podía dejar de lado que taeyong a quien amaba era a ese idiota incapaz de hacerlo feliz.

—No lo sé —tuve que admitir ante la atenta mirada de doyoung sobre mi ¿como podía mirar de una forma tan intensa teniendo esos ojos de conejos?

—Lo sabes —me rebatio —y ese es tu principal problema.

—Cállate —susurre agachando la mirada, queriendo ir a ocultarme en mi habitación en vez de quedarme en la pequeña sala del apartamento que compartíamos desde que habíamos entrado a la universidad.

—Sabes que el nunca te ha mirado como algo más que un amigo, sabes que para el nunca habrá nadie que no sea yuta, sabes que...

—¡Cállate! —grite levantándome del sofá y mirando directo a esos labios carnosos odiosos que nunca sabían cuando callarse.

Por que doyoung siempre había sido la voz de la razón en mi cabeza, siempre diciendo cosas que yo no quería escuchar. Siempre a mi lado cómo si fuese mi conciencia.

El ni siquiera parpadeo, mirándome con algo parecido a la lástima.

—No quiero escuchar más cosas, doyoung —gemi —no quiero.

—Entonces baja ya de tu nube —replicó con sequedad.

—No puedo...

—Claro que puedes —siguió y sin más me tomo entre sus brazos pegando su rostro a mi oído - sólo es cuestión de que quieras.

Querer, pero, ¿seria algo así como querer dejar de amar a taeyong? No, imposible. Desde que lo conocí hace ocho meses atrás mi vida solo giraba en torno a él. Era mi alma gemela, me entendía como solía creer que doyoung sólo lo hacia.

—No puedo... —insisti, separandome, no era muy fan del contacto físico con el; de hecho a la única persona que me gustaba tocar era a taeyong.

—¿Por que?

No respondi, volviendo a dejarme caer en el sofá, casi deseando que unos de sus amigos lo llamarán para salir, cualquier cosa con tal que me dejase en paz. Si no pensaba consolarme calladamente era mejor que se fuera.

—No te envidio ni un poco jaehyun —dijo mi amigo al cabo de un rato —tu vida es una mierda. Y lo seguirá siendo hasta que entiendas que Lee taeyong no es para ti.

—Si no es el, no es nadie —murmure, sintiendo sus palabras como puñaladas a mi corazón.

—¿Ah si? Y dime ¿esa tonta cabeza tuya no se ha puesto a pensar que podrías estar equivocado? ¿Has considerado siquiera la posibilidad de que haya alguien que si sea para ti, alguien que te ame con la misma fuerza que tu puedes amar?

—Si no es taeyong no... —empecé de nuevo aferrado a mi amor idealizado y obsesivo, pero esta vez doyoung no me dejo terminar, tomándome del cuello de la camisa y acercándome hasta su rostro.

—Eres un idiota —gruñó —por eso siempre la pasas mal.

—Ya lo sé..

—Pero ademas eres tan ciego que me dan ganas de odiarte.

—¿Y que esperas? —le rete. Sin intentar apartarlo ya demasiado débil para todo —Nadie te obliga a estar a mi lado.

Doyoung dejo escapar una risa amarga

—¿Nadie me obliga? Si tienes razón, pero no me alejo de ti por la misma razón que tu no te alejas de taeyong.

Lo mire con los ojos entrecerrados, sin entender del todo de lo que hablaba.

Comencé entonces a negar con la cabeza, llevando mis manos hasta las suyas, queriendo apartarlo, pero una vez más fui cortado en seco. Esta vez no con palabras si no con acciones, con sus labios sobre los mios mucho antes de que pudiera protestar. Fue un roce suave y dulce, algo que nunca antes había experimentado. No Cómo con los desconocidos con los que solía ligarme en los bares la mayor parte del tiempo.

Y aún así no pude decir que me alegraba, por que no eran los labios de taeyong, los únicos que yo quería.

Lo aparte entonces, alejándome de su lado tan rapido como me fue posible, con el corazón bombeando sangre de forma descontrolada.

Doyoung me miró con los ojos tristes, sonriendo a medias.

He querido hacer eso desde hace años —comentó con suavidad, con un mechón de cabello cayendo hacia el frente. Mientras lo miraba parte de mi deseaba acercarse y apartarlo de su rostro, pero no lo hice.

—¿Tú...?

—Si, jae —y seguía con la misma expresión, una mezcla entre dulzura y tristeza —Estoy enamorado de ti.

No supe como debía reaccionar, nunca antes me había puesto a considerar a doyoung como algo más que un amigo y desde luego que nunca había notado sus sentimientos.

Sentimientos que no podía corresponder.

—Yo no... —trate —No puedo, lo siento.

—Lo sé y lo entiendo —río brevemente — ¿como no iba a entenderte si estamos en el mismo barco? Amando a quien no debemos —y entonces una lágrima resbaló por su mejilla.

—Doyoung...

Senti como mi ser se estremecía ante esto. Hacia años que no lo veía llorar, desde la muerte de su padre.

—No te preocupes, no a sido nada —se limpio el rostro con la muñeca y me dio la espalda —debo irme. Ya hace rato que jungwoo me espera —lo vi inclinarse y recoger su mochila, tomando además una sudadera azul que le quedaba demasiado grande, pero que insistia en usar.

—Doyoung....

—No te duermas muy tarde —añadió y se dirigió a la puerta.

—Espera —lo seguí pero sin acercame demasiado —de verdad lo lamento, si yo pudiese escoger...

—Lo sé —y me miró, sonriendo de una forma que nunca antes me había visto — como también de ser yo a quien amarás jamás te habría hecho sufrir.

Y sin más se fue dejándome sin palabras. Con la cabeza dándome vueltas confundido y mareado. Sin saber muy bien por qué lo hice lleve las yemas de mis dedos a la comisura de mis labios acariciando suavemente donde segundos atrás se posaron los del mayor, en definitiva estaba peor cada día.

Pero esa era la historia de mi vida, y ahora también era la de doyoung.

😼😼😼😼😼😼😼😼

😭😭😭

TE AMO ☆Jaedo☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora