VI

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Después de lo ocurrido no habían tenido tiempo para hablar del tema, y siendo sinceros tampoco es que lo hayan intentado. Las cosas estaban bien así, Kageyama no parecía molesto y disgustado, ni siquiera parecía incómodo, y mientras él no mostrara alguna señal de desagrado entonces Hinata no le cuestionaría nada más.

El tiempo transcurría a simple vista como era lo ordinario, y esto generaba cierta confusión en Hinata, porque lo que más se esperaba en todo esto era que las cosas cambiaran drásticamente. Aunque pensándolo bien, si que cambiaron y era que Kageyama estaba más encimoso últimamente. Nada que le desagrade pero siendo Kageyama es algo que sorprende, primero comenzó con caricias en el cabello, estas ya estaban presentes desde antes pero más que caricias parecían un descargo del estrés. Esta vez eran diferentes, iniciaban como las anteriores pero terminaban en largas y calmadas caricias que le revolvían el cabello y a veces se sentían como cosquillas.

Días después comenzó con la insistencia de tomar su mano, ya sea para cruzar la calle, llevarlo por algún lugar o solo porque le apetecía. En una de esas ocasiones Kageyama le tomó la mano mientras veían una película en el sofá, había comenzado a quedarse dormido pero al sentir el toque en su mano despertó, se hizo el dormido porque quería ver que pasaba. Se sorprendió cuando ese toque tan vago en la mano se convirtió en uno más prolongado, Kageyama estaba dibujando líneas en el dorso de su mano, con toda la delicadeza del mundo; toques suaves y cosquilludos.

Luego, después de unos pocos días más, estaban los abrazos repentinos, y es que siempre que estaba distraído Kageyama se acercaba causándole un gran susto pues nunca lo escuchaba acercarse. Cuando estaban cerca le abrazaba desde atrás y descansaba su cabeza en el hombro, pensaba en que tal vez sería un poco incómodo por la diferencia de altura, pero Kageyama parecía hasta feliz. Solo se quedaban así, abrazándose, podían pasar largos minutos y el más alto no se alejaba. No hasta que quedara poco tiempo. Los abrazos ya eran algo presente en ellos, pero generalmente eran iniciados por Hinata, que Kageyama tomara la iniciativa ya era un gran paso, sobre todo algo sorprendente.

A pesar de que intentó preguntar Kageyama nunca le tomó importancia y tampoco quiso excusarse o explicar nada, incluso lo había comenzado a hacer en público, cuando sus amigos estaban cerca, sin pena alguna, se acercaba al más bajo y le daba alguna muestra de cariño, muy mínima al principio, pero claramente perceptible y que con el tiempo se hacían constantes.

Además de eso, también parecía un poco más abierto, le contaba más cosas y poco a poco comenzaban a entenderse mejor, haciendo que las cosas fueran en un mejor flujo y dónde ya podían percibir algunas cosas sin que el otro se lo dijera directamente. Kageyama ya era totalmente conocedor de los gustos de Hinata y también que cosas le desagradaban. Hinata por su lado, siempre le dio importancia a esto, así que ambos se conocían mutuamente, al menos lo suficiente para saber ayudar al otro.

Luego de todo eso no le sorprendía como Kageyama siempre se ofrecía para ayudarle con sus problemas de incubo, más de una ves se encontraron haciéndolo, ya fuera en la cama encerrados en casa, en la oficina o incluso en un baño. Hinata tenía miedo de que Kageyama lo hiciera solo para salvarlo de la muerte, pero el más alto nunca mencionó nada, un "No me molesta" era lo único que usaba de excusa y Hinata tampoco quería perder la oportunidad. Aunque después de todo la verdad salió a la luz.

Incubo -Kagehina-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora