III

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Cierto chico de estatura baja estaba admirándose en el espejo. No es que fuera por razones narcisistas, simplemente miraba sus ropas. Y es que desde que llegó había estado usando las ropas de Kageyama; las cuales le quedaban claramente muy grandes.

Era notable porque en su reflejo se veía bastante desalineado. Fuera de su cabello revuelto por haber despertado hacía apenas unos minuto, sus ropas no estaban en mejor estado;  la camisa era fácilmente 3 veces más grande, tanto así que para poder sostenerse tenía que mantener uno de sus hombros al descubierto y hacer un nudo en la parte final de la camisa pues suelta le llegaba hasta los muslos. En realidad esta tampoco era la talla normal de Kageyama, solo que a él le gustaba la ropa un poco más suelta y le quedaba bien, pero en el caso del más bajo esto es simplemente un intento de vestido corto mal hecho.

En la parte de abajo pasaba lo mismo, tenía que atar el short o se saldría de su lugar, a veces se cae solo por respirar. Y ya ni hablar de la ropa interior, empezando por el hecho de que fue molesto para Kageyama tener que darle algo de su ropa interior, al final solo le dejó uno, y el incubo tenía que usar la misma todos los días, lavándola y secándola lo más rápido posible. Pobre boxer tan bonito que era, ahora era una tela media rara, deslavado y parecía más fino y frágil que el cristal.

Suspiró con decisión, se había motivado a pedirle a Kageyama una mejor ropa; de su talla y más de su gusto. No podía seguir usando lo mismo, se sentía casi tan desnudo como en sus años primerizos de incubo. Y es que no podía hacer nada con esas ropas, los huecos de las mangas y el cuello dejaban a la vista mucha de su piel y el short se abría como paracaídas cada vez que saltaba o se movía. El incubo lo notó y no había que ser muy listo para darse cuenta de que con el tiempo a Kageyama también le estaba poniendo nervioso no poder mirarlo más sin que sus ojos viajaran por las aberturas de las prendas.

-¡Kageyama! -Llamó. Bajando a toda velocidad por las escaleras y casi cayéndose en el proceso.

-Que -Respondió cambiando el canal de la TV. Hoy era su día libre en la empresa, cosa poco común, y justo ese día los canales de TV estaban siendo muy aburridos, demasiado para el gusto de Kageyama. Intentando encontrar un mejor canal, su vista fue obstruida por cierto chico de baja estatura -Oye, la carne de idiota no es transparente.

-Tú eres el idiota BAKAyama -Kageyama iba a responder, comenzando así con una nueva pelea, pero esta vez el de cabellos naranjas fue más rápido en hablar -Vamos de compras -Más que una sugerencia parecía una orden. Él era consiente de su posición allí, pero Kageyama nunca se molestó realmente por la más mínima protesta, así que se sentía con valor de pedir algunas cosas.

-¿Para qué? -Tuvo el descaro de preguntar a pesar de que sus ojos estaban fijos en el hombro descubierto que estaba a la vista por la abertura del cuello.

-¿Cómo que para qué?, tu ropa es demasiado grande para mi, bien podría estar desnudo y sería lo mismo -Molesto se cruzó de brazos. Sabía que Kageyama era idiota para muchas cosas que no tuvieran que ver con su empresa, pero la falta de obviedad era algo de lo que no tenía conocimiento.

-Oye que mi dinero no lo gasto en cosas inútiles -Protesto sacando de en medio al más bajo con su pie, haciéndolo a un lado del televisor para seguir buscando entre los canales.

Incubo -Kagehina-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora