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Advertencia: Este capítulo contiene escenas sexuales

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Advertencia: Este capítulo contiene escenas sexuales.

La mañana del sábado, la luz se filtraba por las ventanas de la habitación de Minho, interrumpiendo su sueño. Gruñó fastidiado no sin antes darse la vuelta entre las sábanas buscando darle la espalda a la molesta luz, pero lo único que consiguió fue sentir un intenso dolor en su parte baja que lo obligó a hacer una mueca, perdiendo todo rastro de sueño en cuestión de segundos y abriendo sus ojos desmesuradamente.

Se reincorporó en la cama como pudo, manteniendo la mueca y llevando una mano al colchón para apoyarse. Una fina capa de sudor cubría su rostro y sus cabellos azabaches estaban adheridos a su frente, su cabeza palpitaba y estaba seguro de que no era la única parte de su cuerpo que lo hacía. Todas sus extremidades le dolían y estaba ardiendo en calor, provocando que sus sentidos se nublaran aunque no lo suficiente como para no notar el espeso aroma a eucalipto y café en cada rincón de su cuarto.

Eso no podía significar algo bueno.

Empezó a sacar cuentas y hacia seis meses no entraba en celo, justo el tiempo exacto que solía tardarse. Se regañó a si mismo. ¿cómo no se había dado cuenta de eso? Siempre fue detallista cuando de su celo se trataba, teniendo supresores a la mano para cuando el momento llegase.

Supresores... él tenía supresores.

Recordó los que habia conservado el dia en que se mudó al cuarto. Se levantó de la cama como pudo y fue al armario a tomarlos. Vaya fue su sorpresa al darse cuenta de que lo que había guardado eran supresores para omega, no para alfa. No tenían el mismo efecto.

Atino por soltar un gruñido de frustración al mismo tiempo que mandaba a volar la cajita con las pastillas. Le gustaba ser precavido y ahora que no lo había sido, se odiaba.

No tenía idea de que hacer. Pudo haberse dado una ducha con agua fria y tratar de calmar el asunto por su cuenta tal como solía hacerlo aquellos días donde vivía solo y no le quedaba de otra, pero era como si su lobo supiera que en esta ocasión no estaba solo y se negara a cooperar con él, enviando corrientes de calor a su cuerpo que lo tentaban a ir en busca del omega.

 Pudo haberse dado una ducha con agua fria y tratar de calmar el asunto por su cuenta tal como solía hacerlo aquellos días donde vivía solo y no le quedaba de otra, pero era como si su lobo supiera que en esta ocasión no estaba solo y se negara a ...

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𝘄𝗲'𝗿𝗲 𝗽𝗮𝗿𝗲𝗻𝘁𝘀 › minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora