𝘄𝗲'𝗿𝗲 𝗽𝗮𝗿𝗲𝗻𝘁𝘀 › minsung

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El tiempo transcurrió sin mayor dificultad y en un abrir y cerrar de ojos. Jisung ya se encontraba cerca de su quinto mes de embarazo con un vientre bastante notable y redondo. Todos sus exámenes demostraron que era un omega saludable y que por lo tanto, no deberían haber complicaciones en el periodo de gestación del bebé.

Jisung cada dia se emocionaba más ante la idea de que en cuestión de meses tendria a su pequeño cachorro en sus brazos. Esa alegria se multiplicaba cuando Minho era atento con él y con el bebé que estaban esperando, haciéndole saber con pequeñas acciones, tales como acompañarlo a cada una de las consultas y exámenes lo mucho que ansiaba la llegada del nuevo integrante de la familia.

Seungmin no se quedaba atrás. Ahora que dentro de poco cumpliría dos años, su vocabulario se ampliaba y su forma de expresarse también. Había demostrado ser un niño bastante inteligente al que no le costó mucho entender que una persona diminuta vivía en la panza de su papi, y aunque no sabía exactamente cómo había llegado ahí, sentía un cariño instintivo por esa personita.

El mes de mayo estaba por llegar a su fin y eso era algo que ponía a la joven pareja con los nervios de punta, pues la consulta donde sabrian el sexo de su bebé sería la próxima semana.

Fue por esto que decidieron tener un paseo familiar un domingo por la tarde, con la esperanza de drenar un poco la ansiedad y la incertidumbre que les causaba el asunto del embarazo.

— Parque, parque, parque —balbuceaba Seungmin desde los asientos traseros del auto. emocionado por haber salido de casa.

—Así es, hijo. Ya vamos a llegar al parque —dijo Minho.

El pequeño no podía estar más feliz. Ya quería
llegar y correr por todo el lugar, aunque sus
padres sabían que ni así se acabaría toda la
energía que tenia.

Cuando llegaron, Seungmin fue cargado por Jisung y se removió en sus brazos para que lo dejara en el piso, mas el omega no lo soltó hasta que estuvieron en el centro del parque, alejados lo suficiente de las peligrosas calles.

Él y Minho se sentaron juntos en el césped mientras veían a su pequeño correr libremente, demostrando su alegria al sonreir y agitar las manos en el aire, tal como hacía siempre que iban a ese lugar donde el pasto predominaba al igual que los árboles frondosos que les ofrecian sombra. A lo lejos se podia escuchar el cantar de los pájaros y las risas de los niños que corrían y jugaban, volviendo el ambiente más agradable de lo que ya era.

—Hicimos bien en venir —dijo Minho volteando a ver a Jisung, quien estaba acariciando su panza con cierta sorpresa.
—¿Todo bien ahi adentro?

—Lo senti moverse —sonrió por la extraña sensación.

Minho dirigió su mano a la barriga de su omega y con delicadeza, tocó debajo del suéter bajo su atenta mirada, pero la alejó entristecido al no sentir nada.