Sabor
...
La noche es silenciosa, pero hey, si agudizas tu oído quizás puedas oír el fuerte latir del corazón de Megumi.
Golpeteaba bruscamente contra su pecho, causándole una sensación de sofocación que comenzaba a desesperarle, en un intento por calmarse y recuperar el control, termino por ahogarse con su propia saliva, tosió incontrolablemente, más se recuperó al momento.
Con una rapidez poco común, se puso de pie y presionó el interruptor de la luz, al instante, la habitación se llenó de la calidez brillosa del bombillo que abarcaba todo el lugar. El pelinegro miro a todos lados, se tranquilizó al ver que estaba completamente solo.
Llevo su mano derecha a su nuca y rasco la zona en son de nerviosismo, sintió una rara sensación en el abdomen, levanto su camisa con cuidado y sin poder creer lo que sus ojos ven, se limita a cerrar con fuerza sus párpados.
—¿Qué mierda pasa aquí? —se queja con los nervios en la punta de la lengua, sus manos temblorosas y sus sentidos alertas.
Estaba seguro de que no había imaginado y mucho menos soñado, había algo en la habitación con él, pero no sabía que era, tampoco sus intenciones, no hace falta tener sentido común para saber que no es bueno.
Decide salir de la habitación e ir a otro lado, cualquiera que no sea ese, la noche abrasa la oscuridad del cielo, lo único que mantiene brillante la edificación, son las constantes linternas que con su cálida luz, abanican el miedo y crea valientes.
Fushiguro camina con cierta inseguridad en su cuerpo, temía que lo que fuera esa cosa, aún se encontrará por allí, acechandole en silencio, esperando un momento preciso para hacer de él, una de sus presas.
Se le crispó la piel al ser conciente de que estaba expuesto y que podrían atacarlo, la alerta en su cabeza no dejaba de sonar, el temblor en sus manos no parecía desaparecer.
Lo que prometía ser una noche tranquila, se volvió una pesadilla vivida, una lúcida, donde tus ojos están abiertos y sabes que no es un sueño, vagas con la sensación de ser observado lo que obstaculiza tu instinto haciéndote susceptible ante cualquier ataque.
Él no es un cobarde, pero temer es de humanos y no sentir, es no tener vida, puede sentir el miedo esparcirse en su interior abriéndose paso por todo su ser, siendo capaz de paralizarle del susto si es necesario.
En sus oídos resonaba el latir de su corazón, como un sonido pesado, hacía que su cuerpo hincara ante lo abrumado que se hallaba.
A unos metros de él, diviso una figura, en la oscuridad de aquella esquina, lucía muy amenazante, se quedó quieto, no pudo mover ni un músculo al ver que está se había percatado de su presencia, solo podía oír los latidos de su corazón apresurarse más, al ver cómo venía hacia él.
Tenía miedo, su cuerpo dejo de responder en el momento en que supo que había algo más allí, ver cómo se acercaba suponía un gran peligro que solo lo paralizaba, más su mente gritaba que se moviera, no podía, estaba asustado, Megumi Fushiguro, estaba paralizado.
Estando a escasos metros, la figura tomaba forma, se notaba masculina y ciertamente amenazante. Sus ojos se abrieron en sus puntos máximos, sentía que pronto se desmayaría ante lo que tenía frente a él.
Entonces se detuvo, a tan solo cinco metros de él, no podía distinguirle aún, pero allí estaba y eso era suficiente para aumentar el terror que sentía el pelinegro.
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Nocturnal <(HIATUS)>
FanfictionLas noches de Megumi eran tranquilas, lo eran, pues repentinamente, una visita que no era bien recibida comenzó a acompañarlo en la oscuridad.