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Narra Olivia

Estrés emocional.

Es lo que ha dicho el médico, la razón que ha alterado la salud de mi cuerpo.

El no externar las emociones, sobre todo las que son fuertes, puede llegar a ser dañino para la salud. Necesitamos sacar lo que sentimos, necesitamos llorar cuando algo nos duele, porque si no sacamos aquellas emociones negativas, nuestro cuerpo se ve afectado.

Llevo años, guardando todo para mí misma.

Morir de corazón roto no sólo es una metáfora, es real.

—¿A qué hora me podré ir? —inquiero, mirando a mi madre.

—En un rato.

Ella sale de la habitación en la que estoy, para hablar con mi padre por teléfono, ya que por su trabajo no puede estar aquí. Tampoco es como que sea indispensable aquí, no es doctor.

Jabel está a mi lado, observandome con preocupación.

Siento que hay algo más que está pasando y no estoy siendo consciente.

—¿Qué pasa? —inquiero.

—Nada.

—Jabel.

—Es Matt —hace una mueca, supongo que buscando la manera de decirme—. Andy fue por él a casa de su papá y se percató que estaba hirviendo en fiebre, no sé cómo ese idiota no se dió cuenta que el niño se sentía mal.

—¿Y en dónde está el niño? ¿Qué tiene? ¿Está bien?

Intento levantarme de la cama pero Jabel me detiene.

—Cálmate, por favor —pide—. Matt está bien, dentro de lo que cabe, pero le hicieron unos estudios para saber que le está provocando la fiebre, porque sabes que no es la primera vez que le pasa. Al rato dan los resultados.

—Pero, ¿En dónde está?

—Aquí en el hospital, en otra habitación.

—Quiero verlo.

—Necesitas descansar —acaricia mi brazo con delicadeza y me hace recostar nuevamente.

Niego con la cabeza y bufo.

—¿Cómo Andy pudo casarse con un imbécil?

—Liv —reprende—. Fue un error que Mike cometió hoy, pero sabes que no es un mal padre, ni una mala persona. Sólo es una mala pareja.

—Díficil de creer pero es cierto —musito mirando a la blanca pared que está frente a la cama. Poso mi mirada en Jabel— ¿Andy cómo está? Supongo que se enojó.

—Ya sabes que desde hace un tiempo empezó a proceder legalmente para tener la custodia de Matt, pero ahora hará que su padre solo pueda verlo unas veces al año.

—¡¿Unas veces al año?! —exclamo. Abro los ojos por la sorpresa— ¿Eso es justo?

—Es que... —Jabel se rasca la parte trasera de la cabeza—. Hemos hablado hace días con Kadir, le contamos cómo estabas. Hoy, después de desmayarte has seguido dormida por varias horas, y en estas horas hemos pensado en algo que creo que sería bueno para Andrea y para ti.

Frunzo las cejas.

—¿Qué cosa?

—Kadir se enojó por lo que pasó con Matt, de por sí detesta a Mike, el que no se percatara que el niño estaba enfermo mientras estaba bajo su cuidado fue la gota que derramó el vaso —explica—. También ha estado preocupado por ti, y obviamente ya se enteró de lo que te pasó hoy y quiere que ambas se vayan a vivir con él.

Un novio de mentiras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora