Narra Ibrahim.
Rojo.
Es el color en el que se encuentra el semáforo, y mientras espero que cambie a verde, mis ojos viajan de un lado a otro, hasta que se detienen en una pareja.
El chico es alto, pelirrojo y aparentemente atlético. Luce imponente con su pantalón negro, su playera manga larga de cuello de tortuga del mismo color y una gabardina gris. Está abrazando a esa pequeña chica de cabello azabache corto hasta por encima de los hombros. Luego él deposita un beso en la cabeza de ella y se aleja. La chica lo observa con una sonrisa, y pareciera que no quieren despedirse.
Debo admitir que la chica me recuerda a Olivia, pero es imposible que sea ella, ya que la chica que conozco tiene un enorme afecto a su cabello largo que me parece estúpido pensar que puede ser ella la que está al otro lado de la calle. Además, su estilo de ropa es muy diferente al que Olivia usaba.
Liv solía usar ropa bonita pero sus combinaciones eran sencillas. Y ésta chica que está a unos metros de mí, porta una blusa blanca de cuello de tortuga, un blazer rojo que va a juego con un pantalón de vestir del mismo color y un par de tenis blancos. Formal pero casual al mismo tiempo, es lo que puedo deducir. Por algo el chico y ella son pareja, juntos son una buena imagen visual.
Verde.
El semáforo se pone en verde pero antes de que pueda animarme a cruzar, me quedo estático al observar atentamente a esa chica de cabello corto.
Ella me observa y la sonrisa que tenía antes en su rostro, ha desaparecido. Tiene la expresión de sorpresa e incredulidad plasmada.
Es Olivia.
Definitivamente es ella. Aunque luce diferente; más grande, madura y... Única.
Antes de que el semáforo vuelva a cambiar de color, cruzo la calle, y me detengo a un lado de ella. Su cuerpo se gira un poco en mi dirección.
—Ibrahim —musita.
—Olivia —pronuncio.
Tengo muchas preguntas para ella en este mismo instante. Preguntas como: ¿Qué tal has estado? ¿Cómo te va en el trabajo? Si es que tienes, ¿Has sido feliz en estos años? ¿Te has mantenido saludable en todo este tiempo?
Y porsupuesto, cuando me dijeron en el trabajo que debía mudarme a Nueva York, también me surgió esa pregunta cuya respuesta la acabo de obtener con sólo observar. Es más que obvio que esa pregunta ya se me ha sido contestada al ver la manera en que ese chico se despedía de ella y la sonrisa que él le provoca. Es su novio, no hay duda.
—¿Cómo has estado? —logra cuestionar ella.
—Bien, muy bien, la verdad. ¿Y tú qué tal?
Ella me observa y suelta un profundo suspiro.
—No podemos tener ésta plática aquí en medio de la calle.
—Creo que no —concuerdo.
—¿Te parece si vamos a un café que está por aquí cerca? —propone. Luce un poco nerviosa pero sabe disimularlo a la perfección. Aunque a mí no puede mentirme, la conozco demasiado bien. O al menos, la conocía bien.
—Sí, vamos.
Caminamos en silencio. No logra ser incómodo, pero el ambiente entre los dos si lo siento un poco tenso o nervioso, no sé cómo describirlo. Por supuesto ya no se siente de la misma forma como en el tiempo que fingimos ser novios.
Llegamos al lugar que ella recomendó y abro la puerta para permitirle entrar a ella primero, seguida de mí.
Su sonrisa ilumina el lugar al saludar al chico que está tomando los pedidos en el mostrador. Parece que se conocen.
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Un novio de mentiras
Novela JuvenilOlivia Ledger, mejor conocida como Liv o Livi, siempre ha planeado cada segundo de su vida. Ama tener el control y llevar un orden, es una líder por naturaleza. Sus decisiones siempre son sensatas y, aunque su expresión la mayor parte del tiempo es...