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Narra Ibram

Hace dos meses que Olivia se fue. La he extrañado cada día que ha pasado. No mantenemos comunicación, además decidió cerrar sus redes sociales. La única manera en que sé sobre ella, en que sé al menos que está bien, es por Jabel.

Jabel y yo creamos una buena amistad cuando su hermana y yo estábamos juntos —falsamente, por supuesto—, y después de que ella se fue, nos encontramos por casualidad. Pensé que tal vez él me tendría coraje porque no sabía que cosa le dijo Liv sobre mí, pero resultó ser todo lo contrario. Jabel dijo que soy su cuñado favorito, aunque ya no sea novio de su hermana —claramente Olivia jamás le contó que nuestra relación no era real—, y desde entonces nos vemos cada semana para ver algún partido o hacer algo. Él necesita matar el tiempo libre que tiene y yo también, ambos con el mismo objetivo: no extrañar tanto a Olivia.

En la universidad, las cosas también son un poco diferentes. Mark sigue siendo de nuestro compañero de clase, pero ahora se sienta hasta el fondo del salón, en soledad. Jake y Freddy se sientan juntos y Alex conmigo. Los cuatro seguimos siendo buenos amigos. Mark a veces parece querer acercarse a nosotros, pero mis tres amigos siempre que se percatan de eso, se desvían para evitar cruzar palabra con él. A veces me da un poco de pena por Mark, el verlo solo y luciendo triste, pero supongo que toda acción, tiene un precio que pagar.
En cuánto al jefe de grupo, debido a mi promedio, ahora soy yo. No entiendo cómo es que Olivia podía liderar, y tener bajo control a veinte jóvenes. Sólo puedo decir que no es nada fácil y eso que soy muy paciente.

—Ibram, te busca el entrenador —avisa Alex, asomándose en la puerta del salón.

—Sí, gracias —hablo mientras acomodo por orden de lista los trabajos de mis compañeros—. Dile que la profesora Pearl me ha pedido hacer algo y en un momento voy.

—De acuerdo.

Esa maestra de verdad es como un grano en el culo. Es como un dolor de cabeza insoportable. Es peor que una molestia en los riñones. Le encanta complicarnos la vida. Quiere dar una imagen de ser muy ordenada con sus tareas y con cada cosa que hace pero lo único que logra —como siempre— es confundirnos. Me ha pedido que ordene por lista los trabajos de mis compañeros, como si ellos no pudieran simplemente ir dejando su trabajo sobre la mesa en orden de lista.

Tengo un partido de basquetbol justo en un rato y debería estar entrenando pero gracias a la profesora Pearl, me estoy atrasando.

—Tuviste que irte, Olivia, ahora tengo que ocupar tu lugar —murmuro para mi mismo.

—¿Necesitas ayuda? —inquiere una voz desconocida.

Alzo la vista y en la puerta veo a una chica de estatura pequeña, delgada, con cara de inocencia. Su cabello es demasiado corto y rubio, un poco alborotado con un flequillo que descansa sobre su pequeña frente. Tiene unos ojos grandes de color café que me observan expectantes.

—¿Quién eres? —cuestiono, ignorando su amable ofrecimiento de ayudarme.

—Oh —ella sonríe inocentemente y se adentra al salón—. Me llamo Emily. Vengo de la otra universidad, para ver el partido de basquetbol.

—De acuerdo, pero, ¿Qué haces aquí?

—Fui al baño y al pasar por aquí, te escuché hablar solo y te ví un poco frustrado.

—Ya —asiento.

Centro mi vista nuevamente en los documentos, e ignoro su presencia.

—Entonces... ¿Cómo te llamas?

—Ibrahim —respondo, sin verla.

—Nunca había escuchado ese nombre.

—Sí, suelen decirme eso algunas veces.

Un novio de mentiras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora