Idilio I - El Canto

35 2 0
                                    

TIRSIS. – Dulce es el susurro que canta el pino aquél, junto a las fuentes, Cabrero; dulces también los sones de tu siringa. El primer premio es de Pan, tuyo será el segundo. Si a él le toca un macho cornudo, te llevarás tú una cabra; si su premio es la cabra, la chiva será el tuyo, que la que la carne de chiva es rica hasta que da leche.

CABRERO. – Tu canto, pastor, más dulce se derrama que aquel agua rumorosa desde lo alto de la peña. Si las Musas se llevan de premio una oveja, obtendrás tú de galardón un cordero amamantado en la majada; si a ellas les place tomar el cordero, te llevarás tú después la oveja.

TIRSIS. − ¿Queres, por las Ninfas, quieres, Cabrero, sentarte aquí, donde la pendiente de este collado y los tamariscos, a tocar la siringa? Tus cabras, entretanto, yo las cuidaré.

CABRERO. – No debemos, pastor, no debemos tocar a mediodía, que tememos a Pan. Pues él, en esta hora, agotado, descansa de la caza. Tiene mal genio y siempre en sus narices está la amarga hiel. Pero, pues que tú, Tirsis, cantas los dolores de Dafnis y has llegado a la cima del canto pastoril, sentémonos aquí, bajo el olmo, frente a Príapo y las fontanas, donde están las encinas y aquel rústico asiento. Y si cantas cual lo hiciste cuando contendías con Cromis el de Libia, te daré para que la ordeñes hasta tres veces una cabra, madre de dos crías, una cabra que, con dos cabritillos, llena además dos colodras cuando se la ordeña; te daré también un vaso hondo, recubierto de fragante cera, con dos asas, recién tallado, oliendo aún a la cuchilla que lo trabajó. En sus bordes, arriba, se enrosca una hiedra, una hiedra moteada de siemprevivas, cuyo ondulante tallo ondea por ella luciendo su fruto color de azafrán. Dentro una mujer, primor de dioses, está representada, ataviada con peplo y con diadema. A su lado, de una y otra parte, dos galanes de hermosa caballera disputan alternando la palabra. Ella no se interesa, y ora riendo vuelve a uno el semblante, ora se fija en el otro; mientras que ellos, ojerosos de amor desde hace tiempo, toman esfuerzo vano. Un viejo pescador, además de éstos, y una pelada roca están representados. Sobre ella el anciano se afana por arrastrar una gran red para pescar, con el aspecto de quien trabaja duramente. Diríase que usa cuanta fuerza hay en sus miembros, tan hinchados están por todas partes los tendones del cuello; por más que tenga canas, su vigor es de joven. Un poco más allá del viejo curtido por el mar, se halla una viña cargada de hermosos racimos obscuros, guardada por un muchacho, sentado en una cerca. A ambos lados de él, hay dos raposas: una anciana entre las cepas pillando las uvas maduras, la otra apresta toda su astucia para alcanzar el zurrón del chico, resuelta a no dejarle hasta que le haya birlado el desayuno. Él, empero, está trenzando tallos de agamón y juncos para hacer una bonita grillera, tan despreocupado del zurrón y de las vides, como entusiasmado en el trenzado. En torno a la copa se extiende por todas partes el flexible acanto, asombro de un cabrero, portento que te dejará en suspenso el ánimo. Por ese vaso di yo en pago a un barquero de Calidna una cabra y un queso grande de blanca leche. Y no lo he llevado todavía al labio, intacto aún está. Con él te obsequiaría muy contento, si tú, amigo, me cantas el ansiado cantar. No me burlo, no. Vamos, compañero, no vas a guardar tu canto para el Hades, que yodo hace olvidar.

TIRSIS. – Empezad el canto pastoril, Musas amigas, empezad a cantar.

Tirsis soy, el del Etna, y de Tirsis dulce es la voz. ¿Dónde estabais cuando Dafnis se extinguía? ¿Dónde estabais, Ninfas? ¿En el hermoso valle del Peneo, en el del Pindo? No os hallabais, no, en la caudalosa corriente del río Anapo, ni en la atalaya del Etna, ni en las aguas sagradas del Ácide.

Empezad el canto pastoril, Musas amigas, empezad a cantar.

Por él aullaron los chacales, por él aullaron los lobos; por él, cuando murió, hasta lloró el león de la selva.

Bucólicos Guerreros - Teócrito de SiracusaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora