Save your tears... .་༘࿐ೢִֶָ KookMin.

Puedo ser tu Romeo ésta noche...

¿Por qué sus reuniones debían ser en las noches?

Sabía que no quería que nadie se enterara de lo suyo, pero eso de verse de madrugada lo hacía ir un peldaño más abajo.

-Qué?

-Qué? ¿De verdad es lo único que vas a decir?

-Si no tienes nada que decir, entonces volveré a mi casa.

-Park JiMin!

-No vuelvas a gritarme!- advirtió.

Oh, no. Lo podía sentir. De nuevo el vómito verbal, queriendo salir de su garganta para ser arrojado hacia JungKook.

Sabía que esta vez no iba a poder detenerlo.

-Quién mierda era el tipo con el que estabas?- preguntó furioso.

De cierta forma, JiMin siempre le tuvo miedo cuando se comportaba así. No lo conocía totalmente, no sabía si era capaz de golpearlo o simplemente quería verse amenazante.

Pero estaba harto.

-Tranquilo, no es para tanto, no exageres.-

Las palabras que el mayor le había dicho en cada una de sus infidelidades vinieron a su mente y tuvo que decirlas.

-Qué no... ¿Que no exagere? Te estabas comiendo la boca con ese imbécil!!- gritó, acorralandolo contra la pared.

Solo al escucharlo dé él, se dió cuenta de que en verdad lo había hecho. Y una extraña sensación de orgullo y poder lo invadió.

Remordimientos? No había ninguno.

Lo había hecho. Realmente había tenido el valor (con un par de bebidas) de devolverle al menos una de las muchas que JungKook le había hecho.

-Y qué si lo hice?

-Y por qué mierda te fuiste con él?!

-...-

Bien, eso lo tomó por sorpresa.

Los flashes de todo lo que pasó esa noche seguían llegando a su cabeza poco a poco.

Y sí, recordaba ver a JungKook contrariado mientras él salía del club de la mano de JaeBeom.

-No tienes ningún derecho...

-Soy tu jodido novio, JiMin!-

Había tratado de mantener la calma, pero no iba a dejar que le gritara como si fuera alguno de sus empleados.

-Ah, si?- preguntó, burlándose.

-No juegues con mi paciencia, JiMin. Te estoy dando la oportunidad de que me expliques qué mierda te pasa.

-A mí no me pasa nada.

-¿Te acostaste con él?-

No sabía de dónde le estaba saliendo el valor para responderle descaradamente, pero cada palabra que decía, le daba más poder sobre la situación.

-Y si así fué, qué?-

Vió el puño levantarse, y acorralado como estaba, no pudo más que cerrar los ojos y tratar de protegerse con sus manos.

Pero fue la pared quien recibió el golpe.

Escuchó un gruñido furioso salir del pecho de JungKook.

-Jodete JungKook!- gritó antes de abofetearlo dos veces.

-¿A dónde vas? No hemos terminado...

-Se acabó!

-Qué?