No hay promesas de amor.

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-Mamá, ya me voy.

-Ve con cuidado cariño.

-¿Es JiMin?- preguntó el señor Park desde la lavandería.

-No! Vete antes de que salga tu papá.- pidió la mayor.

A la señora Park le agradaba que JiMin tuviera varios pretendientes. Su mamá siempre decía: tú estás para escoger, no para arrebatar. Aplicable a las parejas, amigos, etc.

Y le gustaba mucho el doctor Lim para su bebé. Tenía una profesión, un trabajo estable, lo llevaba a pasear y su hijo se veía felíz.

No podía pedirle más a la vida.

En cuanto JiMin salió de su casa, fue recibido por la sonrisa de Jay.

-Hola…

-Te ves precioso.- aseguró, dándole un beso sin importar que estuvieran frente a la casa y que posiblemente el señor Park los estuviera espiando.

-Gracias.

-Nos vamos? Mis papás deben estar esperándonos.

-No íbamos a llegar a la casa de tu abuela?

-Querían conocerte primero.

-De acuerdo.-

Al fin conocería a los padres.

Pero… y si no les agradaba? Y si ellos no le agradaban? Y si la familia lo despreciaba?

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-Aquí viven tus papás?

-Si.-

Eso no era una casa, era una mansión. Llegaba a otro nivel. Aunque debió suponer que eran ricos al saber que el apellido de la familia era el nombre del hospital.

En la puerta estaba el mayordomo y la ama de llaves, esperándolos.

-Ven, dame la mano. Estas bien?

-Si.

-Señor Lim! Bienvenidos.

-Señores Cho, buenos días. ¿Están mis padres en la sala?

-Si, en la sala grande. Lo… los esperan.

-Bien.-

El menor trataba de no ser muy fisgón, así que miraba de reojo. Al menos agradecía que no era de esos ricos excéntricos, todo ahí era de buen gusto y no estaba demasiado recargado de objetos.

-Señor Lim, su hijo y su invitado están aquí.

-Si, pueden pasar.-

El mayordomo abrió la puerta corrediza de la sala y allí estaban. Las más… estiradas personas que jamás había conocido en su vida.

Y eso que tuvo que tratar con personas así en su pasantía.

Enseguida hizo una reverencia mientras los padres se levantaban de la sala.

Y como era de suponerse, lo ignoraron por completo. Su atención se desvío hacia el hijo pródigo que regresaba a casa luego de… que? ¿Una semana?

Y era obvio que JaeBeom era un mimado a pesar de su forma de ser. Tal vez solo era mimado con sus padres.

-Mamá, él es JiMin.

-Mh? Oh, ahí estabas.

-Si… es un gusto conocerlos.- reverenció de nuevo, porque al parecer 'no habían notado su presencia' antes.

Save your tears...   .་༘࿐ೢִֶָ    KookMin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora