AFTERLIFE - Klaus Mikaelson.

04.

YA ERA LA NOCHE DEL DÍA SIGUIENTE Y NIKLAUS SE ENCONTRABA AYUDANDO A ALYSA A ORDENAR LA TERRAZA.

Jamás en sus mil años de vida se hubiera visto de aquella forma.

"Niklaus, tráeme esto.", "Niklaus, los refrescos.", "Niklaus, mueve la mesa."

Y ahí iba él, cumpliendo las órdenes de la rubia las cuales todas terminaban en un "por favor, gracias." Así que se sentía bien consigo mismo.

—Iré a abrir la puerta. —avisó la rubia dejando un bowl en el centro de la mesa mientras revisaba algo en su teléfono.— Recuerda nuestro trato...

—Si me agradan, me quedo. Si no, me voy. —asintió el híbrido sentado en su silla habitual.

—Genial.

El Mikaelson vió a la rubia alejarse y cuando la perdió de vista pasó una de sus manos por su rostro exasperado, ¿por que demonios estaba ahí? Jamás le agradó conocer a los amigos de sus hermanos, sus propios pocos amigos eran posibles enemigos a quienes les había hecho algo. ¿Por que estos humanos iban a ser una historia diferente?

Por ella...

Tal vez ni les agradaría pero lo intentaría, por Alysa.

—Él es Niklaus. —lo trajo nuevamente de vuelta la dulce voz de su humana, viéndola estar frente a él junto a un chico y una chica.— Niklaus, estos son Amy y Jensen.

El híbrido se colocó de pie mientras extendía su mano a ambos humanos quienes aceptaron esta misma sorprendidos.

—Tomen asiento. —sonrió Alysa viendo su teléfono nuevamente.— Llegaron dos más, ya vuelvo.

Y nuevamente la rubia desapareció. El hombre paseó su mirada por ambos humanos quienes se veían bastante nervioso frente a él y finalmente llevó su mirada al océano.

—¡Si! Y, además, no le conviene quedarse. —se escuchó a la lejanía una nueva voz.

—Claro que no, todos le pusieron el ojo encima. —logró oír la voz de su rubia mientras veía sus siluetas acercándose.

—No pero ella sola se hundió, como tres veces le preguntaron y a la tercera admitió todo.

Niklaus frunció levemente su ceño al oír aquella conversación, ¿de que diablos estaban hablando y cuantas personas más venían ahí?

—Bueno, chicos, él es Niklaus. —presentó nuevamente la rubia una vez estaban todos en la terraza.— Niklaus, ellos son Penelope, Robert y Edward.

Nuevamente el híbrido se levantó para estrechar su mano con los recién llegados y finalmente todos tomaron asiento alrededor de la mesa, y para su suerte, Alysa tomó asiento a su lado.

—Así que, ¿una menos en clase? —inició la rubia haciendo una mueca.

—¡Dios! Jamás creí que se iría y menos en el último año. —secundo la otra rubia del grupo.

—Esperen, esperen. —pausó el chico de larga cabellera y apuntó al híbrido quien estaba con su ceño fruncido.— ¿La linda de Alysa te ha contado los chismes nuevos?

Niklaus le dió una mirada a la rubia a su lado quien alzó sus hombros inocentemente y luego volvió al desconocido.

—Me temo que no. —respondió finalmente.

Y en ese momento, todos, comenzaron a explicarle detalladamente de lo que hablaban, llegando a sorprender al original de toda la información que manejaban y lo bien informados que estaban sobre algo que, al parecer, no incumbía a ninguno de ellos.