COME ON CLOSER

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Entró a su casa cerrando la puerta tras de sí. Depositó las llaves sobre la mesita del recibidor y caminó adentrándose a su hogar. Todo estaba en completo silencio, con las luces totalmente apagadas y la luz de la luna colándose por las ventanas siendo ésta la única iluminación. Solo podía escuchar sus pasos y el compás de su respiración... ¿será que no había nadie en casa? Al fondo, leves luces iluminaban el pasillo que dirigía a su habitación, acompañadas de un camino de pétalos de rosas que se perdían en el interior de la recamara. Invadido por la curiosidad, camino observando todo a su alrededor. No era normal llegar a su casa y ver tan bonito recibimiento, pero ya se hacía una idea del motivo... y la ocasión.

Era su 5° Aniversario de Bodas, su 9° Aniversario de Novios y se cumplían 20 años de conocer a la mujer más maravillosa, dulce y hermosa, con la cual tiene el enorme placer de compartir su eterna vida. Como olvidar una fecha tan importante, aquella que le recuerda todos los años que tomó la decisión correcta y le dio maravillosa felicidad.

Una fecha especial tenía que ser festejada de una manera especial, y al parecer su esposa sabía eso.

Al llegar al umbral de la puerta, pudo admirar la escena que se le presentaba en el interior de su cuarto. Al centro de la habitación sobre la cama, pétalos de rosa formaban un corazón. Frente a la cama se encontraba una silla en la cual alrededor de ésta los pétalos formaban un círculo. A un lado de la puerta, sobre el buró, donde antes se encontraba la televisión, una hilera de velas iluminaba la habitación, dándole ése toque romántico e íntimo, perfecto para la ocasión.

Un par de manos pequeñas se posaron sobre sus hombros, retirando delicadamente el saco qué portaba, poniéndolo cómodo con el ambiente.

—Te esmeraste esta noche...— susurró cerrando los ojos mientras sentía los suaves masajes en sus hombros proporcionados por su mujer.

—La noche lo amerita— mencionó en el mismo tono parándose de puntitas para poder susurrarle cerca del oído.

Abrió los ojos al sentir como su mujer caminaba hasta posicionarse frente a él, dejándolo anonadado con la imagen que veía. Sabia mejor que nadie que su esposa era poseedora de una belleza inimaginable. Siendo la envidia de muchas mujeres y el deseo de muchos hombres.

Pues con el simple hecho de portar ese sexy y provocativo Baby Doll color rojo vino, que combinaba perfectamente con su cabello rojo, tan brillante y liso, tan largo como a ella le gustaba, y en el cual él amaba enterrar sus dedos. Piernas largas, caderas anchas, busto del tamaño perfecto, piel de porcelana, labios carnosos y de un ligero rojo cereza que tanto adoraba morder, sin olvidar esos preciosos diamantes rosados que poseía, hacían que la pasión se encendiera y aumentara su libido.

Y daba gracias a todos sus esfuerzos, por convertirse en el Único hombre que podía disfrutar de su belleza. Aunque era el Único ser en la tierra que estaba claramente a su nivel (además de sus hermanos). Sólo él era el Único con el derecho suficiente para tenerla y poseerla. Sonrió con autosuficiencia y orgullo, no se consideraba un narcisista (ese era Butch). Pero sabía que no había nadie que se le comparara, eso se lo demostraba la mujer que tenía frente a él.

Dio un par de pasos hacia el frente para tomar a su esposa de la cintura y pegar sus cuerpos, acerco poco a poco sus rostros teniendo lo suficientemente cerca esos labios que tanto adoraba, y antes de poder unirlos en ese tan ansiado beso... Blossom, usando la fuerza suficiente, dio la vuelta junto a Brick, dándole un pequeño empujón para sentarlo en la silla.

—Ah, ah, ah. No lo harás— mencionó apuntando su dedo índice hacia él. —Tienes prohibido tocar...— añadió agachándose lo suficiente para dejar sus pechos a la altura de su rostro, y acercando sus labios a su oído, susurró con lujuria: —sólo quédate quieto y disfruta...—.

blossick  one shot y lemon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora