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Un par de días han pasado, me recuperé por completo gracias a la siguiente ardilla y a que dormí nuevamente el día que Leo se fue, por lo que empecé a producir energía natural en mi tercer día en esta mazmorra.

Ahora, golem y yo generamos dos unidades de energía por hora, siendo este mi quito día, generamos cien sin intervención, aunque claro, también gasté un poco invocando algunos esqueletos más, teniendo diecisiete en total, este lugar comienza a verse lleno.

Así mismo, me tomé mi tiempo para comprar un hacha y aleccionar a uno, que tras varias horas, aprendió finalmente a blandirla con ambas manos, resulta que no es necesario crear la habitación especial para que puedan aprender, solo para que lo hagan más rápido, pero dado que tengo mucho tiempo libre...

Decidí enseñarle y ahora veo los frutos.

Cada noche mando a ese esqueleto y a otros con él a talar un árbol y traerlo, luego, para pasar el tiempo, yo mismo lo convierto en leña.

El primer día fue difícil, pues era necesario improvisar una cubeta y mandar a tres de ellos a llenarla con el agua del arrollo cercano ya que las bayas se me estaban acabando. Tampoco es algo que pueda comprar en "la tienda", que me proporciona únicamente equipo y artículos de defensa.

Así mismo, le enseñé a otros dos a convertirse en trampas para animales pequeños y los enviaba a asentarse durante la noche.

Las ardillas no me durarían por siempre, así que la estrategia fue entregarles algunas bayas y sentarse con ellas en las manos en algún lugar del bosque, usando sus costillares como prisión.

Las ardillas sólo me duraron dos días y eso fue comiendo únicamente dos veces al día, así, tras haberme acabado lo que me dejó Leo, pude seguir viviendo, pero todavía tengo que racionar la comida, cazar así no es tan sencillo.

—Los goblins son mejores cazadores —Solomi no estaba feliz.

—¿Por qué tu insistencia en invocar goblins? Cuestan cinco horas de mi tiempo, ¿sabes?

—Porque son más fuertes, quiero siempre invocar al monstruo más fuerte que podamos, así será más difícil que vuelvan a destruir la mazmorra.

Entonces tiene un trauma por casi morir la última vez.

—Te diré que, cuando vuelva a conseguir ciento cincuenta unidades, empezaré a invocar goblins.

—Bien, pero no lo olvides, y espero no sea tarde.

Asiento.

Actualmente me quedan unas cien unidades, pues usé la energía para fabricarme ropa... o bueno, equipo defensivo, aunque mi intención era la primera. Cuando invoqué a los últimos esqueletos, decidí que no quería seguir usando ropa de los muertos y la mía estaba manchada de sangre, así que...

En fin, poseo una capa oscura de fortaleza, con bordados púrpura en las orillas, cuyo único poder es preservar mi energía para no cansarme tan rápido, pantalones de aceleración para correr un poco más rápido, botas de silencio para moverme por la mazmorra sin hacer ruido y una camisa vino con resistencia a las puñaladas.

Eso bastará por ahora.

También llené mi suministro de agua, por lo que he podido bañarme con normalidad y tengo leña suficiente para aguantar un invierno en la sala del tesoro.

De hecho, puedo sentir el ejercicio al ser yo quien parte los troncos una vez que los esqueletos se los dan. También acomodé un montículo de hojas secas para tener un lugar acojinado donde dormir.

Siento como si nuevamente me hubiera ido de casa de mis padres...

Ahora bien, estoy emocionado, pues siendo mi quinto día, finalmente una pareja aparece en la cueva.

Solomi's Dungeon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora