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Medió abrí los ojos, estaba en la cama. Había luz en la habitación, las cortinas estaban recorridas, hacia algo de calor. Mire a los pies de la cama, estaba Ian dormido en una posición muy incómoda. Me estiré y toqué su mejilla, se movió en busca de mi tacto.

-Ian, despierta -susurré mientras acariciaba su mejilla-.
-Mmm. -se levantó- Despertaste.
-Si, que haces? -toqué sus brazos-.
-Estaba durmiendo -se talló los ojos-.
-Pero, porque no te acostaste a mi lado -lo miré-.
-No te quería incómodar.
-Ian... -mis ojos se cristalizaron-.
-Esta bien, estoy bien -tocó mi mejilla y se sentó en la cama-.
-Acuéstate, por favor -lo miré mientras una lágrima bajo por mi mejilla-.
-Lo siento. -quitó mi lágrima y se tendió a mi lado- Mejor?.
-Lo siento. -lo miré- Me siento muy emocional.
-Ey, ey. -buscó mi rostro y me atrajo hacia él- Está todo bien.
-No debiste quedarte, -lo miré mientras tomaba mi mano- debiste dormir fatal.
-Soy fuerte, no dormí mucho.
-No sé si eso me alegra -me acomodé a su lado-.
-Estoy bien, y tú? -lo miré y apartó el cabello de mi rostro-.
-Estoy -levanté los hombros-.
-Que quieres hacer? -besó mi frente-.
-Que lindo eres, pero debemos ir a trabajar -puse una mano en su abdomen-.
-No, le dije a Peter que no habíamos dormido muchas horas, teníamos dolor de cabeza -lo miré y me levanté-.
-Que?.
-Tranquila, le dije que te llamé y te sentías mal, me pediste llamarle a Peter para pedir permiso, porque también yo me sentía mal. No dije que estuvimos juntos -me volví a acomodar-.
-Me asustaste -suspiré-.
-Que quieres hacer?.
-En realidad, nada.
-Esta bien, quieres ver una película? -besó mi cabeza-.
-De hecho, deberías ir a casa...
-Quieres cambiar de ambiente? Esta bien, no es tan grande como tu casa -lo miré y negué con la cabeza-.
-No quise decir eso, tú deberías ir a casa -me levanté-.
-Quieres que me vaya? Esta bien -me miró-.
-Ian... No somos una pareja, no debes estar aquí, gracias por escucharme, gracias por lo de Peter, gracias por...
-No, no somos una pareja. Pero si quiero estar aquí es porque así lo quiero. No te quiero dejar sola -tomó mi mano-.
-No quiero que te confundas... -evité la mirada-.
-Confundirme? Cómo haría eso? Tuvimos un momento, pero si quieres que solo sea eso, está bien -tomó mi mejilla-.
-Ian, ahora soy un torbellino de emociones, mejor dicho, soy un huracán. -lo miré- No te quiero llevar como un daño colateral.
-No te preguntaré que sientes por mi, no te preguntaré si me quieres, no preguntaré nada de eso. -se sentó en la cama- Sea lo que sea que necesites estoy aquí, un amigo, un oído, un hombro donde llorar, un saco de boxeo, un amante.
-Me tomó de las mejillas- No sé que siento.
-Eso está bien, hermosa -me dió un beso en la frente-.
-No quiero que pienses que quiero más, no se que es lo que quiero -miré mis manos-.
-Eso lo podemos hablar luego, solo deja que pase lo que pase -me tomó de las manos-.

Suspiré y me abrazó, de alguna manera me sentía segura con el, pero antes me había sentido así con Neal y no acabó muy bien... Dormimos unas horas, yo solo me sentía mal emocionalmente, pero no me dolía la cabeza por las pocas horas de sueño. Pero podía ver qué el sí, por el calor dormimos sin la cobija, el me pidió permiso para quitarse la parte de arriba. Cuando despertó se veía mejor, yo estaba despierta hace una hora.

-Hola... -su voz era más ronca de lo normal-.
-Hola -dije suave mientas tocaba su cabello-.
-Llevas mucho despierta? -se talló los ojos-.
-No -sonreí de lado-.
-Dormiste bien? -me senté en la cama, me apoyé en la cabecera para mantener mi espalda derecha-.
-Si, y tú? -se acostó en mis piernas mientras me abrazaba una-.
-Bien, necesitaba esas horas reparadoras -besó mi pierna mientras le hacía mimos en la cabeza-.
-Me alegro.
-Estas bien?...
-No... -suspiré- Pero supongo que lo estaré.
-Me alegra escucharte decirlo -besó mi pierna-.

Nos quedamos en silencio, solamente le hice mimos en el cabello, el me besaba la pierna y ya. Pasamos así un tiempo indefinido.

-Quieres hacer algo? -me dió un último beso antes de levantarse-.
-No, pero puedo escuchar tus propuestas -mi voz se escuchaba apagada-.
-Podemos ir a mi casa.
-La verdad no tengo ganas de hacer algo así -sonreí-.
-No, tengo película, un televisión y fotos familiares.
-No te he preguntado sobre tu familia.
-No hay mucho por contar. -puso un mechón de cabello detrás de mi oreja- Mi mamá es madre soltera, me crío ella y mi abuela. Ella falleció hace unos meses, mi mamá se mudó a Miami con su novio.
-No estaba... El -no quería decir "padre", alguien que abandona a una criatura no merece llamarse así-.
-No, cuando se enteró que mi mamá estaba embarazada la abandonó, -levantó los hombros- al parecer era un borracho.
-Narcóticos... -dije en voz alta-.
-No fue por el, mi mamá me contó una vez que una vez la intentó obligar a consumir... Estando embarazada -bajó la mirada-.
-Lo lamento...
-Mi mamá piensa que tal vez murió en la calle por una sobre dosis... Pero nunca lo sabremos -tomé su mano-.
-Lo querías conocer? -lo miré-.
-No, nunca pensé que algo bueno traería... Pero la espina es difícil de quitar, por eso entre a narcóticos, para tranquilizarme.
-Lo lamento...
-Esta bien, vamos a ver películas en mi casa -se levantó-.
-Quieres hacer eso? -me levanté lento-.
-Si no...
-Esta bien, solo quiero darme una ducha, me veo horrible -sonreí de lado-.
-Ey, -me tomó suavemente por las mejillas- está bien si te sientes mal.
-Lo sé, me siento de la mierda... Pero de alguna manera debo seguir... -lo miré y levanté los hombros mientras ponía mis manos en sus brazos-.
-Esta bien, creo en ti, tu puedes hacerlo.

Contuve las lágrimas y entré al armario, saqué una toalla, una blusa blanca, unos shots y mi ropa interior. Salí y sonreí de lado. Salí de la habitación y caminé al baño. La ducha no fue larga, en algún punto necesité pararme en una esquina y lloré. Lloré casi igual que la regadera. Luego me vestí, entré a la habitación silenciosamente y escuché una conversación.

-Lo entiendo... Mamá, estoy ocupado... Mamá, es mi vida personal... No, no estoy en casa... Mamá, para... Mejor habla con tu novio, tengo que hacer unas cosas... Mamá, no iré a Miami... Mamá! -se giró y me vio parada, inmóvil- Debo colgar. Lo siento.
-Esta bien, no te había escuchado así antes -lo miré con los ojos cansados-.
-Tienes sueño? -aventó el teléfono a la cama y me tocó las mejillas-.
-Estoy bien... Solo... Quiero salir de aquí -dejé la toalla en la cama-.
-Esta bien, voy por tus zapatos? -me miró-.
-Puedo ir yo. -sonreí y caminé al armario, sentía que venía detrás de mi- Puedes pasar.
-Segura?...
-Si, no creo que un fantasma te vaya a decir algo -me senté un un mini sillón y tomé unas sandalias con tacón-.
-Caminó hasta a mí, se agachó y ató las sandalias- Sabes que podemos ir a otro lado, hermosa.
-Si, lo sé... Tu ya conoces mi casa, quiero conocer la tuya -se levantó y tomé su mano-.
-Esta bien.

Puntos Suspensivos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora