𓏲 🍁﹕NUEVE ˒˒

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El robusto alfa lo obligó a subirse a la parte trasera de un auto, poco después se colocó frente al volante, cargando en su rostro la expresión más solemne

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El robusto alfa lo obligó a subirse a la parte trasera de un auto, poco después se colocó frente al volante, cargando en su rostro la expresión más solemne. No mencionó palabra alguna durante el viaje, tampoco se quejó del angustioso llanto, ni de los gritos histéricos que dejaba salir el omega asustado. 

JeongHan estaba aterrorizado, hecho una bolita en un rincón del asiento, suplicándole al alfa que lo dejara ir o, en su defecto, que lo matara allí mismo. 

Nada resultó y el desosiego fue creciendo a medida que notaba descender la velocidad del auto, deteniéndose frente a un sitio que él desconocía. Todo estaba demasiado oscuro y sus ojos complemente hinchado y llorosos no lograban distinguir demasiado. El auto avanzó, adentrándose a un estacionamiento subterráneo. 

Minutos más tarde, JeongHan se encontraba siendo empujado por aquel mismo alfa de mirada gélida, no sabía a dónde lo enviaba, ni haría, aunque podía imaginárselo y de sólo pensar en ello su estómago se contraía. 

Subieron por una estrecha escalera apenas iluminada y continuaron subiendo uno o dos pisos más, quizás tres pisos, JeongHan no supo contarlos. Sólo sabía que cuando dejaron de subir, estaba realmente exhausto, con su corazón palpitándole como loco en el pecho. 

El omega no quería seguir y descubrir cuál era el doloroso destino, quería huir, esconderse. No quería que lo lastimasen. El miedo se compenetraba cada vez más en su cuerpo a medida que avanzaban por un silencioso y, tal vez siniestro, corredor. 

De pronto, el tipo lo metió en una de las habitaciones de un empujón y, sin siquiera decirle algo, le cerró la puerta, dejándolo allí en absoluta soledad, dentro de una habitación enorme y lujosa, la cual se encontraba sumergida en las penumbras. JeongHan comenzó a dar vueltas, nervioso, remordiéndose las uñas, mientras aguardaba atemorizado lo que le esperase. 

Y mientras se decidía por iniciar una búsqueda de algo que le sirviera para defenderse, pensaba en porqué el aroma que invadía el lugar le resultaba tan familiar. Nunca había estado allí, pero ese olor... Ese olor... 

Un golpe en seco se oyó desde el corredor, JeongHan se alarmó, su respiración se entrecortó; su aliento había sido robado. Ya no tenía tiempo, por lo tanto se apresuró a emprender su búsqueda. Sin embargo, no logró encontrar más que ropa y objetos personales de, quien suponía, era el dueño de aquella habitación. 

Pasos resonaron del otro lado de la puerta, deteniéndose justo delante de esta, JeongHan tembló, tragó en seco y corrió hacia el balcón, sitio que no había advertido antes. La brisa helada lo tranquilizó apenas un poco, necesitaba aire libre. 

La vista, sin duda, era preciosa, pero eso no le importó. Se asomó por el barandal, notando que eran dos pisos de altura, sería una caída dura, tal vez ni siquiera viviría para escapar y tal aquello sería mejor que vivir y escapar herido. 

No lo pensó dos veces, no quería pensarlo dos veces porque sabía que si lo pensaba demasiado, se acobardaría. El ruido de la puerta cerrarse fue el aviso para que se apresurase, sino se mataba él, lo matarían, así que se subió al barandal por puro impulso, le echó una leve miradita hacia abajo y el vértigo se acumuló en su estómago súbitamente. Ya estaba allí, a sólo un paso, a un último respiro. 

ᨳㅤֶ֢ ㅤ۫  𝐒𝐮𝐛𝐥𝐢𝐦𝐞 𝐝𝐨𝐦𝐢𝐧𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧 ᵎDonde viven las historias. Descúbrelo ahora