Mientras estaba sentado en el umbral de la puerta por donde los recuerdos entran para quedar guardados, vi en contraluz tu sombra venir hacia mí. Pude ver como sobre tu rostro oscurecido se marcaba una sonrisa. Tus brazos se extendía y el susurro del viento transportaba la melodía de tu voz; sin embargo, no eras tú; en ningún momento fuiste, solo eran mis imperantes ganas de verte, solo una alegría efímera de mi mente.
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Historias de popurrí y retazos de pensamiento
PoesíaMi posible prólogo La historia comienza con un poco de aire fresco, una situación fugaz y un poco de tinta melancólica, sentimientos trastocados y un sinfin de actitudes hacia el contraste de la suavidad y la dureza de lo que se vive, anhela, se des...