ᴘᴀʀᴛᴇ ɪᴠ. ᴛᴏᴅᴏꜱ ᴇꜱᴛᴀᴍᴏꜱ ᴊᴏᴅɪᴅᴏꜱ

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Si hay algo que a mis veinte años de vida tengo claro, es que no soy un tipo con suerte

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Después de besarnos como un par de adolescentes con las hormonas a tope, intento regular mi respiración, Daniela sigue sentada sobre mi regazo, con el vestido ligeramente sobre sus rodillas.

— Entonces Jean, ¿Vas a besarme? 

En ese momento, su aliento alcohólico golpea mi nariz y, tal como la alarma matutina interrumpiendo tus mejores sueños, ese olor me regresó a mi triste realidad. A ti no te besan chicas atractivas en medio de una fiesta, Jean.

 Parpadeo un par de veces percatándome de sus mejillas rosadas, un tono rojizo en el blanco de sus ojos, y, como se apoya sobre mi pecho con sus manos, porque de lo contrario estaría en el suelo.

¿Estás ebria? 

Ella arquea una ceja y niega con la cabeza, entonces, la coloco con cuidado sobre su cama mientras me levanto para subir la luz completamente y asegurarme. Tiene la mirada un poco perdida, y los labios secos.

— Además de la margarita que nos tomamos hace unos minutos, ¿Bebiste algo? — pregunto llevándome las manos a la cintura. 

— Otra margarita... — responde clavando su vista en el techo  — ¡Oh! Y Reiner me compartió un poco de lo que bebía, aunque no tengo idea de qué era.

— ¿Reiner te ofreció una bebida?  ¿Estás consiente de lo que pudo pasar si alguien más venía a tu habitación? — mi tono de voz se ha elevado, pero, no logro contenerme —Daniela, no quiero sonar como un "macho" que te subestima pero, debes cuidarte de los hombres, en tu estado no podrías defenderte y cualquiera se aprovecharía de ti — siento mi sangre hervir de sólo pensar en las intenciones del idiota de Reiner. 

— Sí, bueno, el plan inicial falló... — balbucea — Jean, tengo sueño... 

— Está bien, lo mejor es que descanses — digo acercándome a ella y tomándola entre mis brazos para acomodarla dentro de su cama, la cubro con sus sábanas rosadas y la observo acurrucarse entre sus almohadas.

Delineo su rostro con mi dedo índice, todo en ella me gusta, su cabello café, sus ojos del mismo tono, sus labios rojos, su nariz pequeña, y sus mejillas color durazno, sus perforaciones en sus orejas, así como ese tatuaje cerca de sus clavículas. 

Estoy enamorado, estoy jodido. 

— Duerme Dani, yo iré a romperle la cara a Reiner Braun — susurro acariciando su cabello. 

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Una vez se ha dormido, salgo con cuidado de la habitación, sin hacer ruido con el fin de no despertarla, camino por los pasillos hasta llegar a la escalera que lleva a la terraza, todos han regresado, al parecer, sólo faltábamos nosotros. 

— Vaya, vaya... — bromea Connie rodeándome con un brazo.

— Ahora no, tengo algo que hacer— digo safándome de su agarre, yendo directamente al asiento de Reiner, está sentado entre Porco Galliard y Berthold Hoover con una sonrisa nefasta.

— ¿Qué quieres Kirschtein? ¿Por qué traes esa cara? ¿Es que Denzel ya no folla tan bien como antes? — habla entre risas, las cuales se ven interrumpidas cuando mi puño conecta con su mandíbula haciéndole caer de la silla. 

— Vuelve a decir algo así de Daniela y te rompo la cara Reiner, ¿Cómo te atreves a hablar así cuando la emborrachaste en su propia fiesta de cumpleaños? ¿Acaso planeabas acostarte con ella y por eso planearon ese estúpido juego? — levanto mi puño nuevamente, sin embargo, una mano me detiene. 

𝚂𝙷𝙴'𝚂 𝙺𝙸𝙽𝙳𝙰 𝙷𝙾𝚃 |Jean KirschteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora