Capítulo III

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Creo que nos quedamos mirándonos cara a cara porque nadie decía nada, ni comentaba ni una sola palabra. Decidí presentarme, ya que nadie quería hablar primero, supongo que se quedaron un poco desconcertados al verme en mi estado de ¨belleza¨.

- Hola, soy Zaira Dempsey. ¿ustedes cómo se llaman? - dije con un tono apurado y enredado, porque siempre me cuesta empezar y por lo visto, a ellos también les costaba.

Uno de los chicos comenzó a hablar y poco a poco nos fuimos presentando y me hice nuevos amigos y enemigos, o algo así. Me enteré de un pedazo de la vida de cada uno, o mi crítica constructiva (juzgando por lo que me pareció).

La chica bajita y de pelo castaño oscuro es Laila Mooray, que aunque yo le sacaba media cabeza, me daba miedo por su expresión, su mirada fija en mí, como si quisiera matarme con sus ojos celestes y su maquillaje que para mi gusto un poco en exceso.

Otra de las chicas es Denia Tisdale, M.A.P.S.P.S. (o Mejor Amiga Por Siempre Para Siempre) de Laila. Era de mi altura o un poco más, también con abundante maquillaje, pelo rojizo hasta los hombros y bastante liso y suave, (supongo que se hace tratamientos y que se cuida el pelo como su vida), ojos miel, pero un poco amarillentos cuando se los ves en el sol.

Alan Hills era lindo, alto y pero parecía un poco seco, frío, no se molestaba en mirarme, simplemente hablaba esquivando mis ojos, como si todo lo de conocerse le molestara. De espalda ancha, brazos fuetes, pelo castaño oscuro (casi negro), ojos verdes y pecas, y no sabía cómo era su sonrisa porque ni siquiera parecía amigable.

Frank Dixon también era lindo, rubio natural, alto (más bien de estatura media) y fuerte, tenía ojos grises que deseaba sacarle, parecía amigable y tenía una sonrisa muy llamativa, que pude ver porque no dejaba de sonreírme cada vez que le hablaba. Era sin duda muy atractivo para todas las miradas y se notaba que tenía muchos amigos y por supuesto admiradoras, ya que era tan simpático.

Todos tenían caballos muy lindos, pero no tanto como el mío. O por lo menos para mí. Lancelot olfateó el bolsillo de Frank y luego sacó una zanahoria que estaba allí.

- ¡Lancelot! Tienes que ser educado, ¿le pediste esa zanahoria antes de comerla?- dije en voz alta, sin acordarme de que todos estaban allí.

Laila y Denia se rieron a carcajadas y se fueron. No me había dado cuenta de que sera la única que habla consigo mismo y con su caballo.Eso les parecería ridículo desde mi punto de vista.

Frank hizo una reverencia como un caballero y se dirigió a Lancelot.

- Señor Lancelot, le doy permiso para comer esa zanahoria... aunque ya te la hayas comido. - dijo muy serio.

Yo, me reí.

- Veo que no soy el único que habla con los caballos...- me dijo sonriendo y mirándome a los ojos - Que bien que somos parecidos.

- Claro, yo también hablo con mi caballo, ayer me quede dormida contándole un cuento...- le conteste avergonzada- eso sí que no tiene sentido, ¿no? - le pregunté deseando no haber dicho eso.

- No. - me dijo serio. - mentira, jajá... igual creo que no le molesta que leas, lo debe disfrutar- me dijo soltando una risa.

Nos reímos un rato, pero luego el profesor los llamó a todos y me dejaron en los establos, cara a cara con la manchita del hocico de mi caballo, me acerqué y le abracé la cabeza con amor. Le susurre en el oído.

- Lancelot, te prometo que nunca pero nunca te voy a remplazar, siempre voy a estar a tu lado, pase lo que pase... te amo.

hola! espero que les esté gustando mi novela!! nadie comenta, ni nada, supongo que mi historia no es tan buena o simplemente no engancha. Solo les pido que sigan leyendola porque dentro de poco escribiré partes que espero que sean mas entretenidas. porfa, comenten si la sigo o la dejo. Muchas gracias :)


Lancelot -caballo-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora