Capítulo XII

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Las gotas del suero caian en un ritmo lento y acompasado, la máquina a su lado continuaba emitiendo aquel sonido que dejando en claro que el paciente sobre la camilla permanecía estable y en un sueño tan profundo incapaz de despertar pronto.

Habían pasado dieciséis horas desde que finalmente Osamu Dazai pudo tener entre sus brazos una vez más a su pareja y madre de su hijo, después de años sufriendo y culpandose por su muerte, después de semanas ahogado en la incertidumbre de saber si se encontraba bien, si lo habían lastimado, poco a poco la calma volvía a su vida, solo quedaba una cosa por hacer y era que lo recordará.

A su lado una niña de apenas seis años sostenía con firmeza la mano del pelirrojo, sus ojitos como su nariz mantenían un ligero tono carmín tras llorar durante horas hasta caer rendida, no podía evitar recordar la fuerte impresión que lo lleno de amargura cuando ella suplicaba entre sollozos que la dejaran ir con su madre.

Le era imposible creer que Chuuya había tenido una hija con Dostoyevski.

No necesitaba una prueba de paternidad para darse cuenta, su cabello negro como la noche, sus ojos la combinación del celeste y el púrpura, las facciones delgadas de su rostro, lo único que había sacado del pelirrojo era la nariz respingada que poseía, le dolía saber que ya no le pertenecía, que se había entregado a alguien más.

Se puso de pie tomando con la mano que no traía un incómodo yeso una manta gruesa y la colocó sobre la menor, no podía odiarla aunque lo quisiera, era solamente una víctima más de Fyodor, además que se lo prometió a Odasaku, proteger al indefenso y a los huérfanos, estaba dispuesto que si Chuuya le daba otra oportunidad aceptarla como su propia hija.

La puerta de la enfermería se abrió y con esta la doctora se adentro con una serie de documentos en sus manos y en su rostro su expresión no podía reflejar más que sincera preocupación.

- tengo los análisis de sangre de Nakahara, no te gustaran Dazai...-

El mencionado no quería ni imaginar cuales eran los resultados, le aterraba pensar que hubiese algo incurable que con el tiempo lo terminaría perdiendo de nuevo.

- solo dímelo-

- bien, esta bajo en glóbulos rojos, presenta una grave anemia también sus defensas están bajas y tiene inicio de una infección en riñones e hígado, sin embargo eso no es todo- observo a la menor y luego suspiro entregándole la última hoja - también se encuentra presente la hormona gonadotropina en su sangre lo que significa que esta embarazado, lo siento -

- no te disculpes, esta bien yo me haré cargo de esto - intentaba controlarse, realmente no quería causar un desastre por los celos y la frustración que sentía, era difícil pero podía superarlo.

- si quieres puedo realizar un aborto, no tomara mucho tiempo y sanara rápido -

- no, no lastimaré a Chuuya de esa manera, con lo débil que se encuentra podría no volver a embarazarse o incluso peor podría morir, no lo pondré en riesgo -

-¿estas seguro? ambos sabemos de quien es ese bebé que espera -

- lo se y no importa, son cosas que ocurrieron mientras estuvo encerrado con él, querer que aborte es casi lo mismo que querer enviar a Anya a un Orfanato solo por ser hija de Fyodor, Chuuya los ama y yo aprenderé a hacerlo -

Yosano había visto cuanto sufrió y entendía que solo se estaba haciendo el fuerte para poder permanecer al lado del pelirrojo, le dolía de la misma forma y lo único que podía hacer era permanecer a su lado y apoyarlo.

- bien más tarde le haré un ultrasonido para determinar la cantidad de semanas que tiene, mientras deberías ir a descansar, comer algo y darte un baño que apestas- mencionó en tono burlón mientras cubría su nariz - no le quitare la anestesia y yo lo cuidare así que no te preocupes por él, estará seguro aquí-

- no apesto ¿o si? - intento oler sus ropas pero no percibía aromas desagradables

- claro que si, además no querrás que lo primero que vea al despertar seas tú en ese estado, le provocaras un trauma permanente -

Comenzó a reír a carcajadas y él castaño solo la imitó, tenía razón, además no había visto a Hikari en los últimos días y debía darle la noticia de que su madre estaba a salvo y pronto con ellos.

- bien me iré, volveré en unas horas, si necesitan algo para ella llámame y lo traere -

- claro señor tengo que ganarme a la hija del tipo que me gusta - continuó bromeando entregándole su gabardina manteniendo la mirada en el hasta que se marcho.

Solo hasta ese momento su sonrisa se borro y acercándose al paciente colocó un par de medicinas en la intravenosa.

- por favor recuérdalo, es molesto verlo todo deprimido, esta haciendo todo por ti Nakahara Chuuya-

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Aquella voz que lo llamaba con insistencia se alejaba cada vez más de él, sentía una extraña necesidad de encontrarla, su corazón se estrujaba cada vez que parecía que la había alcanzado y luego esta se alejaba ¿porque le causaba ese remolino de emociones él simple hecho de escuchar su nombre?

La oscuridad era terriblemente profunda, apenas podía ver donde pisaban sus pies, sus pasos eran precavidos esperando no tropezar o caer en cualquier momento, por primera vez en su vida tenía miedo, no por lo que le fuera a suceder a él sino por su pequeña, tenía que encontrarla pronto, necesitaba asegurarse de que estaba a salvo, si le pasaba algo no lo resistiría.

Detrás suyo escucho como algo se rompía, el piso comenzaba a quebrarse y una luz blanca salía por las grietas, intento correr lo más rápido que podía pero al final todo fue en vano y terminó siendo atrapado.

Cuando se percató se encontraba en un lugar cerrado en el que parecía que algo había hecho explosión.

- te prometo que te alcanzare *****-

Aquella voz era diferente a la del principio y aunque le fue difícil consiguió reconocer donde cayó ¿había vuelto a la mina?

- tienes que salir de aquí-

A la distancia se encontró con dos figuras, una era él y quería suponer que la segunda era Fyodor pese a no poder distinguir su rostro

- te amo ***** cuando volvamos a casa tengo que mostrarte algo -

Un segundo, eso no fue lo que pasó, el ruso era quien le habló durante los últimos momentos que estuvieron juntos, le dijo que tenía que hacer, entonces ¿de quien eran esos recuerdos? ¿quien era él otro sujeto? ¿acaso la voz que escuchaba era suya?

Estiró su mano tenía que tocar ese recuerdo, reconocer a la segunda persona, habían tantas dudas en su cabeza y ahí mismo buscaría la respuesta, sin Fyodor no tenía nada, él siempre guió su camino pero ahora debía de encontrarse él mismo sin ayuda de nadie.

Cuando creyó estar cerca todo se disipó.

Despertó.

Se encontraba en una habitación de hospital, estirando su brazo como si intentara alcanzar algo, una mujer a su lado solo lo observaba, se acercaba lentamente a él debía tener cuidado de no alterarlo de lo contrario su poder podría destruir el edificio entero en segundos.

-¿como te sientes? -

- como me... - cubrió su rostro con ambas manos, tallando sus ojos que aún no se acostumbraban a la luz del sol-¿donde estoy?

- en la agencia de detectives - respondió el castaño tocando ligeramente las sabanas preparándose para cualquier reacción violenta

-¿ la agencia... de detectives?

Un Nuevo Comienzo ~ SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora