El tren de las 05:00 Am

Capítulo 10

31 de Enero 3:00 Am.

Sabanas arrugadas, humo de cigarro contaminando el aire de la habitación, y una chica durmiendo en su cama. Amara había tomado unas pastillas de melatonina, para ayudarla a conciliar el sueño, cosa que había conseguido con rapidez. Llevaba más de 8 horas durmiendo, después de que su madre la llamará, había caído rendida en un sueño profundo, no se había dado cuenta del cansancio que sentía, incluso no fue capaz de soñar nada.

El sonido del despertador fue lo único que logró hacer que se despertará de su sueño. Una pálida mano sale de una maraña de sábanas arrugadas, golpea con algo de fuerza el viejo reloj, logrando así que este dejase de emitir su molesto sonido.

Amara aparta las sábanas, dejando a la vista su cuerpo, el frío nocturno cala en sus huesos, provocándole un escalofrío. Con el dorso de la mano, se limpia los restos de baba que caían sobre su barbilla y mandíbula. El bote de pastillas descansa en la mesilla de noche, este tiene una tapa morada, el bote es transparente, y tiene una pegatina con letras moradas indicando su contenido.

Donde antes descansaba su cabeza, hay un pequeño charco de baba. "Estupendo, ahora tendré que poner una lavadora" – Suelta un suspiro cansado, y se decide a levantarse.

Solamente llevaba puesto ropa interior y una camiseta que le llegaba a la altura de los muslos. El frío cala en sus huesos, haciéndola tiritar y abrazarse a sí misma en busca de algo de calor. Recoge del suelo una vieja manta, y se la pasa por los hombros. Empieza a quitar las sábanas de la cama, dejándola desnuda. Lleva las sábanas sucias al cesto de la ropa sucia, situado en el cuarto de baño, ni se molesta en encender la luz de este último.

Hace la cama, vistiendo el colchón con unas sábanas grises adornadas con pequeñas flores blancas. Recoge los vaqueros del día anterior del suelo, y se los coloca. Saca un sujetador limpio del armario junto a una camisa blanca, antes de abrocharse la camisa, abre el cajón de la mesilla de noche, y saca un paquete de cigarros, saca uno y lo enciende con el mechero, un regalo de su madre, desde hace más de 2 años.

Camina hasta la ventana, la brisa de invierno hace que la piel del estómago y pecho se erice, el pelo le cae sobre los hombros, formando una cascada de ondas negruzcas sobre la blanca camisa. Apura lo máximo posible el cigarrillo, antes de abrocharse la camisa, se sienta en el borde de la cama, y se coloca con sumo cuidado sus viejas botas negras, los cordones de estas son amarillos negruzcos, en algún momento fueron amarillos, pero la suciedad y los años los dejaron en su actual estado.

De la mesilla de noche saca una pequeña caja azul, dentro de ella, hay varios tipos de agujas, algunas son más largas, parecidas al tamaño de un cuchillo, otras son de tamaño medio, y otras son tan pequeñas, que sería difícil encontrarlas si se cayeran al suelo. Amara saca todas las agujas, y las coloca con cuidado en el interior de sus botas, cuidando que ninguna sea visible, las sobrantes las guarda en el bolsillo de su chaqueta. Antes de salir, se pone una vieja chaqueta de lana negra sobre la camisa, siente el peso de las agujas en los bolsillos. "Hoy probaré algo nuevo" – piensa Amara, mientras abre la puerta, y guarda las llaves en su bolsillo.