Capítulo11

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31 de Enero 04:49

Saca un nuevo cigarro del paquete y lo enciende con su viejo mechero, el traqueteo del tren empieza a ser audible, con un suspiro Amara le da una última calada a su cigarro antes de tirarlo al suelo y aplastarlo con su bota.

Un chico de unos treinta años se coloca a unos 5 metros de distancia de Amara. Se deja caer en la pared, apoya un pie en la pared, y agacha la cabeza, tiene el pelo castaño y bastante corto, dos mechones le caen sobre los ojos, tapando parte de su rostro. El tren llega, Amara se separa de la pared, y camina despacio hasta las puertas de este.

Las puertas se cierran. El chico levanta la cabeza, y mira en la dirección por donde Amara se ha ido, y sonríe.

05:00

3 personas.

En el primer vagón, se encuentran dos chicos de unos 17 años, van hablando animadamente. Uno de ellos tiene el pelo negro, y lo lleve recogido en una pequeña coleta, tiene unas profundas ojeras y lleva puestos unos cascos blancos en el cuello. El otro chico es moreno de pelo corto, parece estar nervioso, porque tiene un trozo de papel en sus manos que no para de retorcer.

Amara toma asiento detrás de ellos, saca dos pequeñas agujas del bolsillo. Se levanta de su asiento, y con una sonrisa falsa, le toca el hombro a unos de los chicos. La conversación que estaban manteniendo cesa, y los dos giran la cabeza para mirarla, el chico moreno le sonríe, en cambio el otro chico la mira con una expresión de desconfianza.

- Perdonad, ¿Pero sabéis en que estación me tengo que bajar para llegar al Paseo de Gracia?- Utiliza una voz dulce

- Si, tienes que bajarte dentro de tres estaciones- Responde el chico moreno.

Amara le sonríe como agradecimiento, acerca su mano al cuello del chico moreno, y con un hábil movimiento le clava la aguja en el cuello, con la mala suerte que esta se clava en una arteria. Amara clava la aguja completamente en su cuello, haciendo que solamente quede un punto metálico en su piel. El chico moreno se lleva la mano al cuello, mientras suelta un par de lágrimas, pues la obstrucción de sangre en su cuello acaba de empezar.

El otro chico agarra la muñeca de Amara impidiéndole algún movimiento, Amara pega un fuerte tirón, pero el chico no le suelta la mano, Amara sonríe con arrogancia, antes de darle tiempo a reaccionar, Amara le muerde la mano al chico con fuerza, este suelta un fuerte chillido, Amara le muerde con más fuerza la mano, provocándole un herida, en la que la sangre empieza a fluir, le suelta la mano, y de un tirón le agarra el cuello, y le clava la otra aguja en el cuello. La sangre del chico corre por la barbilla de Amara, los dientes están tintados del rojo de la sangre, el chico se desploma en el suelo con un golpe seco, la sangre de la herida mancha el suelo, formando un pequeño charco de sangre. Amara se gira para mirar al otro chico, este se encuentra desplomado en el sillón, tiene los ojos abiertos, y el cuello morado por la acumulación de la sangre, sus ojos abiertos y llenos de lágrimas.

"Nada mal para empezar el día" –

Queda 1

Este día el metro estaba prácticamente vacío, pero eso no impedimento para Amara y su juego macabro. Avanza por el vagón hasta sentarse al lado de una mujer.

Por su aspecto, la señora podría tener unos 30 años, lleva puesto un traje muy elegante, y aun lado de su pie derecho, hay un maletín negro, lleva el pelo recogido en una coleta estirada, dejando las facciones de su cara despejadas de los mechones de cabellos rojizos, en la muñeca izquierda tiene un reloj de alguna marca que Amara no logra reconocer, en el dedo anular, lleva un anillo de oro. "A sí que estas casada" – Piensa Amara.

Amara se agacha hasta la altura de sus botas, y de ahí saca una aguja del tamaño de un cuchillo, gira la cabeza, para poder ver a su víctima, la señora está concentrada mirando por la ventana, sin prestarle atención a nadie más, Amara se reincorpora, y se la clava en el muslo, con suerte, la aguja podría haber traspasado la vena femoral, acelerando la muerte por desangramiento.

La señora chilla y salta en su asiento. Mueve su cuerpo hasta pegarse a la pared del tren, mira a Amara con una expresión de puro miedo, la misma expresión que alimenta la locura de Amara.

- ¡AYUDA!- chila la señora

- No seas tan ruidosa, me molestas- dice Amara tapándole la boca.

Con la misma mano con la que tapa su boca, la obliga a abrirla, presionándole el mentón y clavándole las uñas en la piel, con su mano libre, saca otra aguja del bolsillo de la chaqueta, y se la clava en la mejilla, la aguja traspasa musculo y Amara ve con la punta plateada de está, se encuentra en el interior de la boca, Amara vuelve a empujar la aguja, haciendo que traspase completamente la otra mejilla, quedando insertada de un lado al otro de la boca. La sangre mancha completamente el pulcro traje de la señora y las manos de Amara. La cabeza de la señora cae hacía atrás, chocando contra la ventanillas, aún no está muerta, su pulso en débil, pero su corazón sigue latiendo. Amara saca una de las agujas más largas, y se la clava en el pecho, su respiración de detiene, la aguja se ha clavado en un pulmón. El cuerpo sin vida cae de espaldas a la ventanilla, aún tiene los ojos abiertos. 

El tren de las 05:00 AmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora