Capítulo12

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04:52

Él ve como el metro desaparece por la vía, levanta la cabeza y se agacha para ver el cigarro que la chica había tirado minutos antes, saca un guante de látex blanco, y recoge el cigarrillo para después meterlo en una pequeña bolsa de plástico. "Te encontré, psicópata" –

Para Noah era bastante común enfrentarse a personas con enfermedades como las de Amara, pero en 7 años en los que llevaba trabajando como inspector de la policía nacional, nunca se había encontrado una mente como la de Amara, una mente totalmente corrompida por el Síndrome de Amok, síndrome que la llevaba a matar en masa.

Noah saca su teléfono, y marca el número de los compañeros que esperan en la otra estación en la que han precedido en la que Amara bajaría, pero con lo que no cuentan los policías, es que Amara nunca coge la misma ruta.

Se abre la chaqueta dejando al descubierto su blanca camisa pegada a su cuerpo, camina rápidamente para salir de la estación, la calle está vacía y los primeros rayos de sol empiezan a aparecer, los mechones castaños de Noah brillan. Empieza a correr por las calles, esquivando a las pocas personas que están por ahí. Encuentra su coche, entre jadeos saca las llaves del coche del bolsillo de la chaqueta, Y se para delante de un coche negro, que brilla con la luz solar, tiene un diseño elegante y cuidado, dejando en claro la calidad del coche. Noah entra en el coche, lo arranca. Minutos después de empezar a conducir abre la ventanilla y coloca en el techo la sirena de la policía, abriéndose paso entre los coches.

05:10

Más de 20 coches de policía esperan la salida de Amara del metro, pero solamente un policía conoce la auténtica posición de Amara, ese famoso policía, es Noah Nguyen, en el último momento decidió cambiar de ruta, y no dirigirse a la otra estación, si no dirigirse a la estación que está más lejana. Aparca de cualquier forma, dejando el coche totalmente doblado ocupando dos aparcamientos, se baja con rapidez, echa a correr hacía la estación. Cuando llega, el tren ya se está yendo, y no hay rastro de Amara.

Suspira con frustración y se seca el sudor con la manga de la chaqueta, por el rabillo del ojo, observa movimiento detrás de él, se gira en busca del causante del movimiento, pero no hay nadie, la estación está en completo silencio y sin ninguna señal de vida de alguna persona, vuelve a sentir movimientos por su espalda, se lleva la mano a su espalda, colando la mano por debajo de su chaqueta, cogiendo la pistola que tiene colocada en la espalda baja sujeta por el cinturón, la saca y le quita el seguro, con la mano libre, se agarra la muñeca derecha, para tener más seguridad al momento de disparar.

Escucha algunos susurros, y vuelve a girar sobre su mismo eje, buscando al causante, pero sigue encontrando la misma estación vacía, sin esperarlo, siento el frío metal de un cuchillo sobre la garganta, el corazón de Noah empieza a latir con mayor rapidez, gira la cabeza lentamente, para encontrarse el rostro de una chica pálida y bastante delgada.

- No te muevas- dice ella, él levanta las manos, y tira la pistola al suelo.

- Ven a comisaria, da tu testimonio, no irás a la cárcel. Hemos recreado tu perfil psicológico, estás enferma, ingresarás al manicomio por algunos años, y si te recuperas saldrás, pero no haga las cosas más difícil, matar a un policía no te ayudará en nada.-

- ¡NO ESTOY LOCA!- chilla Amara, tira el cuchillo al suelo, y se aleja de Noah.

Él se mueve rápido, le pega una patada al cuchillo y recoge la pistola, pero al girarse, vuelve a poner el seguro y se guarda la pistola en su lugar. Él la mira detenidamente, intentando averiguar qué es lo que le pasa. Amara esta arrodillada en el suelo, llorando desconsoladamente y murmurando constantemente la misma frase; "No estoy loca".

Amara lucha con la voz de su cabeza, pero en esta batalla ella no puede ganar, la voz es más poderosa, hasta el punto de hacerle olvidar que un agente de policía está a unos escasos metros de ella.

- MATATÉ- Susurra la voz en su oído. Ella niega repetidamente con la cabeza mientras sigue llorando y murmurando, Noah no sabe qué hacer, nunca había conocido a nadie en el nivel 0. El nivel 0, es el nivel de locura más alto, es casi imposible hacer nada una vez que ese nivel es alcanzado.

Noah se acerca con cuidado, con las manos en alto en señal de que no va a intentar dañarla, ella ni siquiera lo mira, está demasiado ocupada luchando con su mente. Él se arrodilla a su lado, ella sigue llorando, no se ha dado cuenta de la presencia de Noah.

Después de muchos años, se siente como si hubiera retrocedido en el tiempo y hubiese vuelto a sus primeros años en la policía, no sabía qué hacer, simplemente hizo lo que su corazón quería hacer desde el primer momento en el que su mirada conecto con los frío ojos de ella, sin pensárselo más, la abrazo. Ella era fría, su piel estaba congelada, en ese momento, Noah entendió a lo que muchas personas se refieren con lo de trasmitir buenas o malas vibras, él sentía esas vibras en Amara, pero las vibras de ellas eran frías, tan frías que daba miedo, es como si ni siquiera fuese una persona, sino un tempano de hielo.

Poco a poco, Amara empezó a reaccionar, volvió al mundo, para encontrase rodeada por una calidez, giró su cabeza, y se encontró el rostro de un chico, el mismo chico que había visto antes de subirse al tren, el chico tenía los ojos cerrados con fuerza, y la envolvía en un fuerte abrazo, por una vez en mucho tiempo, la voz no le habló, no le dijo que lo matará, y la auténtica Amara se hizo presente.

Con manos temblorosas, coloco sus frías manos sobre el brazo de Noah, él abrió los ojos cuando sintió su tacto, sus miradas se encontraron, y por primera vez Amara sonrió, pero no era una más de sus falsas sonrisas, era una sonrisa verdadera, una sonrisa, que hizo que la frialdad que Noah sentía desprenderse de ella, se sustituyese por algo más puro, algo tan puro como es ser tú, por primera vez.

Con sumo cuidado Noah se lleva una mano al cinturón, donde lleva colgadas unas esposas. Amara aparta la vista de Noah, y cierra los ojos con fuerza, la voz había vuelto.

- ¡MATALO!– Chilla la voz.

Amara se aparta de Noah, lo empuja haciendo que Noah quede tumbado en el suelo, se pone en pie y observa que él tiene una mano en la espalda. Ella frunce el ceño, y sin apartar por completo la mirada de él, busca el cuchillo con el que momentos antes intento matar a Noah. Antes de que Amara pueda reaccionar, Noah se pone de pie, empuñando la pistola. Amara le muestra una sonrisa cínica, completamente distinta a la que había mostrado antes. Amara avanza a paso lento hacía Noah, él no se mueve, le quita el seguro a la pistola, toma una bocanada de aire, y dispara.

El tren de las 05:00 AmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora