11:30 Am
Amara vuelve a caminar por las calles, ahora estas están repletas de personas. Cada una de ellas inversas en sus pensamientos, e ignorando a los de alrededor. "Son tan fáciles de matar"
La voz que la obligó a matar hace muchos años, se apoderó de sus pensamientos, destruyendo a la verdadera persona que habitaba en su cuerpo. No sería tan grave, si Amara fuese consciente de que la voz, puede ser ignorada, pero hace muchos años que Amara perdió la batalla contra la voz, ahora solo le queda ser una marioneta de su propia enfermedad.
Calle Pretixol Nº 14, 6º piso.
Vuelve a comprobar la dirección antes de entrar al ascensor. Otro espejo, otra vez el mismo reflejo, Amara se queda paraliza ante su reflejo, la puerta del ascensor se cierra a su espalda.
Su visión se vuelve borrosa, y empieza a temblar, sus piernas ceden, cae al suelo de rodillas.
- Mátala – Susurra la voz en su oído. Amara solloza, y niega repetidamente con la cabeza.
- Mátala – Vuelve a repetir la voz, está vez su tono es más fuerte. Ella vuelve a sacudir la cabeza y se lleva las manos a las orejas.
- Mátala – Esta vez, la voz suena amortiguada. Amara vuelve a negar, y aprieta más sus manos.
Las puertas se abren, y Amara cae de espaldas al suelo, se arrastra mientras las lágrimas caen desesperadamente, dejando un húmedo rastro en sus mejillas. Logra salir del ascensor, los oscuros mechones de pelo le caen sobre el rostro, quedando pegados en sus húmedas mejillas. Los sollozos empiezan a desaparecer, aparta las manos de sus orejas, donde han permanecido desde que salió del ascensor. Limpia los restos de lágrimas con el dorso de la mano, e intenta controlar su acelerada respiración, la presión del pecho empieza a desaparecer.
Pasados 10 minutos, se pone en pie, se limpia las manos en los pantalones, y llama a la puerta del señor Turing.
El estridente sonido del timbre hace vibrar todo el departamento. A paso lento Biel Turing avanza por el pasillo, haciendo arrastrar sus viejas zapatillas. La puerta chirría, y la silueta de un señor, de pelo canoso, y barba de hace más de una semana, abre la puerta.
"Parece haber envejecido 10 años en una semana" – Él le dedica una sonrisa amplia y reluciente, todo lo contrario al aspecto que muestra en este momento. Lleva un pijama viejo de cuadros azules, en algunas esquinas está deshilachado, sus ojos están rojizos, y la piel de debajo de estos muestra unas ojeras moradas.
- Sus libros, señor Turing- Amara le extiende el paquete.
- Gracias, son de gran ayuda en estos momentos- Él le extiende un pequeño sobre con el dinero de los libros, Amara sigue todos los movimientos de él, mientras deja el paquete en el mesa de la entrada.
- ¿Está usted enfermo señor?- Amara no suele meterse en la vida de las demás personas, simplemente por el hecho de que no le importa lo que hagan, pero en este caso es distinto.
- No, no estoy enfermo querida, esto es más grave que una simple enfermedad. ¿Has oído hablar de los asesinatos en el tren de las 05:00? – Amara se sorprende ante su comentario, pero no deja que se note, simplemente se limita a asentir, sin apartar la mirada de él. " Si sospechas algo, no dudaré en matarte" –
- Mi nieto Leo, fue asesinado está misma mañana en ese tren – Amara reconoce ese nombre, pero no entiende la actitud del señor Turing ante la muerte de su nieto. "Solamente está muerto, ¿Por qué llora? ¿Se siente tristeza cuando alguien muere?". Con su mejor cara de compasión fingida que puede hacer, le da el pésame al señor Turing.
El señor Turing cierra la puerta, y Amara se dispone a bajar, pero está vez, utiliza las escaleras.
Fue como aquel día, la misma escena, pero cambiando a la víctima. No era la primera vez que la voz le decía que se matase, pero si era la primera vez en la que ella no podía controlarla, se sentía débil, y ni siquiera su parte racional podía controlar a la voz. Una recreación del día en el que mató a su padre, solamente que está vez era consciente, esta vez su víctima era ella misma, posiblemente el asesinato más doloroso que hubiese cometido.
Como aquel día, recurrió a la persona que la entiende, o al menos lo intenta. La única persona que no la abandonaría, la única persona que está con ella, incluso sabiendo que sangre de varias personas mancha sus manos.
- Mamá – Le dice Amara a la persona que está detrás de la línea telefónica.
- Mamá, ha vuelto a pasar, ha sido como ese día –
- ¿Conocías a la persona?- Responde la suave voz de Julia, la madre de Amara.
- Sí, era yo mamá- responde Amara con voz temblorosa, y las lágrimas amenazando con derramarse de las glándulas lacrimales.
- Cariño, tienes que relajarte. ¿Has dormido algo está noche?-
- No
- Llama a Ada, y dile que te sientes mal. Vete a casa y duerme, hoy no podré ir a verte, pero llámame cuando llegues a casa, y si te vuelve a pasar algo como esto, me llamas. – Hace una pausa para coger aire, y baja la voz hasta ser un susurro antes de volver a hablar- Amara, recuerda no matar a nadie hasta las 05:00. –
- Sí, adiós mamá –
- Te quiero- responde Julia.
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El tren de las 05:00 Am
Mistero / Thriller5 personas. 5 almas. 5 muertes. una asesina.