Capítulo 7

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Al día siguiente la recién formada pareja se encontraba pacíficamente dormida sobre un colchón sin soporté, la ropa de ambos estaba esparcida por todas partes. 

La primera en despertarse fue Marinette, se encontró rodeada de unos fuertes brazos, todo lo sucedido en la noche llegó de lleno a su cabeza, estaba feliz pero muy avergonzada.

Adrien sintió que la persona en sus brazos comenzó a moverse con nerviosismo, así que decidió abrir los ojos. 

Lo primero que vio al despertar fue a su preciosa novia sonrojada hasta sus adorables orejas. 

Él jamás se había sentido tan feliz y tan vivo al mismo tiempo, sin duda conocerla fue lo mejor que había podido pasarle. 

-Por cierto Adrien… olvide darte tu regalo- mencionó de pronto la azabache. 

-¿Qué dices? Me diste el mejor regalo del mundo, el ser mi novia- la miro con amor. 

Marinette no pudo evitar sonrojarse aún más, su novio era todo un adulador. 

-Adrien, que cosas dices- dijo apenada. 

Él rubio en respuesta se carcajeo ante la inocencia de su novia. Era adorable, no se cansaba de admitirlo. 

La chica avergonzada jaló la sábana para cubrir su desnudez y fue en busca de su bolso, de él extrajo una pequeña cajita con un moño. 

Cuando volvió a donde se encontraba Adrien se llevó la sorpresa de verlo recostado en la cama con sus brazos cruzados debajo de la cabeza y completamente desnudo, con una sonrisa sensual en su rostro, Marinette no se había percatado de que la sábana que ella se había llevado para cubrirse era la misma que cubría la desnudez del rubio. 

Si antes estaba sonrojada ahora parecía un tomate completamente maduro. Adrien se limitó a reírse por la bochornosa situación que había creado su novia sin darse cuenta. 

-Toma- le extendió la cajita cuando ya estaba de nuevo en el colchón y asegurándose de tapar muy bien aquella parte del rubio. 

Adrien la miró sorprendido, abrió el regalo con mucha curiosidad, encontrándose dentro de él una preciosa pulcera hecha a mano. 

-No sabía que regalarte- comenzó a hablar la chica- y como no sabía si te gustaban las pulseras o collares, así que...pues... bueno mmm espero que te guste. 

-Gracias Mari, cualquier regalo tuyo será el mejor de todos.

La pareja se sonrió mutuamente y olvidándose de su desnudez, se besaron cariñosamente. 

*****

Los siguientes días Adrien y Marinette se escabullian a lugares solitarios de la universidad a la hora del almuerzo, a veces escondiéndose en rincones apartados de la biblioteca o escondiéndose entre arbustos, entre otros lugares, para poder darle rienda suelta a sus sentimientos, besándose con ternura y otras veces con pasión. 

Adrien jamás insisto a la chica a qué pasará más que solo besos y caricias furtivas, al contrario, resultó que la joven era muy curiosa y hasta cierto punto era ella quien lo incitaba a más. 

Claro que el tiempo de las asesorías era valioso para ellos, ninguno de los dos querían que él rubio saliera perjudicado en sus estudios. 

Chloe y Sabrina por otra parte estaban brincando de alegría, por fin él chico estaba disponible para ellas, lo que no sabían era que ambas habían jugado el papel de cupido en esta ocasión, pero eran demasiado ingenuas para darse cuenta, él rubio jamás les haría casó, no cuando había encontrado a su verdadera alma gemela. 

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