Después de mi conversación con Jungwon, logré sentirme un poco mejor... Fue algo raro, porque el ni siquiera tuvo tiempo de aconsejarme o simplemente lamentarse conmigo. El simplemente dirigió unas palabras y logró sacar de mi cabeza el tema de Sunghoon. O bueno, logró sacarlo, por lo menos, algunas horas.
— Suksuk. Espérame. —escucho a Sunghoon a lo lejos intentando hacer que me detuviera. Y claro que lo logró.
— ¿Si?
— ¿Podemos ir a tomar algo ahora? Ya sabes, para hablar sobre Karina — dijo totalmente relajado. Cómo es que podía hablar del tema, sin problema alguno— Bueno, solo si quieres.
Claro que quería, deseaba salir con el chico que me gustaba, o por lo menos, solo salir como mejores amigos. Pero por obvias razones debía rechazar su oferta. No deseaba ir a tener una conversación sobre cómo podía conquistar a mi amiga. Debo aclarar que no tengo nada contra Karina. Al contrario, la quiero demasiado. Esta claro que la confesión de Sunghoon me dejó son palabras. Pero no por eso, debo empezar a odiarla. No soy tan inmadura.
— Lo siento Sunghoon. Llegas tarde. En la mañana me comprometí con Jungwon.
— ¿Con Jungwon? ¿El Yang Jungwon que conozco? —dijo abriendo sus ojos como platos.
— Si, el mismo Jungwon que conoces.
— No sabia que se conocían.
— Pues así es. Y si me disculpas, te dejo, porque me está esperando. Adiós Prince.
Sin más, dejé a mi mejor amigo ahí tirado, no le di oportunidad de despedirse.
Esta claro que no debo tomar ese tipo de actitudes con el, pero, que más puedo hacer, tan solo soy una chica de 15 años, que no puede entender sus sentimientos.
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— Y bien ¿ya te sientes mejor? —dijo Jungwon mientras caminaba a mi lado.
— Claro, siempre estuve bien. —mentí.
— Estamos solos, Park. No tienes por qué mentir. Es lógico, lo veo en tus ojos. Estás confundida. No sabes que hacer con la situación de Sunghoon. Pero para eso te invité un café, para que puedas despejar tu mente.
— No tenías porque hacerlo, de verdad —dije con suavidad, a lo que el negó con una sonrisa— Y si, tienes razón, estoy confundida.
— Dime como te sientes. Tal vez hablar te pueda ayudar —dijo mientras me entregaba el café y se sentaba a mi lado. Nos encontrábamos en un parque fuera de la cafetería, era un ambiente muy agradable—
— Pues bien, después de la confesión que el me hizo, no he dejado de pensar en cómo me siento realmente. Una parte de mi se siente destrozada al saber que la persona que me gusta, no correspondería a mis sentimientos. Pero por otro lado, deseo ayudarlo a conseguir su felicidad. Me siento egoísta.
