Epílogo.

610 71 6
                                    

New York, EE

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

New York, EE.UU.

Llevaba ya dos meses en Estados Unidos. La verdad es que era una ciudad impresionante. Trabajar aqui, era como un sueño.

Durante estos dos meses he conocido unos cuantos chicos y chicas coreanas. Ellos harán parte del proyecto que estoy dirigiendo en New York.

Mi ambiente de trabajo es simplemente increíble.

― Hey hey! Cómo estás SukSuk?

Ah, se me olvidaba. Yeri estaba trabajando conmigo aquí, así que vivimos juntas.

― Algo cansada y tu?

― Normal. No me quejo. Mi jefe me explota demasiado, pero aquí estoy.

― Ja, Todo el mundo quisiera tener una jefe como yo. Te quejas demasiado. ―bufé

― Tranquila, es broma.

― Lo sé. ―rode los ojos.

― ¿Y bien? ¿Cuántas academias te hacen falta por visitar? ¿Cuántas aceptaron la propuesta?

― Tengo que confesar que ningún gerente se resistió a semejante mujer ―dije pasando las manos por mi cuerpo mientras reía. ― Es broma. Al parecer a todos les gustó la idea. Aportarán con un mínimo de 10 cupos para niños sin recursos. Solo me hace falta la academia de Taekwondo. ¿Me acompañaras mañana, verdad?

― Claro que si. Incluso ya hablé con uno de los gerentes. Se llama Félix, es todo un galán.

― Dios, ¿tu no puedes trabajar sin coquetear? Que feo caso mujer.

― Más bien tu eres una envidiosa ―dijo haciendo énfasis en la palabra "tú"―

― ¿Yo? ¿Por qué?

― No has coqueteado con nadie por años. Sigues esperando al idiota ese.

― Primero que nada, no estoy esperando a Jungwon ―aclaré.

― Claro que si. Ni siquiera lo nombré y tú ya sabías que hablaba de él.

― Pues es mi último ex novio.

― Ajá. Yo de ti, me daria una oportunidad con alguien más. Ya es hora.

Las palabras de Yeri me hicieron pensar demasiado. Tal vez yo me estaba matando la cabeza por alguien que a lo mejor, ya ni me recordaba.

En la academia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En la academia.

― ¿Tu debes ser Félix? ―pregunté.

― Ese soy yo. Y tú debes ser Misuk. La abuela Jisu me ha hablado de ti.

― ¿Has hablado con Jisu?

― Claro que sí. Jung--

Yeri aclaró la garganta interrumpiendo a Félix.

― Creo que estás hablando de más, Félix.

― Lo siento.

― ¿Son amigos? ―cuestioné.

― Si, la verdad nos conocimos en el centro comercial. Me sorprendió saber que ella sería parte del proyecto.

― Eso es genial. Trabajaremos con personas conocidas.

― Si... Hablando de conocidos, ya puedes pasar.

― ¿Pasar?

― Si, el director te espera en su oficina.

― De acuerdo.

Caminé por los pasillos con tranquilidad, muestras organizaba los papeles de la propuesta. Ya que el director debía firmar.

Siempre que tenía que hacer una propuesta de trabajo llevaba conmigo la cadenita y la Manilla que le había dado Jungwon hace años.

¿Por qué? No lo sé.

Masoquismo, tal vez.

― ¿Puedo pasar?

― Si.

Esa voz. Esa voz me detuvo de inmediato. Yo la conocía.

Mi piel se erizó de inmediato y me corazón se aceleró.

― Tranquila Misuk, solo estás alucinando. ―susurré, para después entrar.

Una oficina llena de fotos y trofeos.

Hubo una en específico que llamó mi atención... Esa foto. La misma foto que ví en la habitación de Jungwon. Esa foto de el bebé.

Honey... Tiempo sin verte.

Ahora sí. Ahora sí estaba muriendo lentamente.

Ese honey, esa voz, ese Félix que creí conocer desde hace mucho tiempo. Esa foto...

Todo apuntaba a una sola cosa. Y ahora, lo había confirmado.

― Jungwon.

― Sabes. Cuando mi abuela me dijo que quería enviarte para que iniciaras su proyecto aquí, pensé que era mentira.
Pero ahora que te veo, le agradezco a la luna, a la que tanto le pedí por las noches, que me dejara volver a verte... Park Misuk, te extrañé demasiado.

El chico que ahora estaba pelirojo, se lanzo hacia mi dándome el más lindo de los abrazos que había tenido en toda, toda mi vida.

Si olor, su estatura, su cabello. Todo eso había cambiado, menos la calidez de su cuerpo y su corazón.

Estaba euforica, me emocionaba tanto volver a verlo. Tenerlo en mis brazos y aquí Conmigo...

― Yo también te extrañé. ―dije separándome para mirarlo a los ojos.

― Veo que aún los conservas...

Confesó mirando la hermosa cadenita y Manilla que me había regalado.

― Están tan intactas, como si te las hubiera regalado ayer.

― Eso es porque las cuidé demasiado.

― Misuk, no sabes cuánto me alegra verte. Espero que tu corazón siga estando libre para mi.

Sonreí y el miró de inmediato mis labios...

― ¿Puedo?

― Se que mueres por hacerlo.

Reímos imitando aquellas frases que habíamos dicho hace tantos años, cuando eramos unos niños de 16 y 17 años...

Sin más tomo mi rostro y se acercó rápidamente para darme el mejor beso de mi vida. Uno con desesperación, con anhelo y con amor.

Era claro que aunque habían pasado tantos pero tantos años, el amor entre nosotros se había hecho aún más grande. No había disminuido.

― Mi corazón siempre ha estado para ti Yang Jungwon. Siempre... Porque aunque doliera los primeros meses, porque aunque doliera saber que estabas lejos de mi... Siempre, siempre serás tú.

Fin. 2.0

Yᴏᴜ'ʟʟ ᴀʟᴡᴀʏs ʙᴇ ᴜ  - 𝙔𝙖𝙣𝙜 𝙅𝙪𝙣𝙜𝙬𝙤𝙣 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora