5. Dejando el pasado

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Habían pasado las dos semanas siguientes, y Rin y Kagura se habían vuelto inseparables, a las dos les gustaba mucho estar juntas. Rin ya había ido a la mansión de ella y era simplemente hermosa, solo había ido dos veces, pero en ninguna se apareció el padre de Kagura, le encantaría mucho conocerlo.

Tanto fue su cercanía que Kagura ya se había quedado a dormir en la casa de Rin, siempre y cuando su padre no estuviese para evitar problemas.

Sabía que él no aceptaría a Kagura como su amiga, por ideas retrogradas que tenía el sobre las personas libertinas como ella, así que no se molestaría en presentársela, pero tampoco dejaría de lado su amistad con ella solo por qué a él no le parezca.

Y era muy divertido, una vez, mientras estaban de pijamada en la casa de Rin, salió junto con ella al shopping como a las once de la noche, para la mayor era común hacer este tipo de cosas, pero para ella era una aberración, si su madre la viera quedaría boca abierta.

Pero sentía la necesidad de hacerlo, había roto las reglas muy pocas veces y a decir verdad era satisfactorio hacer las cosas que ella quisiera por una vez, así que salió junto con ella a escondidas de su madre mientras está dormía, fueron a buscar botanas y chucherías para pasar la noche, y extrañamente Rin era muy detallista con la peli-negra, le había hecho muchos bentos, le había regalado dulces e hizo una carta para ella.

Tenía que decirle que deje de hacer eso, por qué solo se confundía.

Se había dado cuenta desde el primer momento en que la vio, sabia cuando una chica le atraía de inmediato.

Habían sido muy pocas las veces, sabia cuando solo quería llevárselas a la cama o conocerlas más a profundidad.

Kagura solo había tenido dos relaciones serias en su vida y lamentablemente no habían terminado muy bien.

Su primer amor fue en secundaria, cuando tenía quince años, la chica era de su prestigioso colegio y ya desde hace rato habían tenido conqueteos y acercamientos, un día, Mizuki, la chica que le gustaba, pidió que sea su novia y ella acepto de inmediato.

Mizuki le ganaba con dos años, era mucho más atrevida y abierta que Kagura, era coqueta, linda e inteligente, tenía buenas notas a diferencia de ella que era regular.

Ella le había enseñado todo lo referente a su sexualidad, por eso se había vuelto muy sabia en esos temas, le enseño como debía tocar a una mujer, como acariciarla, como tenía que hacer para excitarla y llevarla al clímax.

Gracias a ella sabía todo a tan temprana edad.

Su relación al principio de los meses iba bien, pero con el paso del tiempo se volvió tediosa, Mizuki era muy controladora, no la dejaba salir con sus amigos, siempre tomaba su celular sin permiso para revisarlo y quería estar todo el tiempo posible a su lado.

Kagura, que era chica muy libertina no le gustó nada su actitud, pero por alguna razón se quedó allí. Ahora sabía que había sido dependencia emocional la que la hizo clavarse a ella y no soltarla y sumado a que era una chiquilla que no sabía nada de la vida aun, se dejó manipular y controlar.

Hasta que un día, cuando tenía diecisiete años, volvió a su mansión de un largo viaje con su padre, se habían ido de vacaciones y estaba a punto de ir a su habitación cuando escucho unos ruidos raros, con mala espina, abrió la puerta y se encontró a su novia teniendo sexo con uno de sus amigos.

Al principio quería dar excusas baratas de por qué había hecho eso, pero estaba tan cegada por la ira que no podía pensar con cabeza fría.

La chica de ojos rojos se enfureció demasiado, que termino de sacarlos a los dos de la mansión como estaban, calenturientos, sin ropa y la saco a rastras de los cabellos y para colmo, su padre vio todo eso, tuvo que soportar la vergüenza de verlo a los ojos después de una situación así.

My Peace Is YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora