Capítulo diez

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Dando vueltas alrededor de esta mesa, yendo de un lado a otro, es como puedo ver que está Hyunwoo sin intención de detenerse al mismo tiempo que aprecio la recién llegada presencia de Minhyuk a la mansión de la familia Son, agradeciendo en silencio que haya acudido lo más rápido posible después de por mi parte enviarle un mensaje pidiéndole venir.

— Hyunwoo, Kiori, ¿qué es lo que pasa? —le miro por un momento —¿por qué pareces tan nervioso Hyunwoo?

— Iré a la cocina a hacer mis tareas —me pongo en pie —¿quiere tomar algo?

— Kiori no te vayas —Hyunwoo se detiene frente a mi —no creo que te creas ni una sola de sus palabras. Sabes mejor que nadie que no tengo relación alguna con nadie. No le crees, ¿verdad?

Tomándome un momento para mirarle, fijándome en cada detalle de su cara detenidamente, de la mirada que mantiene puesta en mi, puedo ver en la misma la suplica como el miedo reflejados en esos ojos de mirada dulce, inocente y asustada a partes iguales que llega a mi, a hacer que me cueste contenerme en acariciar su mejilla, inclinándome en una suave reverencia antes de librarme de su mano que inconscientemente sostiene mi muñeca para salir de ese lugar de la mansión donde nos encontramos e ir directo a mi habitación.

— Kiori no te escondas y respóndeme por favor —vuelve a cortarme el paso —solo necesito que me digas que no le has creído.

— Lo único que creo es que aunque ella sea una manipuladora de primera, eres un cobarde por no detener ni sus palabras ni sus intentos por manipularte —aparto nuevamente su mano de mi —no puedo decir que he creído a tu novia, Hyunwoo, o no porque además de sonar bastante seguro que ha sucedido así tu silencio admitía más de lo que tu mente y corazón aceptan. Además, ¿importa lo que una simple empleada piense? No hay nada entre tu y yo, nunca lo habrá porque en cuanto la señora regrese me marcharé como bien decidí y no regresaré.

— Kiori si es por dinero aumentaré lo que te paga mi madre si así te quedas.

Atónito por sus palabras, lo que me hacen sentir y la ofensa en las mismas vuelvo a mirar sus ojos, viendo esa desesperación que se mantiene en la mirada que queda puesta en mi en todo momento, no dando crédito de lo que acabo de escuchar saliendo a modo de palabras entre sus labios. Negando, tomando una bocanada profunda de aire que llena de pulmones y me hace sentir la calma que necesito para no hacerle pagar por su ofensa le aparto, entrando en mi habitación donde cerrando la puerta me dispongo a coger mi maleta, llenando esta de la ropa que le pertenece a mi hermana, poniendo sobre esta la mía al mismo tiempo que contengo las lágrimas que ya bañan mis mejillas, mi rostro que seguro se verá enrojecido por las mismas.

Pasando el dorso de mi mano bajo mis ojos, arrastrando así las lágrimas que mojan mi piel y apresan mi corazón bajo la presión que siento, cierro la maleta con toda mi ropa, deteniéndome ante el espejo en el que suelo mirarme cada vez que me arreglo siendo esta imagen de mi hermana que ya no volverá a existir, siendo que en el mundo tan solo existirá una Kiori una vez que salga de esta mansión y llegue a la solitaria casa que a mi padre le pertenece y nunca es frecuentaba por mi progenitor.

Bajando la maleta al suelo, llenando mi mochila de mis cosas, libros y tal de la universidad entre otras cosas, la cierro cargándola sobre mis hombros y espalda, dispuesto ya a salir de la habitación en la que me encuentro por última vez, presionando el interruptor que mantiene el espacio a oscuras a mi espalda ya con cada paso que voy dando.

— ¿Dónde está? —miro a Minhyuk —no quiero que interrumpa mi marcha.

— Ha subido a su dormitorio para hablar con su madre —asiento despacio —¿dónde vas a ir? ¿A la casa de tu padre?

The first time I saw you  / Showki /Donde viven las historias. Descúbrelo ahora