P r ó l o g o

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El pueblo se había ido de casita, murmurando por doquier. Julieta y Agustín consolaban a la pequeña Mirabel en la recamara de la sanadora tras la fallida ceremonia. El resto de la familia estaba consternada por lo sucedido y reunida en el comedor.

—¿Por qué mi hermana no obtuvo un don?— Preguntó Isabela a su tía Pepa.

—N-no lo sé.— Respondió acariciando su cabello, intentando que una nube gris no se formara sobre su cabeza.

Camilo tiró del pantalón de su tío Bruno para llamar su atención.

—¿Mirabel está enferma? ¿Por eso no tiene un don?—

—Es más complicado que eso, Camilo.—

El vidente jugaba con sus manos, siendo un manojo de nervios. Su esposa posó su mano sobre su hombro buscando consolarlo a la vez que miraba al infante.

—No sabemos que tiene Mirabel pero necesita apoyo, ¿Que tal si vas con ella e intentas hacerla reír, eh?— Propuso —Hazlo cómo con Dolores cuando está triste.—

Camilo asintió, casi corriendo a la habitación de su tía Julieta.
______ Carranza era la esposa de Bruno desde hace 15 años, ella fue de las pocas personas que no se sentían intimidadas por las visiones del Madrigal. Julieta y Pepa se aseguraron de hacerlos más unidos al ver que entre ellos había química.

Bruno la miró con una sonrisa, colocando sus manos sobre la suya.

—Bruno— Alma apareció —Necesito hablar contigo. Ahora.—

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—Mira mariposita— ______ estaba junto a la cama de Mirabel, sosteniendo un peluche de mariposa hecho a mano. Julieta estaba con ellas —Lo hice para tí, ¿Te gusta?—

La menor sonrió a pesar de sus ojos cristalizados, tomando el objeto entre sus manos antes de abrazarlo con fuerza.

—Gracias tía ______— Habló dedicándole una sonrisa.

—Es un lindo detalle, gracias ______— Julieta la miró agradecida.

—Lo que sea para hacerla sentir mejor.— Rió a la brevedad —Ya es un poco tarde Mirabel debe descansar, hasta mañana Juli.—

La pelirroja salió de la habitación de Julieta en dirección a la de Bruno, tarareando mientras ingresaba. De las escaleras bajaba el menor de los trillizos Madrigal con un semblante preocupado.

—¿Bruno?— Llamó al ver su rostro
—¿Que pasa? ¿De qué hablaste con Alma?—

Bruno balbuceó, rascando sus brazos.

—M-me pidió que tuviera una visión sobre Mirabel y...—

—¿Y que viste?— Se mostró preocupada —¿Fue algo malo? Deberías decirle a Julieta.—

El vidente se mordió la lengua para no decir la verdad.

—No es nada grave— Negó —Nada malo va a pasar. Podemos estar tranquilos.—

______ suspiró, mirando a su esposo con dulzura.

—Es un alivio escuchar eso— Le dio un beso en la mejilla —Ven, vamos a descansar. Mañana puede ser un día mejor.—

Ambos subieron a la torre del vidente para disponerse a dormir, por lo menos uno de ellos lo haría.

Cuando ______ despertó Bruno no estaba a su lado, pero no le pareció extraño, quizá ya estaba desayunando con los demás. Se levantó de la cama y salió de la habitación, dandole los buenos días a casita mientras caminaba hacia la cocina.

—Buenos días Alma— Dijo con una sonrisa —¿No ha visto a Bruno?—

—No desde anoche.—

Pepa y Félix entraron a la cocina, diciendo un calmado "buenos días" que ______ correspondió. Dolores e Isabela entraron detrás de ellos, la adulta se incó a la altura de la menor de cabello rizado.

—Dolores, disculpa— Susurró para no lastimar sus oídos —¿No has escuchado, o visto al tío Bruno?—

—Anoche lo escuché salir de su cuarto... Hmph.— Y siguió detrás de su madre.

______ se quedó pensativa, pero decidió no angustiarse demasiado, seguramente Bruno regresaría pronto así que desayunó con normalidad y regresó al cuarto del vidente para tejer algo de ropa, a eso se dedicaba.

Esperó horas, la mañana y tarde pasaron con lentitud.

Bruno no regresó ese día.

Tampoco el siguiente.

Ni el día después de ese.


«Mami, ¿Donde está papá?»

«¡No se habla de Bruno!»

3650 -𝐁𝐑𝐔𝐍𝐎 𝐌𝐀𝐃𝐑𝐈𝐆𝐀𝐋 𝐗 𝐋𝐄𝐂𝐓𝐎𝐑𝐀-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora