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El vientre abultado de ______ era acariciado por Mirabel. Por petición de Julieta, la menor debía acompañarla muy seguido para que la ayudase en caso de no poder realizar alguna tarea. Además, debían mantenerla distraida y alejada del pueblo para no ser herida con los hirientes murmullos sobre su carente presencia de don.

A ______ no le molestaba su presencia, de hecho lo tomaba como unas clases de cómo cuidar niños, siempre portándose calmada y sonriente.

—¿Cuando pateará?— Preguntó inflando sus mejillas, impaciente —¡Quiero ver cuando lo haga!—

La adulta de ojos azules rió con brevedad, acariciando las diminutas manos de su sobrina.

—Los bebés reaccionan si les hablas aunque aún no nazcan— Su mirada se centró en su estómago —¿Que tal si le cuentas algo?.—

Mirabel pensó varios segundos hasta que se le ocurrió algo que decir.

—Hola bebé, soy Mirabel— Empezó a relatar —Soy tu prima, espero que salgas pronto y que seas una niña, así podríamos jugar a las muñecas tu y yo, ¿Que dices?—

La menor pegó su oido al vientre de su tía, esperando escuchar algún sonido, aunque no hubo nada. Decepcionada, retrocedió, aunque no faltó mucho para que leves movimientos fueran visibles a través de la ropa de la mayor. El bebé estaba pateando.

Mirabel miró a su tía con emoción, poniendo sus manos sobre su vientre para sentir los movimientos de su futura prima o primo.

—¡Patea, tía! ¡Está pateando!— Rió alegremente —¡Sí me escuchó!—

______ sonrió con ternura, asintiendo con la cabeza.

—Creo que le caiste bien, Bel-bel.—

—¿Entonces va a jugar conmigo cuando nazca?— Preguntó emocionada —Camilo e Isa ya no quieren jugar conmigo...—

—Oh, Mirabelita— La abrazó dulcemente —Yo me encargaré de que jueguen juntos todos los días.—

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—Espera a ver lo que te traje _____.— Julieta entró con unas bolsas en las manos —Agustín y yo vimos esto en el mercado y pensamos que se verá muy lindo en el bebé. Toma.—

La mujer embarazada tomó el regalo y lo abrió con emoción, al ver lo que había dentro diminutas lágrimas escaparon de sus ojos.

—Juli, no debiste.— Abrazó la tela, conmocionada.

Era un pequeño poncho verde claro con detalles dorados en los bordes, estos tenían la forma de pequeños rombos y siluetas de ondas. También un par de diminutos zapatos cafés y blancos.

—Quisimos escoger un color intermedio para que pudieras ponérselo sin importar el género que sea.— Explicó la sanadora —¿Qué crees que sea?—

—Presiento que será un varón— Habló ______ al tomar los zapatos en sus manos —Sano y fuerte como s-su...— Balbuceó —Padre.— Concluyó con dificultad.

Un suspiro agotado escapó de sus labios al ver la triste mirada de Julieta sobre ella.

—P-perdón Juli— Sonrió —Te aseguro que esto será lo primero que use el bebé cuando nazca, gracias.—

El color verde le recordaba a Bruno, igual que los relojes y las ratas que a veces se veían en la cocina. Cada vez era más dificil intentar olvidarlo.

3650 -𝐁𝐑𝐔𝐍𝐎 𝐌𝐀𝐃𝐑𝐈𝐆𝐀𝐋 𝐗 𝐋𝐄𝐂𝐓𝐎𝐑𝐀-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora