3650 -𝐁𝐑𝐔𝐍𝐎 𝐌𝐀𝐃𝐑𝐈𝐆𝐀𝐋 𝐗 𝐋𝐄𝐂𝐓𝐎𝐑𝐀-

T r e s

—¡No es tan dificil Bruno!— Una nube gris yacía sobre la joven Pepa Madrigal —¡Le entregas las flores, le pides una cita y listo!—

Bruno miró los claveles con inseguridad.

—¿Y-y si no le gustan?— Temió el vidente —¿Que tal si no le agrado?—

Julieta le dió un trozo de arepa para tratar de calmarlo, riendo al ver las manos de su hermano temblar.

—Ya te explicamos que a ella le encantarán— La sanadora negó un par de veces —Me dijo que eran sus flores favoritas, ¿Acaso dudas de mí?—

Los trillizos Madrigal planeaban algo para hacer que Bruno se acercase a la adolescente que le gustaba: ______ Carranza Suárez.

A lo que sabían era la única niña de los hijos de don Mario y doña Josefina, unos costureros que a veces confeccionaban las prendas de Alma Madrigal y de vez en cuando de los trillizos. Su tez bronceada y cabello rojo como las rosas eran muy atractivos al igual que inusuales, como sus ojos tan azules como el cielo. Según sus padres y unos cuantos conocidos, ella era la viva imagen de su bisabuela ya fallecida.

Sus cuatro hermanos eran de piel canela y cabello azabache. Sergio, Alejandro, Manuel y Tomás estaban conscientes de la belleza de su hermanita y la cuidaban a cada instante. Donde fuera que ella estuviera sus hermanos siempre estaban rodeandola como sus guardaespaldas, muy pocas veces la dejaban salir sin compañía al pueblo. Y por fortuna de los Madrigal esta era una de esas escasas ocasiones.

La joven de quince años iba a comprar golosinas en la plaza, daba pequeños saltitos con forme avanzaba haciendo su vestido rojo danzar en el viento, igual que sus hebras rojas. Tenía una personalidad reservada y caritativa que la hacían encantadora ante gran parte de las señoras mayores del encanto. Incluída la misma Alma Madrigal, que algo había tenido que ver en el plan de Pepa y Julieta (aunque Bruno lo desconocía).

El vidente miró en su dirección, sintiendose aún más nervioso. Pepa y Julieta se miraron cómplices.

—¡Basta de dudar! Vas a ir y le dirás lo que te enseñamos— Pepa lo tomó del brazo mientras sonreía.

—Es por tu bien, hermano.— Julieta lo tomó del otro brazo y ambas empezaron a avanzar en dirección a la ojiazul, con un alterado Bruno en medio.

—¡No estoy listo!— Exclamó.

A las hermanas poco les importó y arrastraron a Bruno hasta una distancia considerable, luego lo empujaron en dirección a la muchacha que les daba la espalda.

—¡Señora Madrigal!— El señor José, dueño del puesto la despertó de su ensoñación —Llevo un rato diciendole que su encargo está listo, ¿Se encuentra bien?—

______ llevó una de sus manos a su cien, recordando su realidad.

—Si, sí— Mintió al tomar la canasta con café, frutas y verduras que Julieta le había encargado —Gracias don José  que tenga buen día.—

Se dió la vuelta y caminó de regreso a Casita. Ignorando los murmullos sobre ella a sus espaldas. Ya empezaba a lamentarse por los oídos de la pobre Dolores.

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Alma tenía sus manos en los hombros de su nuera y sonreía con total alegría, mirando el abultado vientre de ______.

—Cada vez crece más— Alma tomó asiento en la mecedora a su lado —Recemos por que este nuevo milagro nazca sano y salvo.—

—Eso es lo que más añoro.— Suspiró la pelirroja.

Un profundo silencio invadió el ambiente por varios minutos hasta que una duda escapó de los labios de ______ antes de que si quiera lo pensara.

—Doña Alma— Llamó —S-sé que mi situación no debe compararse con lo que usted vivió, pero enserio necesito preguntarle algo.—

—Dime querida.—

—Si Don Pedro, que en paz descanse— Murmuró —La hubiera abandonado al saber su embarazo... ¿Usted se lo hubiera perdonado? ¿Que habría hecho?—

Otro silencio, ______ se sintió abrumada.

—No.— Respondió la mayor —Alguien que abandona a su familia no es merecedor de llamarse hombre.—

La mujer embarazada miró el atardecer por el balcón, suspirando con pesar. Alma se percató y se levantó.

—______, lo que Bruno hizo es imperdonable.— Declaró —Pero no hay caso en lamentarnos, lo hecho hecho está. No hablemos más de él.—

—Como guste, doña Alma.—

Dejarlo atrás sería lo mejor, ¿O no? Por ella y el bebé.

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