T r e c e

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—¡L-luisa, los burros!— Exclamó el granjero.

Luisa soltó a Mirabel, dejandola de pie nuevamente.

—Luisa, ¿Que está dañando la magia?—

La mayor se encogió de hombros, cargando los burros de nuevo.

—No lo sé— Habló sincera —Pero escuché a los adultos hablando sobre el tío Bruno cuando él seguía aquí, tuvo una horrible visión sobre la magia—

—¿El tío Bruno?— Mirabel la miró confundida —¿Qué fue lo que vió?—

—No se sabe, nunca la encontraron— Luisa cargó más burros —Pero si algo le pasa a la magia, empieza por la torre del tío Bruno y encuentra la visión.—

—Espera, ¿Cómo sé que es lo que debo buscar?—

—Lo entenderás si la encuentras— Luisa la miró —Pero ten cuidado, ese lugar está prohibido por una razón—

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Mirabel se ocultó al ver pasar a la abuela junto a Isabela, hasta que ellas estuvieron lo suficientemente lejos se apresuró a llegar a su puerta. La madera se notaba vieja y las escaleras empolvadas, como señal de que hacía varios años nadie se asomaba por allí hasta ese momento.

Dando un último vistazo a su alrededor, Mirabel se adentró en la habitación, mirando la cascada de arena a pocos pasos de distancia.

—Casita, ¿Podrías…?—

Las lozas se movieron de manera intranquila, dando a entender que no podía traspasar el marco de la puerta.

—Entonces, ¿No puedes ayudarme?—

Casita movió el suelo de nuevo, intentando convencerla de regresar y no volver.

—Estaré bien— Respondió —Tengo que hacerlo, por tí, por la abuela, por Jorge y la tía ______. Y quizá por mí—

Mirabel se preparó para cruzar la cascada.

—Busca la visión— Se dijo a sí misma —Salva el milagr- —

La joven de gafas cruzó la cascada y cayó directo hacia la arena, no recibiendo daños afortunadamente.

Al reincorporarse, Mirabel miró todos los escalones que habían que subir, sintiendose cansada de solo pensar en el esfuerzo físico que conllevaría.

—Ugh, demasiadas escaleras—

Sin más remedio, Mirabel comenzó a subir los escalones, esperando que no fuera a tardar demasiado haciendolo.

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Jorge subió las escaleras con una libreta en las manos y un lapiz, buscando a alguien con la mirada por todas partes.

—Abuela— Jorge se detuvo al divisar a Alma barriendo unos petalos, muy probablemente de Isabela —¿Viste a Mirabel?—

Alma pensó un momento antes de negar.

—No desde el almuerzo— Contestó sin darle mucha importancia —¿Sucede algo?—

Jorge negó, sonriendole a su abuela.

—Iba a pedirle ayuda con mi tarea ya que mamá está ocupada, pero se me hizo raro no verla por aquí—

Alma rio brevemente, palmeando el hombro de su nieto.

—No te angusties Jorgito, puedo ayudarte en un momento. Solo dejame terminar con los petalos—

La abuela siguió con lo que hacía y Jorge decidió entrar a su habitación para seguir solo con su tarea, pero entonces Casita movió las lozas del suelo, llamando su atención.

—¿Qué pasa Casita?—

Las lozas se movieron de lugar apresuradamente, marcando un camino que Jorge siguió cuidadosamente hasta que la casa indicó el lugar. Al levantar la mirada, el infante ladeó la cabeza confundido.

¿El cuarto de mi papá?—


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⏰ Última actualización: Jan 11, 2023 ⏰

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3650 -𝐁𝐑𝐔𝐍𝐎 𝐌𝐀𝐃𝐑𝐈𝐆𝐀𝐋 𝐗 𝐋𝐄𝐂𝐓𝐎𝐑𝐀-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora