El jardín de niños

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Arnold

Toda mi vida he esperado que Helga G. Pataki me deje en paz, ya saben, sin que me esté molestando todo el tiempo.

Todo empezó cuando teníamos 3 años, el primer día del jardín de niños, recuerdo muy bien ese día, estaba lloviendo y mis abuelos me acompañaron junto con mis padres en el coche, como era de esperarse ninguno quería perderse el primer día de clases de su nieto e hijo favorito, cuando baje del auto, aunque trajera impermeable, el abuelo insistió en que llevara el paraguas.

Antes de entrar a la escuela vi a una niña rubia de dos coletas estaba a punto de entrar a la escuela y estaba completamente empapada, lo que me pareció extraño y más aún cuando voltee a los lados buscando a los padres de esta niña, pero no los vi, de todas formas, no importaba, algo en mi me decía que tenia que ayudarla de alguna forma, incluso en ese momento pensé que podría ser mi primera amiga en la escuela.

- Hola – salude a la chica cubriéndola con mi paraguas y ella se sobresaltó cuando se dio cuenta que yo le estaba hablando – me gusta tu moño porque es rosa como tu ropa – aunque estuviera empapada y cubierta de lodo, aun podía notar el color de su mono.

Y ese fue el primer contacto que tuve con Helga, quien imaginaria que ella se volvería mi brabucona personal desde ese momento.

Jamás entendí porque me molestaba, quiero decir, nunca fui malo con ella, incluso en el jardín de niños, traté de acercarme a ella para jugar, al principio se mostraba igual de amable, pero de un momento a otro, comenzó a molestarme, a diferencia de las otras personas, a mi me molesta aun cuando ni siquiera le hablaba.

Durante años me escupió bolitas de papel llenas de saliva, incluso me puso apodos ridículos como "cabeza de balón" o "camarón con pelos" y de vez en cuando "melenudo" aunque este ultimo es el menos molesto, y así fue, año, tras año.

Paro cuando tenía once años, estaba dispuesto a dejar de ser molestado por Helga, pensé que, si empezaba a salir con alguien, Helga dejaría de molestarme, era un plan aprueba de tontos (según Gerald, mi mejor amigo), así que empecé a salir con Lila Sawyer, una linda chica de mi clase con un cabello rojo muy hermoso. Para que entendieran el propósito, Helga siempre odio a Lila por alguna razón que nunca entendí, Lila es linda, amable y con un buen sentido del humor.

Todos los chicos de la clase querían salir con ella, incluso de otras clases y hasta de otros grados, todos pensaban que yo era muy afortunado porque Lila me eligió, y si bien ella me agrada, solo me interesaba que Helga dejara de molestarme ¡pero no! Gerald se equivocó rotundamente y en lugar de que Helga parara, comenzó a molestarme aún más.

Antes si ella quería pasar y yo estaba en su camino por alguna razón, al menos se dignaba a hablarme, o más bien gritarme para que me moviera, claro, con un insulto de por medio, pero ahora me movía bruscamente y me insultaba igual, esto no estaba funcionando y sinceramente temía que empezará a molestar a Lila.

No tuve más opción que informarle a mi mejor amigo que el plan no estaba funcionando y que teníamos que cambiar de estrategia, y para mi mala suerte, Lila escucho todo.

Como era de esperarse ella termino conmigo y no la culpo, realmente me arrepiento de haberla utilizado de esa forma. Me tomo poco más de dos meses que ella me perdonara y aunque no regresamos, si volvimos a ser amigos.

Y regresando al problema con Helga, después de que Lila terminara conmigo, todo regreso a la normalidad y cuando digo todo, es todo, lo cual era una mejora considerando que Helga al menos ya no me empujaba, claro, seguía siendo molesta, pero después del mal sabor de boca que me dejo con lo que paso con Lila decidí no volver a intentarlo, después de todo, pronto estaríamos en 7° grado, una escuela más grande, más compañeros y con suerte, Helga y yo no estaríamos en la misma clase


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