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Jungkook entreabrió la puerta con sigilo, asomándose de manera discreta y manteniendo sus orejitas alzadas para captar cualquier sonido, sin embargo, el cuarto parecía estar completamente vacío a excepción de tres enormes mesas con largas plantaciones de midnicampus en ellas.

El azabache termino de abrir la puerta adentrándose junto al zorro a aquel lugar. El cuarto estaba únicamente iluminado con luces ultravioleta en las esquinas del techo y detrás de todas las mesas había un pequeño escritorio con múltiples herramientas de laboratorio.

El oficial supuso que ahí debería de haber alguna pista sobre como es que administraban las flores a los híbridos, sin embargo justo cuando comenzó a dirigirse hacia ese lado sus orejitas se sacudieron al alertar pasos fuera del cuarto.

Taehyung pareció captar alguna esencia también pues ambos se ocultaron casi al mismo tiempo debajo de las mesas. Poco tiempo después un hibrido de carnero se adentró al sitio, el hombre llevaba un unitraje amarillo, probablemente para cubrirse de los químicos que tenia en su escritorio. 

El carnero cogió un barril que se encontraba junto a las mesas, virtiendo su contenido en una especie de maquinaria que Jungkook no pudo reconocer, parecía una especie de concentradora o procesadora industrial. Después de medio minuto aproximadamente el hibrido metió un vaso de precipitado al aparato, coloco el vaso en la mesa y coloco algunas gotas de un frasquito transparente, finalmente tomando una porción del liquido con una aguja, insertándolo dentro de un dardo minúsculo y bastante delgado.

Todo encajaba ahora, les disparaban el concentrado de las midnicampus con una pistola de dardos, con todo el movimiento en el cuerpo que causaba la transformación, probablemente el frágil dardo se caería sin dejar una herida lo suficientemente grande como para ser vista.

El teléfono de aquel hombre comenzó a sonar y Jungkook se preparó para escuchar cada detalle de esa conversación, sus orejitas inclinándose lo imposible hacia el frente.

- Sí, habla Kyungsoo- una voz algo aguda respondió del otro lado y Jungkook fruncio el ceño al no poder escuchar bien a quien estaba detras de la linea - ¿Cuál es el blanco?- el hombre inserto los dardos en su pistola, murmurando de forma baja - Guepardo en plaza Sahara... anotado- de repente el carnero se tenso, mirandose algo molesto por lo que acababa de escuchar - si, se que son veloces, no hay problema- bufó entre una risa frustrada, protestando al telefono - oye... le dí al hibrído de nutria a traves de una ventana entrecerrada de un auto en movimiento, puedo hacer esto-.

Tanto Jungkook como Taehyung abrieron sus ojos de manera grande al saber de quien hablaba. El conejito se estremeció en su lugar al suponer que también era el culpable de la transformación de Yugyeom y que por lo tanto había estado ahí, con ellos, y honestamente le dio miedo pensar que bien pudo haberle disparado a su compañero y la historia habría sido completamente diferente.

El carnero murmuro algo más, guardando la pistola cargada en un maletín y abriendo la boca para decir algo más, sin embargo dos golpes en la puerta lo interrumpieron.

— ¡Kyungsoo, abrenos!— el carnero se despidió al teléfono, colgando la llamada y caminando hasta la puerta.

Jungkook salió de su escondite, caminando con mucha lentitud hacia él, ignorando las señas que le hacía Taehyung desde el otro lado.

El conejito espero con paciencia a que el carnero abriera la puerta y justo cuando lo hizo corrió con rapidez hacia él, saltando y empujando al híbrido con ambas piernas en su espalda. El hombre cayó hacia enfrente, derribando al otro carnero fuera del cuarto y Jungkook se apresuró a cerrar la puerta con seguro.

— ¿¡Qué haces, bola de algodón!?— el conejito camino rápidamente hacia las mesas de flores, tomando foto de absolutamente todos los objetos del lugar y hablando al mayor.

DISTOPÍA | taekook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora