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¿Cómo?  

— ¿Quién le dijo sobre lo del laboratorio?— Jisoo sonrió incomodamente y señaló el celular de Jungkook.

— yo cuidaré de esa evidencia— se inclinó para tomar el aparato, sin embargo el conejito dió varios pasos hacia atrás siendo respaldado por Tae.

— a-ah... No hace falta— negó el azabache — c-creo que Tae y yo dejaremos esto directo en la comisaría con mi jefe—.

Ambos híbridos se dieron vuelta, listos para salir del museo por la puerta trasera, sin embargo dos guardias ya estaban cubriendo la salida.

Estos tomaron un arma cada uno, comenzando a quitar el seguro.

Las orejas de ambos híbridos bajaron de golpe.

— corre— y ambos salieron disparados hacia uno de los pasillos dejando a Jisoo con una expresión completamente molesta en la recepción.

— atrapenlos— la chica ordenó, viendo cómo sus guardias iban detrás de la pareja.

Jungkook y Taehyung jadearon agitadamente, recargando sus manos en sus rodillas y con sus orejas erguidas y atentas ante cualquier señal de alguien cerca

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Jungkook y Taehyung jadearon agitadamente, recargando sus manos en sus rodillas y con sus orejas erguidas y atentas ante cualquier señal de alguien cerca.

— tenemos que llegar a la comisaría y avisar sobre esto— Taehyung asintió con redundancia y miró al menor con preocupación.

— ¿Qué pasa si nos atrapan antes de llegar?— el conejito pareció pensarlo profundamente y finalmente tras cerrar sus ojos y fruncir sus ceños, tomó su celular y envío un mensaje con su dirección actual a Jimin.

Escribió las palabras con apuro "ve a la comisaría, Kim Jisoo es la culpable, estamos en el museo con ella".

Miró a Taehyung con una media sonrisa y explico en voz baja.

— si nos atrapa al menos sabemos que la atraparan a ella después— El zorro correspondió la sonrisa y señalo detrás de ellos con su cabeza.

— solo falta cruzar el vestíbulo ¿Listo, oficial?— la sonrisa del pelinegro se extendió por todo su rostro y asintió.

— listo— ambos se tomaron de las manos y Jungkook contó hasta tres con sus dedos.

En cuanto su dedo anular se levantó los dos híbridos salieron corriendo hasta la puerta del museo.

En cuanto salieron de la sala donde se ocultaban las órdenes de la alcaldesa resonaron por todo el edificio.

— ¡atrapenlos!¡No los dejen ir!—.

Y poco después se escuchó un estruendo   y Jungkook tropezó ante el ardor en su pantorrilla.

DISTOPÍA | taekook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora