Entre mis dedos

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Llegó el lunes, la mañana empezó con la normalidad. Ciffer salió a correr con su bebé y su ahora gran cachorra de 9 meses. Orihime comenzó a preparar el desayuno para sus dos hombres. Después de un rato volvieron, los tres se sentaron a comer, la pelirroja comenzaba a darle papilla de fruta al dulce niño que mostraba siempre una gran sonrisa. Luego se fueron a bañar los tres, para finalmente irse a trabajar. Inoue aún sollozaba por dejar a su hijo. El caballero la miró mientras conducía, con su mano apenas acarició su tibio rostro.

- Solo son unas horas... ya verás que va estar bien... - dijo el caballero

- Lo sé pero... aún no me acostumbró... - dijo la dama

- El tiempo se va a pasar rápido con tanto trabajo... - dijo Ciffer

- Eso es cierto... supongo que se ha acumulado con mi ausencia... - comentó la doncella

- Un poco... - dijo el director

Entonces llegaron a la oficina. Antes de bajar del auto le regalo un beso.

- Recuerda que debemos mantenernos neutrales... - comentó el de diseño

- Sí joven Ulquiorra... - dijo la pelirroja

Sin tomarse de la mano, ni juegos de mirada llegaron a la recepción. Tan serio cómo siempre saludo y se retiró a la oficina mientras Orihime firmaba unos papeles. Entonces Rukia aprovechó para hablar un poco con la secretaria.

- ¡Oye Inoue! ¿Es cierto lo que dijo Ulquiorra o es solo algo que dijo de rabia? - preguntó la de ojos violeta

- ¿Qué es cierto? - dijo la asistente

- ¿Ustedes ya llevan tiempo cómo amantes? - dijo la recepcionista

La mujer de vestido floreado se sonrojo, respiró hondo y respondió.

- Dudó que el joven Ulquiorra dijera cuánto tiempo tiene nuestra relación... más allá del ámbito profesional... - dijo la pelirroja

- Bueno, no dijo nada de eso... solo que era tu amante... - admitió la de ojos violeta

- Sí lo sé. Pero tratándose de mi vida personal... no tengo porque decir algo más allá de eso... ya todos lo saben... al igual que saben que tengo un bebé y que vivimos juntos... pero aquí en la oficina soy su secretaria y nada más... si me disculpa... voy tarde a mi trabajo... - dijo la chica de saco rojo

Kuchiki no dijo nada más. Había ido un poco lejos en su indagatoria. Yammy y Rudo Bone fueron a dar pequeñas rondas solo para asegurarse de que Ichigo no acosara a Inoue o la secretaria fuera muy cariñosa con su jefe. Sin embargo no encontraron nada esto, tranquilos siguieron con sus labores. La hora de la comida fue ligeramente tensa, Ulquiorra hubiera preferido no estar cerca de Kurosaki con su mujer allí, pero se vería muy obvio que tenían una relación amorosa. Así que en lugar de ir a otro sitio a comer seguirían su rutina de almorzar con sus compañeros. El ingeniero no intentó acercarse a su ex novia, sólo fue a platicar un poco con Rukia, por su mal de amores. Esto calmó la leve tensión que se sentía en el ambiente. Así pudieron seguir con su día en una mayor tranquilidad.

El día al fin terminaba, la ansiedad de Inoue era muy grande por ver a su retoño. El ojiverde también quería ver a su pequeño pero él lo tomaba con mayor calma. Al salir de la oficina nuevamente no hubo un ni se tomaron de la mano. Solo subieron al vehículo en el estacionamiento y se fueron hacia la guardería. Hasta entonces se dieron un abrazo felices, recibieron a su hijo con ese mismo amor, pasa ir los tres a casa donde Zuemy ya los esperaba. Cenaron con gran alegría, llevaron a su bebé y a la cachorra a dormir y después los padres se dispusieron a descansar. El resto de la semana transcurrió sin mayores problemas que los del trabajo.

El asesino del barrio Esmeralda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora