A MOTH TO A FLAME / UNA POLILLA A UNA FLAMA /amphibia au /traducción español

CAPITULO 4

Anne se apartó resueltamente de sus amigos y de Sasha y Grime capturados. El ceño fruncido en su rostro y la tensión de sus puños cerrados ofrecieron solo un vistazo del torrente de emociones que se gestaba dentro de su interior.

Por primera vez en mucho tiempo, se sintió completamente aliviada. Era como si le hubieran quitado un gran peso del pecho, permitiéndole respirar el aire más fresco. De pie con orgullo en la sala del trono, ella y sus aliados esperaban pacientemente para volver a reunirse con el rey Andrias y sus camaradas desaparecidos para continuar donde lo dejaron. Después de su victoria, el heterogéneo grupo de héroes no podría estar más eufórico. Cada uno de ellos se mantuvo erguido y orgulloso, obviamente queriendo dar una buena impresión al poderoso aunque relajado monarca de Amphibia.

Cuanto más se prolongaba el silencio, la gravedad de todo lo que había ocurrido desde esa fatídica noche en el parque hasta este mismo momento solo ahora se asentaba en el cerebro de Anne.

Ella y sus amigos no solo habían llegado al final de su búsqueda para encontrar el camino de regreso a casa, sino que de alguna manera terminaron salvando todo Amphibia en el proceso. En retrospectiva, si estuvieran siguiendo el catálogo de anime y videojuegos que abarrotaban la habitación de Marcy, probablemente deberían haber anticipado un "desafío final" como este.

Si bien Anne hizo todo lo que pudo para evitar que sus sentimientos al respecto se filtraran a la superficie, todavía no podía superar cómo en la Rana viva no vio venir la traición de Sasha. No, en serio, ¿Qué excusa tenía? Con toda una vida de razones para no confiar en ella, ¿realmente Anne había estado tan desesperada, tan estúpida por aferrarse a su fantasía infantil de que los tres seguían siendo amigos que había estado dispuesta a elegir no ver lo que era dolorosamente obvio? ¿Qué lo arriesgaría todo? No es de extrañar que no pudiera regocijarse en su victoria. Todo Amphibia casi se había perdido por su culpa. Porque no podía simplemente actuar como un adulto y terminar una relación tóxica.

No, pensó, nunca más.

Anne se mantuvo de espaldas a ella. No sabía qué sería de Sasha cuando regresaran a la Tierra y no le importaba. Estaban listos.

Todo lo que importaba era volver a casa con sus padres y reanudar su vida normal y aburrida de tareas escolares, videojuegos, pizza y todas esas pequeñas cosas que una adolescente de Los Ángeles hacía y que daba por sentadas. Bueno, lo mejor que pudo dadas las circunstancias. Tenía un nuevo capítulo desalentador por delante, pero su mejor amiga estaría a su lado en cada paso del camino.

Nunca volvería a subestimar el valor de Marcy. Sería como cuando eran niños de kindergarten. Antes de que ella viniera.

Ese silencio compartido se rompió cuando Polly tenía su pequeña mano rechoncha clavándose en su trasero, tratando de aliviar la picazón persistente y agravante que la había acosado desde esta mañana. Sprig se dio cuenta rápidamente de su hermana y la miró con curiosidad.

"Polly, deja de rascarte el trasero", le reprendió, "¡El rey ya casi está aquí!"

Como si fuera una señal, las puertas gigantes de la sala del trono se abrieron, cortesía de una patada bien colocada del mismísimo rey tritón. El fuerte grito de Andrias resonó en toda la habitación cuando Marcy, Hop Pop y Lady Olivia entraron junto a él, esta última presionándose el pulgar y el índice en el puente de la nariz, preguntándose en silencio por qué Andrias tiene que darle tanta importancia a sus entradas.

Sprig y Polly corrieron hacia su abuelo, quien hizo lo mismo mientras las tomaba en sus brazos. Anne se encontró en su propio abrazo con Marcy, absorbiendo la calidez que ella traía.

"DE ACUERDO. ¡Hagamos esto!" dijo Andrias, aplaudiendo muy levemente. Sasha se mordió el labio con miedo, luchando ligeramente con sus muñecas en las cuerdas viejas y gastadas que la atrapaban. Las fibras de cáñamo de Manila le irritaron la piel y le ampollaron las cicatrices que cubrían la parte superior de sus manos. Sabía que tenía que decir algo, cualquier cosa, para que Anne la escuchara.