Las sultanas se miraban entre si aterradas, habían pasado 40 días de la muerte del sultán y el ascenso de Mehmed y ellas aun desconocían su futuro, pues si bien eran miembros de la dinastía, el guardaba un profundo rencor hacia ellas.
— Hatice, para ya. — Fatma la miró molesta, la sultana caminaba por la habitación, dando vueltas sin parar.
— Fatma ¿a caso no te das cuenta? — ella la miró molesta. — Hürrem ganó, ella es la mas poderosa ahora.
— Hatice, nuestro futuro está pendiendo de un hilo y a ti solo te preocupa que Hürrem haya ganado. — Beyhan la miró con incredulidad, su hermana habia perdido la cabeza por completo.
El palacio había cambiado demasiado en esos 40 días, Mehmed había prohibido la musica, las fiestas, las risas y toda alegría en el palacio, sumiendolo en la tristeza y el tan abrumador silencio, todo en completo honor a Hasret, su hermosa sultana, pues creía que si ya no podía escuchar su risa, nadie merecía reír, si no podía escucharla cantar, no quería que nadie en el harén lo hiciera, quería condenar a todos a la infelicidad, tal y como el lo estaba desde su partida.
Mehmed observó nuevamente la pintura que había mandado a hacer de su bella esposa, mientras Sinan seguía hablando.
— Quiero que sea la mezquita más grande de todas, en ella quiero decenas de pinturas de mi hermosa sultana. — sonrió recordándola, mientras el arquitecto lo miraba con curiosidad, nunca había visto tanta devoción de un hombre por su esposa y mucho menos de un sultan. — Debe ser tu mejor trabajo, quiero que sea igual que un palacio, lleno de oro, quiero que sea digna de una reina, digna de una emperatriz.
— Lo entiendo su majestad, cuente con ello. — Sinan asintió, mientras se reverenciaba y salía de los aposentos.
— Iremos a la campaña pronto su majestad. — Selim habló, se había convertido en su Gran Visir con su ascenso. — ¿Que hará con las sultanas?
El rostro de Mehmed se tornó frío, quería matarlas, quería destruirlas por lo que habían hecho, pero quería que sufrieran primero.
— Ellas mataron a mi Hasret Selim. — dijo con rencor. — Quiero que se les de el peor castigo de todos.
— Hermano...
— Ordena que las traigan, les diré su sentencia. — el lo miró, mientras el pelirrojo asentía, cumpliendo la orden que se le había dado.
Selim entendía lo que Mehmed sentía, el también amaba a Hasret, sabia que habían cortado sus alas muy pronto y que su muerte merecía ser vengada, que debían ser castigadas, pero lo preocupaba que l odio que su hermano sentía lo cegara por completo, haciendo que cometiera un acto de crueldad.
— Recibí una carta del Rey Edmond. — Mehmed le informó. — Voy a ser coronado como el nuevo rey de Francia en unos meses, es su voluntad, está cansado de todo eso y cuando murió Hasret, el murió con ella, ahora solo quiere venir al palacio y estar con mis hijos, le recuerdan a ella.
— Anexarás Francia al imperio hermano, felicidades. — Selim sonrió orgulloso, Mehmed odiaba que el se refiriera a el como su majestad, después de lo mucho que lo habia protegido, así que le había pedido que lo llamara por su nombre o simplemente lo tratará como lo que era, su hermano, al menos en privado.
Unos toques en la puerta interrumpieron el momento, mientras Mehmed daba su permiso para que las sultanas entraran, el observó a cada una de ellas, su amada madre y hermanas estaban ahí, pues el quería que escucharan su decreto.
— Madre. — besó su mano, mirando como el rostro de todas denotaba terror.
— Mi león, ¿por que nos has mandado llamar a todas? — Hürrem lo miró preocupada.
— Madre, quería que conocieran una medida que tomé. — las miró a todas. — No soy un imbécil, se quien asesinó a mi esposa e hijo.
Los rostros de todas palidecieron, pues ya iban entendiendo que hacian ahí.
— ¿De que hablas Mehmed? — Hürrem lo miró sorprendida.
— Las sultanas Raziye, Hatice, Beyhan, Mahidevran, Gülfem y Fatma envenenaron a Hasret madre. — el las miró, haciendo que ellas comenzaran a temblar de miedo. — Por eso recibiran su castigo, ¡Selim!
— ¿Si su majestad? — el se acercó.
— Quiero que mates a los esposos e hijos de las sultanas. — ordenó, haciendo que de inmediato todas comenzaran a suplicar, mientras sus hermanas, Hürrem y Şahrazad lo miraban en completo shock. — Quiero que sean decapitados públicamente, que todos conozcan los motivos.
— No puede hacer eso, son miembros de la dinastía. — gritó Hatice fuera de si.
— Yo soy la dinastía sultana. — el las miró con odio. — Soy el sultán del mundo, puedo hacer lo que desee y no habrá nadie que se atreva a impedírmelo.
— Mehmed hijo... — Hürrem se vio interrumpida.
— Asesinaron a un miembro de la dinastía y a la futura reina de Francia, deben pagar las consecuencias. — el dijo firme. — Matalos a todos Selim.
— Mehmed, mi sultán, le suplico que recapacite. — Raziye se arrodilló ante el. — Tenga piedad.
— No la tendré. — el la miró con desprecio, sus lágrimas no iban a conmoverlo. — El imperio Francés me exige un castigo por la muerte de su heredera.
— Mi sultán, mi heroe. — Şahrazad trató de interceder por sus hermanas y sobrina.
— No sultana, no voy a cambiar mi decisión. — el la miró firme, ella no había sido participe en todo eso y por ello ahora estaba a salvo. — Ahora encierrenlas en los calabozos, quiero que les den 50 azotes diarios y alimentenlas bien, no quiero que mueran antes de recibir su castigo.
— ¿Porque es tan cruel? — Fatma le gritó.
— No es crueldad, es justicia sultana. — siseó con odio. — Ustedes fueron complices en la muerte de tres príncipes, ¿creen que iban a poder engañarme? ¿creen que jamas sabría sus planes? Enredaron al sultán Suleyman con mentiras para que asesinará a Bayezid, Abdullah y Mustafá, ¿no lo sabia Mahidevran?
Dijo este al ver la sorpresa en el rostro de la mujer, quien observaba en shock a las sultanas.
— Estuvo todo el tiempo del lado del enemigo, protegió y cuidó la espalda de las asesinas de su hijo. — la miró con furia. — Ellas entregaron una carta al sultán diciendo que Bayezid y Mustafá se reunían con el Şah de Persia en mi nombre, querían que el sultán me acusara de traición, pero todo les salió mal y el los ejecutó a ambos.
— Yo no..
— ¿Que va a decir? ¿que no lo sabia? Por supuesto que no. — el sonrió con ironía. — Llevatelas ya Selim.
El pelirrojo obedeció rápidamente, dejándolo a solas con su madre y hermanas, Mehmed sonrió, su venganza apenas comenzaba.
~~"Y asi con un simple acto su nombre comenzó a formarse, el sultán cruel estaba naciendo, mientras que el inocente príncipe Mehmed moría."~~
¡Gracias por leer!❤
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Sultan Mehmed "El Cruel"
DiversosMini-historia basada en la busqueda del capitulo 30 de Hasret Sultan.