Sultán Mehmed "El Cruel" 7/?

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Mehmed la observó fijamente, la joven era pelirroja, tenia un rostro precioso y los ojos verdes mas hermosos que había visto, pero habia un problema, ella no era Hasret.

Ella no tenia el cabello rubio de su amada flor, ni los ojos grises que parecian tener la luna atrapada en ellos, ni siquiera su rostro se comparaba al suyo, ella era hermosa, pero su Hasret era la mujer mas bella del mundo y nadie podría siquiera compararsele.

No podría estar jamas con ninguna mujer que no fuera Hasret, sin importar lo que las reglas de harén dijeran y mucho menos con una joven que apenas era mayor un par de años que sus hijas.

— Sal de aquí mujer. — ordenó con voz firme, ante la mirada de desilusión de la joven.

— Pero su majestad...

— He dicho que salgas de aquí. — la mirada intimidante de Mehmed se postró sobre ella, quien tembló de miedo al ver la furia en sus ojos y con una reverencia, huyó despavorida de los aposentos.

Mehmed entonces salió de sus aposentos también, rumbo a los de su madre, en donde se encontraban sus hermanas e hijas.

— Madre. — la miró molesto mientras todas se levantaban rápidamente para reverenciar.

— Mi leon. — ella sonrió.

— Te he pedido una sola cosa y es que no mandes mujeres a mis aposentos. — reclamó enfurecido.

— Salgan todas de aquí. — ordenó Hürrem, haciendo que todas abandonaran los aposentos con rapidez.

— Hijo, yo creí que...

— No sultana, di una orden y espero que sea cumplida.

— Pero hijo, debes tener mas príncipes. — ella lo miró preocupada. — Se que Hasret aun es un tema sensible para ti, pero no le gustaría que estuvieses solo toda tu vida.

— Hasret no es un tema sensible madre. — el respondió aun mas molesto. — Hasret es mi esposa, la madre de mis hijos, la unica mujer que amé, que amo y que amaré por el resto de mis días.

— Lo entiendo hijo pero la dinastía...

— Bien, si te preocupa la dinastía, cerraré el camino dorado y abriré uno nuevo a los aposentos de Selim, mi harén le pertenecerá a el. — la mirada furiosa del joven se volvió a ella. — Si yo muero y mis príncipes también, la dinastía continuará con los hijos de Selim, es mi ultima palabra madre, no vuelvas a hacer lo que hiciste.

Salió de los aposentos despues de eso, encontrándose con Melek afuera, quien lo miraba con una sonrisa tierna.

— Padre, estoy segura que la sultana no quiso molestarlo. — ella sonrió. — Se que ama a mi madre, pero no queremos que esté solo para siempre, no queremos que siga triste por ella.

— Melek, este es un tema que no voy a discutir con nadie. — el la miró con toda la furia ya disipada en su interior, le era imposible enojarse con ella, al menos no viéndola fijamente.

— Lo entiendo papá. — ella sonrió mirándolo con ternura, su padre se escondía en un caparazón de odio y rencor para no afrontar la vida sin su amada.

El solo se limitó a acariciar su rostro, sin poder evitarlo, la amaba mas que a cualquiera de sus hijos, ella era el vivo retrato de Hasret, era su imagen.

La joven observó los ojos de su padre, estaban llenos de añoranza, llenos de lo que pudo ser y no fue, llenos de tristeza, de ira, de resentimiento, pero sobretodo llenos de amor, amor que tenia un nombre grabado y ese era el de su madre.

— Ve a tus aposentos Melek, es tarde. — el ordenó bajando su mano.

— Trata de descansar papá, tu rostro luce cansado. — ella besó su mejilla para después retirarse.

Mehmed entró a sus aposentos nuevamente, yendo directo al balcón, deseaba observar la luna, deseaba sentir que su hermosa sultana con ojos de luna lo observaba, que de algun modo ella seguía junto a el.

— Su majestad. — Selim lo miró después de reverenciar, para acercarse a el.

— ¿Como hago Selim? — preguntó Mehmed con profunda tristeza. — ¿Como dejo de pensar en Hasret? ¿Como dejo de culparme por no cuidarla? ¿Como hago para perdonarme por su muerte?

Selim entonces entendió al fin el sentir de su hermano, el no solo la extrañaba como un condenado, sino que sentía culpa por lo que había sucedido.

— Mehmed, lo que pasó no fue tu culpa. — el pelirrojo lo miró fijamente.

— Lo fue hermano, ella estuvo en peligro desde que mis ojos la vieron. — el suspiró mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos. — Yo la puse en peligro desde que la vi por primera vez, ella estaría aquí de no haber sido por mi.

— Mehmed, no es así, Hasret fue muy feliz contigo y la amaste mas que a nadie, estoy seguro que ella no querría ver que te culpas por su muerte. — palmeó ligeramente su hombro.

— Tal vez debí dejarla ir cuando pude, tal vez solo estaría lejos ahora y no muerta. — el lo miró. — Tal vez debí apartarme y dejarla enamorarse de ti, tu la habrías protegido.

— Mehmed, no digas jamas algo como eso. — Selim tomó el rostro de su hermano. — Por mucho que me duela aceptarlo, Hasret no me habría amado jamas y yo no la habría podido proteger tampoco, confiamos en las personas equivocadas hermano, eso no nos hace culpables.

La mirada de Mehmed se centró en su hermano menor, el siempre había estado para el, Selim lo protegía, lo cuidaba, aseguraba su bienestar por encima de cualquiera, incluso por el de el mismo, le debía mucho mas que su vida al pelirrojo.

— Hermano, tu eres mi ancla a tierra. — Mehmed sonrió. — Me has cuidado cuando era yo quien debería hacerlo.

— Te amo Mehmed, eres mi hermano, el unico que me queda, yo daría mi vida por ti, no lo dudes jamas. — ambos se sonrieron, mientras una idea se instauraba en la mente de Mehmed.

El extrañaba con locura a Hasret, necesitaba estar con ella nuevamente y podía confiar perfectamente en que Selim protegería a sus hijos, podía estar tranquilo por ello, miró nuevamente al cielo, las estrellas brillaban con intensidad, la luna parecia estar en sintonía con todo, iluminando tenuemente el cielo, haciendo que su mente volará a viejos recuerdos.


~~"Y en la noche en que las estrellas salen, yo pienso en ti mi amor..."~~


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Sultan Mehmed "El Cruel"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora